Claudia Castilla, Especialista Contenido Médico
Para muchos, la salud es una fuente constante de preocupación. Pero para algunos, esta preocupación puede volverse abrumadora y consumir cada pensamiento, cada momento. Este es el mundo de la hipocondría, un trastorno de la salud mental que puede tener un impacto devastador en la vida de una persona.
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La hipocondría, también conocida como trastorno de ansiedad por enfermedad, es una condición en la que una persona está convencida de que tiene o está en riesgo de tener una enfermedad grave, a pesar de que no hay evidencia médica para respaldar esta creencia. Los hipocondríacos a menudo malinterpretan los síntomas físicos normales como signos de una enfermedad grave.
Aunque la hipocondría puede parecer un trastorno menor en comparación con otros problemas de salud mental, es importante recordar que puede ser extremadamente debilitante. La constante preocupación por la salud puede llevar a la angustia emocional, el aislamiento social y la incapacidad para funcionar en la vida diaria.
La hipocondría es una afección que se caracteriza por una preocupación excesiva o irracional por tener una enfermedad grave. A menudo, las personas con hipocondría malinterpretan los síntomas físicos normales o menores, como dolores de cabeza o fatiga, como signos de una enfermedad grave, como un tumor cerebral o enfermedad cardíaca.
La psicóloga Julieta García Arias explica en su artículo que el origen posibles causas de la hipocondría “existen ciertos ciertos eventos en la vida del paciente, como la pérdida o enfermedad de un familiar, e incluso la convalecencia de un ser querido, pueden desencadenar un estado de ansiedad relacionado con la enfermedad. Por otro lado, escuchar a otra persona que se encuentra enferma, así como recibir información sobre alguna enfermedad pueden generar la ansiedad (Deacon y Abramowitz, 2008). Los pacientes hipocondríacos se han considerado tradicionalmente resistentes al tratamiento”. (Hoffmann et al., 2020).
Los principales síntomas de la hipocondría incluyen:
Este ciclo de preocupación y búsqueda de reafirmación puede ser extremadamente estresante y perjudicial para la vida diaria de una persona.
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y la hipocondría pueden tener síntomas similares, como pensamientos obsesivos y comportamientos compulsivos. Sin embargo, hay algunas diferencias clave entre estas dos condiciones.
En el TOC, los pensamientos obsesivos suelen estar relacionados con miedos irracionales, como el miedo a la contaminación o a causar daño a otros. Estos pensamientos llevan a comportamientos compulsivos, como lavarse las manos repetidamente o comprobar las cosas una y otra vez.
Por otro lado, en la hipocondría, los pensamientos obsesivos están relacionados con la salud y la enfermedad. Las personas con hipocondría pueden pasar horas al día preocupándose por su salud y buscando signos de enfermedad. Aunque estas preocupaciones pueden llevar a comportamientos compulsivos, como buscar información médica en línea o realizar chequeos médicos frecuentes, el foco está en la salud, no en los miedos irracionales.
La psicóloga Inmaculada Martínez Sanchís ofrece en su artículo una serie de recomendaciones para superar tanto el TOC como la hipocondría:
En resumen, aunque el trastorno obsesivo compulsivo y el trastorno de ansiedad por enfermedad comparten ciertos puntos en común en lo que respecta a la ansiedad, sus tratamientos difieren debido a las variaciones en la naturaleza de los síntomas.
La ansiedad y la hipocondría están estrechamente relacionadas. De hecho, la hipocondría es un tipo de trastorno de ansiedad, lo que significa que está caracterizada por una preocupación excesiva e irracional.
La ansiedad puede manifestarse de muchas maneras, y en el caso de la hipocondría, se manifiesta como una preocupación constante por la salud. Esta preocupación puede ser tan intensa que puede interferir con la capacidad de una persona para funcionar en su vida diaria. La psicóloga Lucia Romero Iglesias reconoce que “de la misma forma que la hipocondría es frecuente en personas con ansiedad o predisposición a la ansiedad, el comienzo de la hipocondría suele estar relacionado con experiencias de enfermedad bien en el propio paciente o en sus familiares o personas cercanas (por ejemplo, una muerte cercana por cáncer o un diagnóstico médico de un familiar, etc.).
La nosophobia y la hipocondría son dos trastornos de salud mental que están relacionados con el miedo a la enfermedad. Sin embargo, hay algunas diferencias clave entre estas dos condiciones.
La nosophobia se caracteriza por un miedo específico a una enfermedad en particular. Por ejemplo, una persona con nosophobia puede tener un miedo intenso a contraer cáncer, incluso si no hay ninguna razón médica para este miedo. Este miedo puede ser tan intenso que puede interferir con la vida diaria de la persona.
Por otro lado, la hipocondría se caracteriza por un miedo general a la enfermedad. Las personas con hipocondría a menudo tienen miedo a una variedad de enfermedades, no solo a una en particular. También pueden pasar mucho tiempo buscando signos de enfermedad y buscando reafirmación de los médicos.
El psicólogo Alejandro Ramírez reconoce que “en ambos trastornos son comunes la preocupación por la enfermedad (creencias) y la aparición de ansiedad (emociones). Sin embargo, hay ciertas diferencias:
Se diferencian en las creencias sobre la salud y en los comportamientos para disminuir la intensidad de la emoción. Si quieres conocer más información puedes leer su artículo: Nosophobia vs hipocondría: diferencias y similitudes.
Ambas condiciones pueden beneficiarse de tratamientos similares, incluyendo [terapia cognitivo-conductual](https://www.doctoralia.es/blog/terapia-cognitivo-conductual-que-es-en-que-consiste) y medicación.
Hay varias técnicas que pueden ayudar a manejar la hipocondría y a calmar un ataque hipocondríaco. La psicóloga Carolina Lozano aconseja una serie de estrategias para combatir la hipocondría. Estas son algunas de ellas:
Otra técnica útil es la exposición y la prevención de respuesta. Esto implica enfrentar gradualmente los miedos y resistir la tentación de realizar comportamientos compulsivos, como buscar información médica en línea. Con el tiempo, esto puede ayudar a reducir la ansiedad y la preocupación por la salud.
El diagnóstico de la hipocondría se basa en los síntomas reportados por el paciente, así como en una evaluación psiquiátrica completa. Es importante descartar cualquier enfermedad física que pueda estar causando los síntomas antes de diagnosticar la hipocondría.
El tratamiento de la hipocondría a menudo implica una combinación de terapia cognitivo-conductual (TCC) y medicación. La TCC ayuda a las personas a reconocer y cambiar patrones de pensamiento negativos y destructivos, mientras que los medicamentos, como los antidepresivos, pueden ayudar a aliviar los síntomas de ansiedad.
El psicólogo Carlos Postigo recomienda en su artículo consejos para tratar la hipocondría. Estos son algunos de ellos:
En conclusión, la hipocondría es un trastorno de salud mental que se caracteriza por una preocupación excesiva e irracional por la salud. Puede ser extremadamente debilitante, pero con el diagnóstico y tratamiento adecuados, es posible superar este trastorno.
Si sospechas que puedes estar lidiando con la hipocondría, es importante buscar ayuda profesional. Un psicólogo puede proporcionar un diagnóstico preciso y ayudar a desarrollar un plan de tratamiento efectivo.
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