Qué es el fracaso escolar: síntomas y tratamiento

El fracaso escolar es un fenómeno complejo que provoca gran preocupación actualmente. Son muchos los padres con hijos que presentan esta problemática, para los que es importante que sus hijos estudien. Las cifras de fracaso y abandono escolar son llamativas, lo que evidencia el fracaso del sistema educativo. Por otro lado, el mensaje que recibimos a través de todos los medios y desde todas las instituciones es que si tienes una formación académica es más probable que tengas un mejor futuro laboral. Sin embargo, encontramos niños que asisten a la escuela y no aprenden de la misma forma que el resto de sus compañeros, necesitando más tiempo para adquirir contenidos o habilidades, o incluso otros sistemas de metodología. Los motivos son diversos por lo que el abordaje de estos no siempre es el mismo.

Origen multicausal

El origen de esta problemática es multicausal, por un lado, están los factores externos y de complicado cambio, por ejemplo, los relacionados con la institución escolar. Es frecuente escuchar a estos profesionales que no tienen formación ni recursos para abordar muchos de los casos que tienen en el aula. Asimismo, los sistemas políticos ayudan a favorecer este escenario negativo, haciendo continuas modificaciones del sistema educativo con intereses que no son precisamente para el alumno/a. Por desgracia, podemos hacer poco para mejorar el ámbito educativo y político a este respecto.

Por otro lado, nos encontramos con el sistema metodológico y didáctico utilizado en las aulas. Parte de la dificultad que puede encontrar el alumno para entender algunas asignaturas depende de cómo la explica el profesor. Muchos de los contenidos que imparten los docentes no interesan a los alumnos porque no pertenecen a su mundo, no están lo bastante adaptados a las edades, para despertar la motivación de niños y adolescentes.

¿Qué pueden hacer las madres y los padres para evitar el fracaso escolar?

Dentro de las familias sí es posible hacer algunos cambios que pueden tener efectos positivos en nuestros hijos. Ya que algunas de las causas que contribuyen a esta problemática se hallan en el ámbito familiar. Hay familias que por sus circunstancias particulares se ven obligadas a dar prioridad a otros aspectos que no es el mundo académico de sus hijos. Por ejemplo, padres que deben trabajar durante largas jornadas laborales o sin recursos económicos. Asimismo, no es extraño encontrarnos con problemas familiares, como pueden ser conflictos de pareja, violencia, pobreza, inmigración, carencia de recursos emocionales, etc. También nos encontramos con situaciones en las que los padres viven los fracasos de sus hijos como sus propios fracasos, repercutiendo de manera negativa en estos menores. Tan negativo es el exceso de preocupación por los estudios de los hijos como el desinterés por los mismos.

Ante este panorama, ¿qué puede hacer una familia que le preocupa el fracaso escolar de su hijo? Como medidas preventivas es recomendable estar atento a:

• El desarrollo físico y psíquico del niño, asistiendo a todas las revisiones pertinentes del menor y detectando cualquier desviación que pudiera aparecer.
• Procurarle las necesidades afectivas y participar de forma activa en la vida escolar del niño (AMPAs, fiestas, celebraciones, etc.).
• Cuidar el espacio de estudio, sus tiempos, márcale metas posibles, animarle a seguir intentándolo.
• Supervisar su proceso de aprendizaje, hablando con los profesores, marcándole el tiempo de ocio y disfrute, participar en su mundo afectivo e instaurar la afición a la lectura.

¿Y qué se puede hacer si las dificultades académicas persisten?

Puede ocurrir que, aún tomando todas las medidas oportunas indicadas, aparezcan dificultades académicas que sean el preludio de un fracaso escolar. Existen otros factores intervinientes a nivel interno del niño relacionados con factores psicológicos y fisiológicos.

Entre los primeros podemos encontrar:

• Desmotivación (falta de interés)
• Dificultades emocionales
• Desajustes en la personalidad
• Carencias afectivas, etc.

Con respecto a los factores fisiológicos pueden aparecer:

• Dificultades en el lenguaje
• Problemas visuales
• Problemas auditivos
• Cualquier otro órgano del cuerpo puede contribuir al bajo rendimiento del menor

Es de primordial importancia que los padres, la escuela y profesores estén atentos a estas situaciones, así como a la toma de las medidas oportunas. El fracaso escolar puede estar enmascarando otras razones que aparentemente no parecen tener relación.

Sería recomendable además de revisiones médicas, una evaluación psicológica para detectar posibles problemas de aprendizaje o de otro tipo que puedan estar motivando dicha respuesta del menor. Estudios longitudinales han sugerido que no detectar y abordar estos problemas durante la infancia y adolescencia puede tener consecuencias importantes en la vida adulta (Sandín, 1997).

