La violencia de género es una de las manifestaciones más claras de la desigualdad, subordinación y de las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres.
El hombre suele ejercer tal violencia tanto a nivel físico como psicológico provocando secuelas importantes en la salud física y mental de la víctima y lo normal es que sea llevada a cabo por parte de quien tiene o ha tenido una relación afectiva con la víctima. Es curioso observar que la única razón que lleva al agresor a ejercer tal violencia es simplemente por el hecho de ser mujer.
El objetivo final del agresor es producir daño y conseguir el control sobre la mujer, por lo que se produce de manera continuada en el tiempo y sistemática llegando a provocar como hemos citado anteriormente secuelas tanto físicas como psicológicas e incluso en los casos más graves lleva a provocar la muerte de la víctima.
Como hemos indicado, la violencia de género es un tipo de violencia en la que se ejerce daño de diferentes formas a una mujer y el maltrato luz de gas es uno de estos tipos de violencia.
Luz de gas es una forma de ejercer daño psicológico manipulando a una persona para que dude de sus percepciones y experiencias. De este modo de un modo sutil y poco a poco se va confundiendo a la víctima y ella misma llega a cuestionarse su propia experiencia y su propia realidad. Por tanto es una forma de violencia psicológica y atenta contra la salud mental de la víctima que la recibe.
El término luz de gas proviene de la obra de teatro británica luz de gas así como de las adaptaciones cinematográficas. El argumento se basa en la vida de un hombre que intenta convencer a su mujer de que está loca manipulando la realidad y haciendo ver a la mujer que está desmemoriada y equivocada hasta hacerla creer que está loca.
La persona abusadora que ejerce luz de gas tiene un objetivo clave que consiste en manipular a la víctima de modo en que termine perdiendo la confianza en su propia manera de percibir la realidad.
Es más difícil detectar las señales de alarma tanto para la víctima como para el entorno al no tratarse de violencia física.
El perfil psicológico del maltratador suele ser similar en todos los casos.
Suele ser una persona manipuladora, egocéntrica y narcisista cuyo objetivo es sentir el poder, dominar a la otra persona. Carece de empatía, se siente cómodo al mentir, negar, juzgar y generar malestar en la víctima y disfruta viendo sufrir a su víctima.
Normalmente esconde un sentimiento de inferioridad que necesita alimentar con la dependencia que ejerce sobre la víctima.
Por su parte la víctima suele ser una persona con falta de autoestima, insegura y desconfiada y con una gran dependencia emocional hacia el maltratador.
Es muy difícil identificar si lo estás sufriendo pero puedes atender a algunos síntomas tales como: cansancio constante, fatiga mental, dudas de tus propias acciones y pensamientos, no cesas de llorar y sientes que te estás apartando de tus amigos y familiares…
Si te has dado cuenta, tienes que contarlo y expresarlo, ese es el primer paso. Es muy importante que solicites ayuda profesional.
Sin embargo, el entorno tiene mucho que hacer al respecto. Si detectas que tu amiga o familiar está sufriendo una situación de maltrato no debes prohibir de raíz que corte la relación pues podría ser contraproducente.
Algunos consejos que pueden ayudarla serían animarla a que salga más a menudo con el fin de que se vaya separando de la víctima y recordarle que estás ahí para escucharla, para salir un rato o acompañarla simplemente a caminar .
Sabemos que es muy difícil salir de esta situación, la mejor manera es salir de la relación pero a veces es muy complicado hacerla por nuestros propios medios. Pero una forma de conseguirlo es contar con la ayuda de un psicólogo ya que te va a ayudar a detectar todos los mensajes manipulativos a los que te está sometiendo el maltratador y que te des cuenta de los hechos de una forma realista.
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