La palabra monogamia proviene de dos términos griegos: “mono” que hace referencia a “uno” y “gamos” que significa “unión”. Se denomina monogamia a el estado de exclusividad afectiva y sexual en una relación entre dos personas. Se trata de un modelo relacional que existe desde hace años y en el que “la exclusividad no se da sólo en el plano de lo físico o sexual, sino también de lo emocional. He aquí la complejidad de nuestras relaciones y vidas emocionales como seres conscientes que requieren de consentimiento y consenso en sus vínculos.”
Las parejas que se encuentran dentro de la monogamia, se comprometen con una única persona. Es cierto que a nivel de pareja, este concepto viene muy vinculado a la sociedad en la que nos encontramos, ya que se ha adquirido como una norma esta forma de relacionarse. De esta forma, una pareja monógama establecería una serie de límites con otras personas fuera de esa pareja para tener esa “exclusividad” que esta forma de relacionarse busca.
Este concepto es además bastante ambiguo, en el que existen personas con una visión más rígida y estricta y como una forma de respeto y de amor y compromiso con la otra persona. Por otro lado, es cierto que otras personas tienen una visión más flexible y dan cabida a conductas no tan tradicionales fuera de esta visión tradicional.
Sin embargo, es cierto que en estos últimos años se han ido poniendo en práctica nuevas formas de relacionarse. Aquí podemos hablar de lo que conocemos como “poligamia”. Este concepto hace referencia al hecho de vincularse con varias personas en el ámbito sentimental con el conocimiento de todas ellas.
Es importante indicar que en este tipo de relaciones, tiene que haber una falta de celos y envidia por parte de ambos, ya que se basa en la confianza mutua. Estas personas se basan en un concepto que parte de ideas distintas en lo que el respeto y el amor se basa, entendiendo que no es necesario que exista una exclusividad para demostrarlo a la otra persona.
Debemos aprender a diferenciar entre este último término y relación abierta, ya que una relación abierta, al igual que la poligamia, pero en éste caso se vincula con una pareja con la posibilidad de mantener encuentros sexuales con otras personas (y el consentimiento de ésta).
Un aspecto clave del término de “relación abierta” es la ausencia de un vínculo emocional con el resto de personas, limitándose únicamente a encuentros sexuales. De esta forma, encontramos una intimidad emocional únicamente con la pareja con la que estas personas se comprometen y hayan establecido ese compromiso.
Es cierto, que la monogamia es una práctica relacional habitual hoy en día, pero proviene de hace cientos de años de las novelas griegas y su concepto de amor romántico. Sin embargo, como he mencionado anteriormente, se han incorporado nuevas formas de entender la forma de relacionarnos.
Las personas que se decantan por una relación monógama suelen ser personas que centran su foco a largo plazo, y buscan una mayor seguridad y rutina que las que dispersan su atención a varias personas. Uno de los beneficios más destacados de este tipo de relaciones es la intimidad y el nivel de conocimiento que adquirimos con las otras personas. A medida que pasa el tiempo, nos vinculamos más con esa persona y el esfuerzo por conocerla aumenta, haciéndolo así el nivel de confianza y apoyo que encontramos en ella.
Además, este tipo de relaciones garantiza en gran parte la tranquilidad por ambas partes de la relación, ya que la posibilidad de contraer alguna enfermedad queda reducida si ambas partes están comprometidos con la monogamia.
Sin embargo, la monogamia también tiene aspectos negativos. En primer lugar, y el motivo por el cual muchas personas rechazan este tipo de relaciones, es la monotonía y la rutina que encuentran relacionándose sentimental y sexualmente con una única persona. Para muchos, el hecho de cerrarse en este sentido a una persona les limita la posibilidad de experimentar y conocer otras cosas que piensan que les gustarían o motivarían más.
Otro aspecto que encontramos en contra de la monogamia sería el crecimiento personal y el cambio de ambos miembros de la relación a lo largo del tiempo. Este cambio normalmente desemboca en un cambio personal importante a lo largo del tiempo y de los años, por lo que es más fácil que la persona de la que estás enamorada o con la que estás comprometida ya no suscite en tí las mismas emociones que antes.
A pesar de todo esto, es cierto que al igual que nosotros evolucionamos a lo largo de la vida, nuestro concepto del amor también lo hace, y es habitual que personas poliamorosas hayan dedicado una etapa de su vida a este tipo de encuentros y con el tiempo vincularse a una persona de manera monógama.
A su vez, también ocurre habitualmente que tras un periodo de tiempo largo en el que dos personas se encuentran en una relación monógama decidan probar con la poligamia para acabar con ese aburrimiento que la rutina les produce.
Existen distintas formas de relacionarse con los demás y a su vez distintos conceptos de amor, respeto y fidelidad a una pareja. Sin embargo, la forma en la qué una persona se acaba vinculando con el resto viene determinada por la voluntad y la elección que esa persona haga.
La base de la comodidad y tranquilidad en ambos tipos de relaciones (tanto monogamia como poligmamia) se encuentra en la comunicación con la otra persona y encontrar puntos comunes en las necesidades de cada uno de los miembros, para así encontrar la forma en la que ambos se sientan cómodos y satisfechos con la forma que tienen de llevar la relación. Puedes pedir cita con un psicólogo para que te ayude. También puedes consultar nuestra guía: Comprender el espectro: diversos tipos de relaciones de pareja en el mundo actual.
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