El colesterol es una sustancia presente en el reino animal, similar a la grasa e indispensable para la vida, tanto es así que nuestro hígado lo produce en cantidad suficiente si no lo ingerimos a través de la dieta. Se encuentra en las membranas celulares de todas las células de nuestro organismo, desde el sistema nervioso al hígado o al corazón. El cuerpo necesita de él para poder sintetizar hormonas, ácidos biliares, vitamina D y otras sustancias.
Sin embargo, el aumento de colesterol en la sangre y su depósito en las arterias puede ser peligroso y producir arterioesclerosis. Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo, por lo tanto no es de extrañar que la sociedad tome medidas y se preocupe por tener unos niveles adecuados de colesterol.
Fruto de esta inquietud surgen mitos de lo más variados en torno a su figura. Aclarar que la mayoría de ellos proceden de estudios mal diseñados o con una metodología cuestionable que aporta información sesgada y que obedece más a intereses comerciales.
Uno de los mitos más extendidos afirma que el café sube el colesterol. Por un lado, añadir que esta bebida no contiene colesterol (por ser de origen vegetal); sin embargo tiene influencia en la forma en la que tu cuerpo lo produce.
La causa principal de esta afirmación se debe a que los aceites del café contienen alcoholes diperténicos como el cafestol y el kahweol, estos son los culpables del aumento de las cifras en aquellos consumidores de café sin filtrar.
Como conclusión aclarar que la forma en la que preparamos el café, la frecuencia y la cantidad, pueden influir sensiblemente en las cifras de colesterol basal; sin embargo en un consumo moderado que no supere dos tazas al día no tendría influencia notable.
Como todo producto que lleva grasas en su composición rápidamente lo asociamos a una subida de los niveles plasmáticos de colesterol; el chocolate por tanto sería un sospechoso habitual porque posee principalmente grasa saturada (ácido palmítico y esteárico) en cantidades apreciables.
Depende de la pureza en cacao y la cantidad de azúcar, la influencia que tendría sobre nuestra salud, al igual que sucede con el café, podemos decir que un chocolate no contribuye a elevar los niveles de colesterol. No obstante no podemos decir lo mismo de los chocolates azucarados y los sucedáneos.
Partiendo de la base de que nunca se debe recomendar el consumo de una bebida alcohólica, es importante señalar que todos los días se publican estudios sobre los efectos saludables del consumo de bebidas alcohólicas de baja graduación sobre nuestra salud; ninguno mencionará los perjuicios que superan con creces sus supuestos efectos beneficiosos.
Aunque estoy convencido de que vas a encontrar cientos de noticias que aseveran lo contrario, la influencia que puede tener el consumo de cerveza sobre nuestro colesterol es insignificante, ni sube el colesterol bueno conocido como HDL, ni baja el colesterol malo (LDL).
El huevo ha sido uno de esos alimentos demonizados porque hacía daño al hígado y porque disparaba tus niveles de colesterol, por estos motivos se limitó su consumo durante muchos años.
No hay evidencia científica que justifique limitar el consumo de huevos, el origen de esas creencias se sustenta porque en su composición nutricional, un huevo medio tiene unos 200 mg de colesterol en la yema. De este modo se establecía una relación directa: a mayor consumo de colesterol, mayores niveles en sangre, sin tener en cuenta otros muchos factores.
Hay poco que añadir, los huevos son un alimento muy nutritivo y saludable, que aportan proteínas de alta calidad, vitaminas, minerales, antioxidantes.
La historia del aguacate es realmente curiosa, hace unos años se le culpabilizaba porque su consumo subía nuestras cifras de colesterol (por la misma teoría de que poseía muchas grasas) y ahora es el héroe que nos ayuda a bajarlas.
En este caso podemos añadir que es cierto, que el aguacate puede tener un efecto beneficioso hipocolesterolemiante debido fundamentalmente a su contenido en grasas monoinsaturadas, a sus niveles de fibra dietética y a sus esteroles vegetales.
El cacahuete es una legumbre seca, que debido a su perfil lipídico (casi el 50% de su grasa es monoinsaturada y el 30% poliinsaturada mayoritariamente omega-6), junto a su aporte de fibra ayuda a reducir sensiblemente los niveles plasmáticos de “colesterol malo” conocido como LDL, sin afectar o en todo caso aumentando la fracción de “colesterol bueno” también conocido como HDL.
El colesterol que ingerimos a través de los alimentos tiene poco efecto sobre los niveles en sangre. Una parte importante del colesterol de nuestro organismo se produce en el hígado (cuanto más colesterol tenga la dieta menos produce y viceversa). El resto es aportado a través de la dieta y del colesterol presente en la bilis, parte del cual se vuelve a absorber en el intestino.
Por lo tanto muchos de los mitos que nacen en torno a la figura de este nutriente no tienen evidencia científica o se basan en estudios mal diseñados. Por eso, siempre que tengas dudas al respecto, consulta con un dietista-nutricionista o con un profesional sanitario colegiado. Si quieres conocer más cosas sobre el colesterol puedes consultar nuestra guía: Entender el colesterol: la amenaza silenciosa para su salud.
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