Artículos 06 mayo 2024

Una edad avanzada no es sinónimo de tener problemas graves de memoria

Rosabel Alemán Psicólogo
Rosabel Alemán
Psicólogo

A menudo escuchamos a personas que justifican problemas de memoria de alguna persona mayor afirmando que “son cosas de la edad”. Esto podría ser cierto si se tratase de un problema leve, pero la realidad es que, a menudo, se usa cuando la persona puede estar sufriendo problemas graves de memoria, problemas conductuales o comportamientos fuera de lo común. Así nos encontramos restándole importancia y asumiendo que es así porque tienen una determinada edad, son muy mayores y “son achaques típicos”.

Esta idea errónea, negativa y estereotipada sobre la vejez, puede ocasionar a menudo que existan personas muy mayores con enfermedades no diagnosticadas, que no reciban un tratamiento adecuado acerca de su patología, porque su entorno considera que los síntomas que padece son algo que, inevitablemente acompañan al proceso de la vejez, y por considerarlo lo “normal” no creen que se deba hacer nada al respecto.

Si bien es cierto, que con la edad aumenta la probabilidad de tener olvidos de memoria (existiendo una mayor tasa de olvidos en las actividades diarias en comparación con población joven) debemos diferenciar entre olvidos normales y olvidos patológicos.

Diferencia entre olvidos normales y olvidos patológicos:

  • Olvidos normales asociados a la edad: son olvidos benignos, que no interfieren de forma grave en las actividades de la vida cotidiana y solamente lo hacen de una manera mínima. Por ejemplo: no acordarse de dónde ha dejado las gafas o las llaves, no recordar el nombre de personas que le acaban de presentar y/o no acordarse de tomar alguna medicación por poner algunos ejemplos. Estos olvidos pueden ser de muchos tipos, pero, aunque suelen aumentar de frecuencia con la edad, se mantienen bastante estables a lo largo del tiempo.

Las personas que empiezan a sufrir olvidos normales asociados a la edad, normalmente se muestran preocupadas porque se comparan con unos años atrás cuando no sufrían con tanta frecuencia este tipo de olvidos. Pero en la mayoría de los casos, no suelen tener mayor importancia. Incluso la hipervigilancia hacia ellos puede producir un estrés añadido que como un bucle que se retroalimenta puede ocasionar que aumenten estos olvidos sin que exista motivo aparente.

  • Olvidos patológicos: es progresivo, es decir los olvidos irán a más hasta el punto de interferir de forma significativa en las actividades del día a día y se van produciendo también déficits en otras funciones cognitivas como la orientación, el lenguaje, la planificación… La persona se va volviendo cada vez más dependiente y no suele ser consciente del todo de sus déficits. Por ejemplo, querer conducir cuando la capacidad de orientación está mermada. También se suele producir un cambio de hábitos sin motivo aparente que dista de lo que la misma persona ha hecho siempre, como por ejemplo, dejar de ducharse o de cocinar en algunos casos.

Estas dos condiciones, olvidos benignos y patológicos, en un primer momento se pueden solapar o puede haber cierta ambigüedad, pero el aumento creciente de forma alarmante y la interferencia en el día a día, es lo que nos puede dar pistas de que algo no va bien.

Cuando los olvidos patológicos se dan en personas de edad muy avanzada, mayores de 80 años por ejemplo, se le puede restar importancia por considerarlo algo típico de la edad lo que puede retrasar su diagnóstico y tratamiento.

mujer anciana sonriente gafas de ver Debemos prestar especial atención a aquellas personas mayores que tienen olvidos muy frecuentes de memoria que ocasionan detrimento en su día a día.

Recomendaciones

Por tanto, si a tu alrededor hay alguien mayor y detecta alteraciones no puntuales, significativas en su memoria o en su conducta y/o alteraciones en sus patrones de comportamiento habituales, o si tienes dudas para distinguir entre si lo que notas en tu familiar son olvidos normales o si son patológicos, no dudes en consultar a algún profesional del ámbito sanitario (consulta médica habitual o especialista en neurología, neuropsicología o gerontología) que te orientará hacia un diagnóstico y un futuro tratamiento de ser necesario.

A menudo, las personas establecen una relación directa entre edad avanzada y pérdida de memoria grave, dando por hecho que esto es lo habitual, cuando en absoluto tiene porque ser así.

Si observamos en nuestro entorno, seguramente encontraremos personas de edad avanzada que, salvo por los típicos olvidos normales de la edad, mantienen un cerebro en forma, acorde a la etapa vital en la que se encuentran.

Por este motivo, sí que debemos prestar especial atención a aquellas personas mayores que tienen olvidos muy frecuentes de memoria que ocasionan detrimento en su día a día, cambios en sus rutinas, o cambios de conducta, comportamentales, etc. No demos por hecho que por ser muy mayor lo normal sea el deterioro de las capacidades y la dependencia. Si detrás de esos cambios se esconde alguna patología neurodegenerativa es preciso un diagnóstico temprano. No dudes en pedir cita con un psicólogo si tienes dudas.

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