Artículos 22 julio 2024

Diagóstico y tratamiento del Alzheimer

Dr. Rubén Alcantud Geriatra
Dr. Rubén Alcantud
Geriatra

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad de Alzheimer es la principal causa de demencia a nivel mundial. En la actualidad, se estima que afecta a más de 55 millones de personas en el mundo y esta cifra aumentará de forma exponencial en las próximas décadas debido al envejecimiento progresivo de la población.

Factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer

Los principales factores de riesgo para la enfermedad de Alzheimer incluyen la edad avanzada, que es el factor más importante, con un aumento progresivo de la incidencia y prevalencia al envejecer. El sexo femenino presenta mayor riesgo. Los factores genéticos, aunque raros, están relacionados con formas de inicio temprano. Los factores de riesgo cardiovascular como hipertensión, obesidad, sedentarismo, tabaquismo y diabetes también son relevantes. Otros factores incluyen antecedentes de traumatismos craneales, depresión en etapas tardías de la vida y bajo nivel educativo.

Causas de la enfermedad de Alzheimer

Una de las ideas más aceptadas sobre las causas de la enfermedad de Alzheimer es la “hipótesis de la cascada amiloide”. Esta teoría sugiere que el problema comienza cuando una proteína llamada beta-amiloide se acumula de forma anormal en el cerebro. Esta acumulación desencadena una serie de eventos en el cerebro, como cuando se tira la primera ficha de dominó y las demás van cayendo una tras otra. Uno de estos eventos es la formación de “ovillos neurofibrilares” dentro de las células cerebrales. Estos ovillos son como marañas de otra proteína que no debería estar ahí. Al final de este proceso, las neuronas empiezan a morir, lo que explica por qué las personas con Alzheimer tienen problemas de memoria y otras dificultades que empeoran con el tiempo.

Síntomas de la enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer tiene varias fases que se desarrollan de manera progresiva:

  • Fase preclínica. Durante esta etapa, que puede durar años, se acumulan cambios en el cerebro sin que aparezcan problemas de memoria o pensamiento. La persona no muestra síntomas visibles.
  • Fase de deterioro cognitivo leve debido a la enfermedad de Alzheimer. En esta fase, las personas comienzan a tener problemas leves de memoria, especialmente para recordar eventos recientes. También pueden tener dificultades con el lenguaje, la coordinación o la percepción visual, pero aún pueden llevar a cabo sus actividades diarias sin mucha ayuda.
  • Fase de demencia por enfermedad de Alzheimer. En esta etapa, la mayoría de las personas tienen problemas significativos de memoria, pero también pueden experimentar dificultades con el lenguaje, la coordinación, la toma de decisiones y cambios de comportamiento. Las personas se vuelven cada vez más dependientes de los demás para realizar tareas cotidianas. En los casos más avanzados, pueden tener problemas de movimiento y desconexión del entorno.

Diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer

El diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer es fundamentalmente clínico, basado en la evaluación de los síntomas cognitivos y funcionales del paciente.

A ello, en los últimos años se han añadido una serie de biomarcadores que permiten detectar la enfermedad más temprano y con mayor precisión. Estos biomarcadores se pueden detectar utilizando técnicas de imagen como resonancia magnética cerebral o PET-TC y mediante análisis del líquido cefalorraquídeo realizando una punción lumbar.

persona mayor camiseta gris manos en hombro El abordaje de la demencia debe ser integral y continuado a lo largo del curso de la enfermedad.

¿Cuándo debería consultar con un geriatra?

El diagnóstico temprano de la enfermedad de Alzheimer es de vital importancia.

