Según el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) el estrés postraumático es un trastorno mental complejo, que puede afectar a individuos de todas las edades y géneros, después de haber experimentado o presenciado un evento traumático. Se estima que el 50% de mujeres y del 60% de hombres padecerán un evento traumático a lo largo de la vida, con una prevalencia de desarrollo de TEPT de un 7% (Pietrzak, 2011). En este artículo, exploraremos detalladamente qué es el estrés postraumático, sus síntomas, las fases por las que atraviesa, las posibles causas subyacentes y estrategias para superarlo.
Los síntomas del estrés postraumático pueden manifestarse de diversas formas y pueden persistir durante meses o incluso años después del evento traumático, causando un gran impacto en la vida de la persona afectada. Los síntomas más habituales son (APA, 2013):
Eventos traumáticos: la causa más prevalente del estrés postraumático está vinculada directamente a eventos traumáticos que representan amenazas significativas para la integridad física o emocional de un individuo. Entre estos eventos se incluyen:
Experiencias de vida traumáticas: además de eventos específicos, ciertas experiencias de vida traumáticas también pueden ser desencadenantes del estrés postraumático. Estas incluyen:
El estrés postraumático se manifiesta a través de diversas fases que reflejan la complejidad y la intensidad del trastorno. A continuación, se detallan las principales fases del estrés postraumático (American Psychiatric Association, 2013):
Reacción aguda: en esta fase inicial, el individuo experimenta una intensa respuesta emocional al trauma reciente. Los síntomas pueden incluir:
Reexperimentación del trauma: durante esta fase, el individuo enfrenta la reexperimentación involuntaria del evento traumático a través de varios medios. Los síntomas pueden incluir:
Evitación: en esta fase, el individuo intenta evitar consciente o inconscientemente cualquier estímulo o situación que le recuerde el trauma. Los síntomas pueden incluir:
Hiperactivación: esta fase se caracteriza por una intensa activación fisiológica y emocional. Los síntomas pueden incluir:
Superar el estrés postraumático requiere un enfoque integral que abarque aspectos psicológicos, emocionales y sociales. Además de las estrategias tradicionales como la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia de exposición, la terapia de aceptación y compromiso (ACT) se ha revelado como una herramienta efectiva en la recuperación del estrés postraumático.
Terapia cognitivo-conductual (TCC): esta terapia se enfoca en identificar y modificar pensamientos y comportamientos negativos relacionados con el trauma. Sus elementos clave incluyen (Binson et al, 2013):
Terapia de exposición: la terapia de exposición implica la exposición gradual y controlada a recuerdos y situaciones asociadas al trauma. Sus elementos clave incluyen (Foa et al, 2009)
Terapia de aceptación y compromiso (ACT): la ACT es una terapia basada en la aceptación de experiencias internas difíciles y el compromiso con acciones que reflejen los valores personales. Sus elementos clave incluyen:
Esta combinación de enfoques terapéuticos puede brindar una perspectiva integral y efectiva para superar el estrés postraumático, ayudando a los individuos a reconstruir sus vidas y avanzar hacia un futuro más saludable y equilibrado.
El estrés postraumático es un trastorno mental grave que puede tener un impacto significativo en la vida de quienes lo experimentan. Sin embargo, con el tratamiento adecuado y el apoyo emocional, es posible superarlo y recuperar una calidad de vida saludable. Es importante buscar ayuda de un psicólogo si se experimentan síntomas persistentes de estrés postraumático y recordar que no estás solo en el camino hacia la recuperación.
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