El estigma es una construcción social que incluye creencias negativas, sentimientos de menosprecio y rechazo hacia otras personas, por el mero hecho de ser diferentes, y que nos sirve para apartar de “nosotros” lo que no nos gusta y nos parece malo de “ellos”.
Goffman (2001), definió el estigma como “un proceso dinámico de devaluación que desacredita significativamente a un individuo ante los ojos de los demás”.
Estigma y discriminación son dos “buenos amigos” que van siempre de la mano y que provocan un gran sufrimiento en las personas afectadas y en sus familias (dolor emocional, sentimientos de injusticia, vergüenza, indefensión, baja autoestima, etc.).
El cerebro humano tiende a categorizar, es decir, a marcar, etiquetar y clasificar todo aquello que le rodea. Para llevar a cabo esta función, el cerebro utiliza la información de la que dispone, la cual en muchas ocasiones está distorsionada, incorrecta, con prejuicios o basada en creencias negativas.
Sin darnos cuenta de este “error en la información”, procedemos a “marcar” a las personas como “iguales/diferentes, agresivas/tranquilas, predecibles/impredecibles, válidas/no válidas, etc.”
Tras procesar esta información, las personas pasan a la acción discriminando a este colectivo al que ha despreciado y minusvalorado, sin reparar en que esos mitos y falsas creencias pueden estar condicionando la emisión de un tipo de conductas erróneas que lejos de ayudar a esta sociedad, la vuelven menos accesible e inclusiva, perjudicando severamente la recuperación y estabilización de las personas afectadas.
Favorecer la toma de conciencia. La sociedad debe tomar conciencia de que los trastornos mentales y neurológicos están al alcance de todas las personas: hoy son “ELLOS” y mañana podemos ser “NOSOTROS”. Así mismo, debemos practicar la empatía y darnos cuenta de que estigmatizando a estas personas en ningún momento les estamos ayudando a mejorar, sino que les estamos cargando con un “lastre” que no les corresponde.
Sacar a la luz los logros, acciones y valores positivos de estas personas. Utilizando los medios de comunicación para llegar a todo el público, donde se transmita información rigurosa y contrastada para ayudar a desmontar todos esos prejuicios y creencias negativas que condicionan el comportamiento de las personas.
Favorecer la inclusión y la colaboración en la sociedad. Si en el día a día, convivimos con este colectivo y compartimos nuestras actividades diarias, disfrutaremos de nuestras relaciones y observaremos en primera persona cómo todos esos prejuicios y creencias negativas se van desmontando por sí solas.
Formación. Es necesario contar con profesionales expertos en salud mental, pero además lograr formar y visibilizar la salud mental desde el inicio del sistema educacional ya que favorecerá las relaciones, la inclusión, el respeto, la convivencia, etc., ayudando a reducir el estigma.
Cree en ti: no te olvides de quién eres y de tus objetivos (empoderamiento). Tú no eres un trastorno mental o neurológico (soy esquizofrénico, bipolar, etc.), eres una persona que tiene una enfermedad (soy Ana/Javier/Juan/María y tengo esquizofrenia).
Focaliza en lo positivo: antes de irte a la cama, tómate un tiempo para recordar todas las cosas que has podido hacer por ti mismo/a (autoeficacia) y cómo te han hecho sentirte (autoestima).
Persevera: no estás solo, no te escondas, rodéate de personas “vitamina”. Cada vez somos más los que hemos logrado despojarnos de los prejuicios y las creencias negativas.
Busca ayuda profesional: no pierdas la esperanza, trabajando de forma conjunta podrás iniciar el camino del crecimiento y mejorar la calidad de vida.
La estigmatización en la salud mental actualmente sigue siendo una realidad que muchas personas están sufriendo, afectando no solo al sujeto en concreto, sino también a todo su entorno más cercano (familia y amigos) mermando la calidad de vida de todos ellos.
Tomar conciencia y erradicar la estigmatización, son dos asignaturas pendientes de nuestra sociedad. Por ello es necesario incluir en nuestra actividad diaria actitudes como: formación, tolerancia, inclusión, empatía, respeto, colaboración, participación, etc.
Puedes seguir informándote sobre los trastornos mentales en esta guía.
Referencias
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