Los principales síntomas de alarma ante los que se debería consultar son:

  • Pérdida de memoria que afecta la vida cotidiana: olvidar información recién aprendida, fechas importantes o hacer preguntas repetitivas.
  • Dificultad para planificar o resolver problemas: tener problemas para seguir un plan, trabajar con números o manejar las finanzas personales.
  • Problemas para completar tareas cotidianas en el hogar, trabajo o tiempo libre.
  • Desorientación en tiempo y espacio: confundirse sobre fechas, estaciones o lugares.
  • Problemas con el lenguaje: dificultad para encontrar las palabras adecuadas o mantener una conversación.
  • Colocar objetos fuera de lugar y perder la capacidad de rehacer sus pasos.
  • Disminución o falta de juicio en la toma de decisiones.
  • Alejamiento del trabajo o actividades sociales.
  • Cambios en el estado de ánimo y la personalidad: confusión, depresión, ansiedad o irritabilidad.

Ante la presencia de uno o más de estos signos de forma persistente, es recomendable consultar lo antes posible con un médico especialista para una evaluación adecuada, ya que un diagnóstico temprano puede permitir un mejor manejo de la enfermedad.

Tratamiento para el Alzheimer

El abordaje de la demencia debe ser integral (atendiendo a aspectos cognitivos-conductuales, funcionales o sociales), y continuado a lo largo del curso de la enfermedad.

Tratamiento con fármacos:

Actualmente, los medicamentos aprobados para tratar la enfermedad de Alzheimer no pueden curar o detener la progresión de la enfermedad, pero pueden ayudar a aliviar algunos síntomas.

Hay dos tipos principales de medicamentos:

  1. Inhibidores de la acetilcolinesterasa: donepezilo, rivastigmina y galantamina.
  2. Memantina: se usa generalmente en etapas más avanzadas de la enfermedad.

El objetivo de estos medicamentos es ayudar a las personas con Alzheimer a mantener su función cognitiva y calidad de vida durante el mayor tiempo posible, aunque no puedan detener el avance de la enfermedad a largo plazo.

Lecanemab y aducanumab son dos nuevos fármacos desarrollados para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer en sus etapas tempranas. Ambos son anticuerpos monoclonales diseñados para atacar y eliminar las placas de proteína beta-amiloide en el cerebro. Sin embargo, todavía no han sido aprobados para su uso en España. Ambos fármacos representan un cambio de paradigma en el tratamiento del Alzheimer, siendo los primeros en mostrar cierta eficacia en ralentizar la progresión de la enfermedad.

Intervenciones no farmacológicas en el Alzheimer:

Las intervenciones no farmacológicas son imprescindibles para mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias. Estas incluyen:

  • Apoyo psicológico y social. Enseñar a familiares y cuidadores sobre la enfermedad, cómo manejarla y cómo cuidar al paciente ayuda a reducir problemas de comportamiento, previene la depresión en los cuidadores y retrasa la necesidad de institucionalizar al paciente en residencias.

  • Ejercicio físico. Mejora las habilidades físicas y cognitivas del paciente, así como su comportamiento.

  • Musicoterapia y estimulación sensorial. Ayuda a calmar al paciente cuando está agitado o nervioso.

  • Terapias de estimulación cognitiva. Pueden mejorar el estado de ánimo del paciente cuando se usan junto con otros tratamientos.

  • Terapias psicológicas. Ayudan a cambiar pensamientos y conductas problemáticas, involucrando a la familia. Pueden mejorar síntomas como depresión, ansiedad y agitación.

Reflexiones finales

  • Factores de riesgo: la edad avanzada es el principal factor de riesgo, junto con el sexo femenino, tener antecedentes familiares, problemas cardiovasculares y bajo nivel educativo.
  • Fases de la enfermedad: progresa desde una fase preclínica (sin síntomas visibles) a deterioro cognitivo leve y finalmente a demencia (síntomas graves que requieren ayuda diaria).
  • Síntomas de alarma: fallos de memoria, desorientación o cambios cognitivos que afecten la vida diaria. El diagnóstico temprano es crucial para acceder a tratamientos y planificar el futuro.
  • Tratamiento: no existe un tratamiento curativo, pero los medicamentos y las intervenciones no farmacológicas mejoran la calidad de vida del paciente y su familia.

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