A pesar de que muchas personas confunden los conceptos de trastorno mental y enfermedad y que, incluso, en la comunidad científica se utilizan como términos sinónimos, en realidad son diferentes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es “un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”.
Tanto los trastornos como las enfermedades mentales suponen una ausencia de salud, ahora bien, hay diferencias entre ambos conceptos, como explicaremos a continuación.
Un trastorno mental es un conjunto de síntomas distintivos que provocan un malestar o riesgo, clínicamente significativos, para la salud de una persona. Implica una alteración de la cognición, la regulación de las emociones o la conducta del individuo. Se asocia a la angustia o a una discapacidad funcional en áreas importantes. Algunos ejemplos conocidos son la ansiedad, la depresión, TOC (trastorno obsesivo-compulsivo), entre otros. Un trastorno mental no presenta una causa orgánica determinante.
Las enfermedades mentales son procesos patológicos en los que hay una causa orgánica. Puede deberse a razones genéticas, lesiones cerebrales, alteraciones en el funcionamiento metabólico cerebral… Esto implica la necesidad de tratamiento farmacológico. Entre las enfermedades mentales encontramos la esquizofrenia, trastornos delirantes, trastorno bipolar, etc.
Un síndrome es un conjunto significativo de síntomas, que ocurren a la vez y que dan lugar a una patología. Algunos ejemplos son: síndrome de estrés postraumático o el síndrome de Munchausen.
En psicología, un síntoma es la realidad objetiva de que algo no va bien. Es una manifestación de dolor, sufrimiento, que el propio paciente expresa y que le causa malestar (por ejemplo, dificultad respiratoria, desmotivación, problemas para dormir…) o bien es una conducta de esa persona, que los demás interpretan como significativamente rara o patológica (habla de personas que no existen, todo debe estar colocado en un orden determinado, tiene una conducta impulsiva y agresiva, etc.).
El síntoma es reflejo de una enfermedad o de un trastorno, aunque por sí mismo no lo determina. Por ejemplo, el llanto frecuente es un síntoma que puede reflejar depresión, trastorno adaptativo, duelo, etc. La valoración psicológica completa es la que llevará al diagnóstico específico. El diagnóstico es básico para poder establecer la línea terapéutica que se seguirá.
En realidad, lo que el paciente explica son los síntomas y el profesional de la salud es quien establece el diagnóstico para determinar si se trata de una enfermedad o un trastorno y el tratamiento más adecuado. Esto es muy importante porque, frecuentemente, las personas consultan sus síntomas en Internet y puede llevarles a resultados erróneos, porque un mismo síntoma puede corresponderse con distintas patologías.
Para obtener más información, te recomendamos que consultes nuestra guía sobre trastornos mentales.
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