Neurosis y psicosis conforman, junto con los trastornos de personalidad, todo el abanico de problemas psicológicos y trastornos mentales; distribuyéndose en estas 3 categorías.
Aún con todo, cabe recalcar que tanto las categorías diagnósticas como la concepción de “trastorno mental” cada vez se encuentran más en desuso. Esto se debe a varios hallazgos:
Pese a las evidencias, esta concepción clásica sigue presente en nuestra cultura y en la forma de concebir los problemas psicológicos. Se podría decir que es un mito socialmente integrado y aceptado. Lo que supone ciertos problemas para cualquier persona que acuda a un profesional de la salud mental y siga las “reglas” de este mito. Si le ponen un diagnóstico de salud mental, aumentan mucho las posibilidades de que dicha persona se limite aún más en la vida e incluso empiece a comportarse tal y como lo hace un “enfermo mental” con ese diagnóstico. Además, la gente tiende a autoevaluarse o a buscar su diagnóstico por internet como una forma de “solucionar” su malestar psicológico o ciertas conductas que ve como problemáticas en su vida; cuando hacer esto puede empeorarlo. Toca dejar la evaluación al psicólogo, mejor si es desde el análisis funcional del comportamiento y desde los modelos transdiagnósticos, para que luego ayude a la persona al cambio.
Sin embargo, puede resultar útil mostrar una diferenciación entre las problemáticas que entrarían dentro de neurosis y de psicosis; pero también se va a mostrar cómo existen similitudes si se aplica una visión fenomenológica y transdiagnóstica.
Las psicosis consistirían en delirios, turbulencia emocional y una pérdida de contacto con la vida. Las alucinaciones también se dan con frecuencia, pero no son necesarias para un diagnóstico. Todo ello conduce a una disfunción e insatisfacción social. Incluyen esquizofrenia, paranoia, esquizotipia, cuadros delirantes y esquizoafectivos.
En esta categoría, entraría todo aquel diagnóstico que se concibe como una respuesta a la realidad: ansiedad, depresión, patrones obsesivos, estrés, fobias, etc.
La mayor diferencia consiste en que la neurosis se ha entendido como una respuesta funcional a la realidad, mientras que a la psicosis se la concibe como disfuncional. También se diferencian en que en las psicosis aparecen delirios y alucinaciones, el comportamiento se aleja mucho más de lo socialmente aceptado y la vida diaria se llega a deteriorar mucho más.
Si lo comparamos desde una perspectiva fenomenológica de la psicología y desde los actuales modelos transdiagnósticos; podemos llegar a concebir que no hay mucha diferencia.
Utilizando como único ejemplo la evitación experiencial como factor transdiagnóstico, podemos llegar a ver cómo tanto la neurosis como la psicosis son formas diferentes de evitar experiencias que ya han ocurrido (recuerdos, dolor psicológico, estrés) o que pueden llegar a ocurrir (anticipación, ansiedad). Por lo que todas son respuestas funcionales, la visión de que un síntoma es disfuncional no tiene cabida en las leyes de la conducta humana y el análisis funcional. El delirio es totalmente útil para evitar esa parte de realidad que a la persona le hace daño, al igual que una persona con fobia que se deja llevar por su miedo y evita la situación “peligrosa”. Por supuesto, la evitación en estos términos solo es útil y funcional para disminuir el malestar; por el contrario, le aleja de vivir una vida plena.
Otra diferencia clásica entre ambas categorías es que la neurosis es mucho más abarcable por la psicoterapia, mientras que en la psicosis es imprescindible el tratamiento farmacológico. Las últimas evidencias señalan que esto parece ser otro mito más. Tanto es así que las mismas técnicas que se emplean para neurosis, están dando resultados para la psicosis; en algunos casos por encima del tratamiento farmacológico (Whitaker, 2021).
En 2021 se ha publicado el manual de “Modelos del cambio”; escrito por decenas de referentes en el campo de la psicología española, traducido al inglés y con gran acogida en el mundo anglosajón. En él se recoge toda la evidencia de la última década en la conceptualización y tratamiento de la psicosis. Sorprendentemente, técnicas y terapias que se han aplicado para los diferentes casos que comprenden la neurosis, también se han demostrado eficaces para la psicosis. Estas son: terapia cognitiva centrada en la persona, terapia metacognitiva, terapia de aceptación y compromiso, autorrevelaciones, terapia dialéctico-conductual, mindfulness, terapia centrada en la compasión, terapia familiar y diálogo abierto. Puedes pedir cita con un psicólogo para que te ayude.
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