Muchos de los problemas emocionales en población adulta tienen su origen en dificultades durante los primeros años de vida, que han pasado desapercibidos y se han enmascarado, no siendo detectados ni tratados. Es habitual que un aparente fracaso escolar haya sido afrontado por los padres acudiendo a distintas academias extraescolares o profesores particulares, no obteniendo ningún resultado por mucho que se insista por ese camino. Un ejemplo de esto lo podemos encontrar en la depresión infantil.

Depresión infantil

Un estado depresivo en un niño o adolescente no se manifiesta de la misma manera que en un adulto. Este hecho hace que en multitud de ocasiones la depresión no sea diagnosticada y pase desapercibida. Y esta situación se interpreta como que el niño es perezoso y se niega a estudiar. Durante muchos años se ha tenido la creencia popular de que los niños no se deprimen porque no tienen responsabilidades ni problemas importantes pero la realidad es otra (Gallego, 2020; Méndez, Espada, Orgilés, 2011).

Entre los síntomas principales que nos puede alertar de que debajo de la desmotivación hay una depresión enmascarada está:

• Un estado de ánimo irritable con ira persistente
• Frustración
• Pasotismo
• Alteraciones de conducta
• Quejas físicas
• Cambios en el apetito
• Alteraciones del sueño y psicomotor (enlentecimiento o agitación)
• Sentimientos de inutilidad
• Negativismo
• Baja autoestima etc.

En niños menores de 6 años son frecuentes las quejas psicosomáticas y enuresis. Los síntomas de la depresión en adolescentes son más interiores y de mayor intensidad, relacionándose con abuso de alcohol y drogas, conductas agresivas e incluso delictivas, problemas de conducta y de alimentación, llegando a intentos autolíticos (Méndez, Espada, Orgilés, 2011).

En estos casos los profesores dan quejas constantes a los padres como que sus hijos parecen que están en su mundo, que no se concentran, que no paran de interrumpir a los compañeros o que no quieren esforzarse. Cabe destacar que estos niños también tienen rechazo a la escuela. Es complicado que con estos problemas internos un niño o adolescente pueda encontrar la motivación necesaria para rendir en el ámbito escolar.

Ante este panorama de difícil resolución una posible vía para mejorar, entre otras, sería un abordaje multidisciplinar, en la que ante el fracaso escolar de niños y adolescentes hubiera una intervención en conjunto tanto de los profesores, familias y profesionales de la salud, si fuera necesario. El mejor método para prevenir problemas futuros en la vida adulta es la prevención a lo largo de la infancia y adolescencia. Además distintos programas que se han llevado a cabo han demostrado su eficacia en el abordaje de esta problemática (Jurado, Madrona, y Dato, 2020).

Cuando observamos casos de fracaso escolar no podemos poner el foco en que el niño no quiere estudiar o es perezoso, hay que considerar posibles factores que puedan estar contribuyendo a ello, muchos de ellos ajenos al propio menor. Es frecuente que tanto profesores como padres exijan al niño un nivel ante el cual los menores se sienten incapaces de alcanzar, complicando aún más el problema. No dudes en consultar a un psicólogo para que te ayude a afrontar un caso de fracaso escolar de la mejor manera posible.

Referencias

• Gallego Iborra, A., García Aguado, J., Pallás Alonso, C. R., Rando Diego, Á., San Miguel Muñoz, M., Sánchez Ruiz-Cabello, F. J., … y Mengual Gil, J. M. (2020). Cribado de la depresión mayor en la infancia y adolescencia (parte 1). Pediatría Atención Primaria, 22(86), 195-206.
• Garrido Yserte, R., Gallo-Rivera, M. T., y Martínez-Gautier, D. (2020). ¿Cuáles son y cómo operan los determinantes del fracaso escolar? Replanteando las políticas públicas para el caso de España y sus regiones. International Journal, 1(4), 509-540.
• Jurado, M. Á. A., Madrona, P. G., y Dato, J. F. O. (2020). Efectos del programa Promociona contra el fracaso escolar en alumnos de raza gitana. Revista de Investigación Educativa, 38(2), 345-358.
• Méndez, F.X., Espada, J.P. y Orgilés, M. (2011). Depresión Infantil y Adolescente. Psicopatología, Evaluación y Tratamiento Psicológico. Madrid: Safekat,S.L.
• Sandín, B. (1997). Ansiedad, Miedos y Fobias en Niños y adolescentes. Madrid: Dykinso.

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