Elena de Castro Garcia
Dietista Nutricionista
La hipertensión arterial, que se conoce como presión arterial alta, es una condición médica crónica que afecta a 1 de cada 4 personas en todo el mundo, según datos de la OMS. Se caracteriza por la presión excesiva de la sangre en las paredes de las arterias, lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares entre otras, si no se controla adecuadamente.
Vamos a abordar, a continuación, qué es la hipertensión, sus síntomas, causas frecuentes y, sobre todo, cómo la alimentación puede desempeñar un papel crucial en su manejo y prevención.
¿Qué es la hipertensión?
La hipertensión arterial se define como la presión sostenida y elevada de la sangre en las arterias. Normalmente, la presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg) y se expresa mediante dos números: la presión sistólica (el número superior) y la presión diastólica (el número inferior). La presión arterial normal se considera inferior a 120/80 mmHg, mientras que la hipertensión se diagnostica cuando la presión arterial es igual o superior a 140/90 mmHg.
Síntomas de la hipertensión
Los síntomas de la hipertensión pueden variar de una persona a otra, y en muchos casos no presentar síntoma alguno, es por ello que se denomina “el asesino silencioso” puesto que en muchos casos no presenta síntomas evidentes. Sin embargo, en algunos casos, puede causar dolores de cabeza, mareos, visión borrosa, fatiga y palpitaciones. Es importante recalcar que en muchas ocasiones estos síntomas no aparecen hasta que la tensión arterial es muy alta provocando complicaciones graves y aumentando el riesgo de accidente cerebrovascular, enfermedad cardíaca y renal, entre otros problemas de salud.
Causas frecuentes de la hipertensión
La hipertensión puede ser causada por una gran variedad de factores.
Entre los factores de riesgo modificables se incluyen el estilo de vida y la dieta. Son los hábitos de vida poco saludables los que desempeñan un papel importante. El consumo excesivo de sodio, el bajo consumo de potasio, el sobrepeso u obesidad, el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol y tabaco y el estrés crónico son los principales factores de riesgo sobre los cuales se puede actuar.
Los factores de riesgo no modificables incluyen los antecedentes familiares de hipertensión, que aumentan el riesgo de desarrollar la condición, la edad superior a 65 años, y la concurrencia de otras patologías.
Se caracteriza por la presión excesiva de la sangre en las paredes de las arterias.El papel de la alimentación en el control de la presión arterial
Una dieta saludable y equilibrada desempeña un papel esencial en el control y la prevención de la hipertensión. Se recomienda seguir una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales, proteínas magras y grasas saludables, y limitar el consumo de alimentos procesados, ricos en sodio, grasas saturadas y azúcares añadidos.
Las estrategias nutricionales específicas que ayudan a reducir la presión arterial:
1. Dieta DASH:
La dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) ha demostrado que reduce efectivamente la presión arterial. Está basada en el consumo de alimentos ricos en potasio, calcio, magnesio y fibra, como frutas, verduras, nueces, legumbres y productos lácteos bajos en grasa.
2. Reducción del consumo de sal:
Limitar la ingesta de sodio es fundamental para controlar la hipertensión. La recomendación es no superar 2,3 miligramos de sodio por día, lo que equivale a aproximadamente una cucharadita de sal. Leer las etiquetas de los alimentos y evitar el uso excesivo de sal al cocinar son estrategias útiles.
3. Aumento de la ingesta de potasio:
El potasio contrarresta los efectos negativos del sodio en la presión arterial. Las frutas y verduras como plátanos, naranjas, espinacas, brócoli y patatas son excelentes fuentes de potasio que deben estar incluidas en la dieta.
4. Control del peso corporal:
Mantener un peso saludable es esencial para controlar la presión arterial. La combinación de una dieta equilibrada y ejercicio regular puede ayudar a perder peso y mantenerlo a largo plazo.
5. Moderación en el consumo de alcohol y cafeína:
El consumo excesivo de alcohol y cafeína puede aumentar la presión arterial. Se recomienda eliminar o limitar al máximo la ingesta de alcohol y moderar el consumo de cafeína.
En conclusión, la hipertensión arterial es una condición frecuente y grave y es por ello que requiere atención y manejo adecuados.
Es importante realizar controles periódicos, especialmente si se tienen factores de riesgo conocidos. La detección temprana y un correcto abordaje son esenciales para prevenir complicaciones graves.
Una vez diagnosticada, seguir el tratamiento médico recetado y adoptar hábitos alimenticios saludables son las estrategias principales a seguir. Centrarse en una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras, y limitar el consumo de alimentos procesados y ricos en sodio, puede ayudar a reducir la presión arterial y promover la salud cardiovascular a largo plazo.
Es importante recordar que cada paciente es único y por lo que requiere un enfoque personalizado. Se recomienda consultar con un profesional de la salud, dietista-nutricionista, para desarrollar un plan dietético adaptado a las necesidades individuales y condiciones médicas específicas.
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