¿Qué es la depresión? Conoce sus causas y etapas

La depresión es un trastorno mental que afecta a millones de personas en todo el mundo. Caracterizada por una profunda tristeza, pérdida de interés y otros síntomas, la depresión puede tener un impacto significativo en la vida de quienes la padecen y en su entorno familiar y social.

Exploraremos aquí una definición de la depresión y sus causas. También destacaremos la necesidad de aumentar la conciencia y comprensión pública sobre la depresión, así como la importancia de abordarla de manera integral con la participación de profesionales de diferentes perspectivas y disciplinas.

Definición de la depresión

La OMS define la depresión como un trastorno mental caracterizado por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.

Mi experiencia profesional me hace concebir la depresión como un trastorno mental caracterizado por una serie de síntomas que afectan al estado emocional, al comportamiento de una persona y a su entorno familiar y social. Entre los elementos principales que definen la depresión se encuentran los siguientes:

• Estado emocional: la persona experimenta una profunda tristeza, una sensación de vacío y una falta de esperanza en su vida. Estos sentimientos dominan su estado de ánimo y perduran durante un período prolongado.
• Aislamiento social: los demás pueden observar que la persona afectada por la depresión muestra signos visibles de tristeza, como llanto frecuente. Además, tiende a evitar o rechazar las interacciones sociales, prefiriendo aislarse de los demás.
• Pérdida de interés y placer: la depresión se caracteriza por una marcada disminución del interés o la capacidad para disfrutar de las actividades que antes resultaban gratificantes. La persona puede perder el interés en hobbies, relaciones o incluso en el cuidado personal.
• Cambios en el peso corporal: se pueden presentar cambios significativos en el peso corporal, ya sea una pérdida importante de peso sin seguir una dieta o un aumento de peso significativo. Estos cambios no son el resultado de esfuerzos intencionales para modificar la alimentación.
• Alteraciones del sueño: la depresión puede afectar el patrón de sueño de la persona, manifestándose como insomnio (dificultad para conciliar o mantener el sueño) o hipersomnia (sueño excesivo o exageradamente prolongado).
• Fatiga y pérdida de energía: la persona experimenta una sensación constante de cansancio, agotamiento físico y falta de energía, incluso después de períodos de descanso adecuados.
• Sentimientos de inutilidad o culpa: la depresión conlleva un sentido desproporcionado y excesivo de inutilidad o culpa, que puede no tener relación lógica con los eventos o circunstancias reales de la vida de la persona. Estos sentimientos pueden ser abrumadores y persistentes.
• Dificultades de concentración: la capacidad para pensar con claridad, concentrarse en tareas o tomar decisiones se ve afectada. La persona puede sentir dificultad para mantener la atención y experimentar lapsos de memoria o rendimiento cognitivo reducido.
• Pensamientos recurrentes de muerte: la depresión puede estar acompañada de pensamientos persistentes acerca de la muerte, la idea de morir o de hacerse daño a sí mismo. Estos pensamientos son recurrentes y pueden ser una señal de gravedad en el trastorno depresivo.

Es importante tener en cuenta que la depresión es un trastorno complejo y multidimensional, y que la presencia de varios de estos elementos en conjunto, y de forma persistente, puede ser indicativo de la condición.

Causas de la depresión

Salvo algunos casos de depresión asociada a enfermedades orgánicas (enfermedad de Parkinson, tuberculosis, etc.), la depresión se produce generalmente por la interacción de unos determinados factores. Los más significativos son los factores de tipo biológico (genéticos, estructurales u hormonales), los factores psicológicos y los factores ambientales.

Factores biológicos

Cuando aludimos a factores de orden biológico, nos estamos refiriendo a los siguientes tipos de factores:

• Estructurales. Se constata que las personas afectadas de depresión presentan diferencias en determinadas estructuras del cerebro. Entre las zonas más estudiadas se encuentran la zona prefrontal, el hipocampo o la amígdala que sabemos que son zonas que se encargan de regular las emociones.
• Neurotransmisión. Los neurotransmisores son elementos químicos que se liberan entre las células que componen el sistema nervioso. Los neurotransmisores son liberados por una neurona, se transportan de esa neurona a otras y conectan con receptores de otras células del sistema nervioso. Disfunciones en la recepción de los neurotransmisores o en el transporte de la dopamina o serotonina, que son dos tipos de neurotransmisores que regulan el estado de ánimo y la sensación de bienestar, son las causas más estudiadas en la investigación sobre neurotransmisión y depresión.
• Genéticos. Se ha observado que la presencia de depresión aumenta en personas que tienen familiares cercanos que padecen depresión. Así pues, se habla de vulnerabilidad genética a padecer depresión, si bien es necesario que otro tipos de factores se presenten para que esta predisposición genética se manifieste en la aparición del trastorno depresivo. Se han encontrado genes que parece que aumenta la predisposición genética a padecer depresión; insistimos en que este factor debe operar con otros factores ambientales para que la aparición del trastorno se produzca.
• Hormonales. La alteración de los niveles de determinadas hormonas en el organismo están relacionadas con la depresión. Esta alteración en los niveles hormonales suceden en estados fisiológicos como son el embarazo, el período postparto, la menopausia, trastornos de la glándula tiroidea.

Factores psicológicos

Cuando nos referimos a factores psicológicos estamos aludiendo a estrategias de afrontamiento psicológico de las dificultades de la vida que la persona realiza de tal modo que acaba provocando la aparición del trastorno depresivo. Estos factores son, fundamentalmente cinco:

• El sesgo pesimista es una de ellas. Si interpretamos constantemente la realidad de manera pesimista, atribuyendo nuestros éxitos a la suerte y nuestros fracasos a características innatas, estaremos más expuestos a malas experiencias.
• La falta de estimulación también puede contribuir a la depresión. Bajo sus efectos, las personas pierden iniciativa y no experimentan placer, lo que puede deberse a la falta de recompensas por acciones realizadas. Por ejemplo, si al terminar la universidad no encontramos un nuevo proyecto motivador, es posible que nos estanquemos emocionalmente.
• Los problemas de gestión de la atención cuando están relacionados con la tendencia a centrarnos en pensamientos y experiencias negativas, lo que distorsiona nuestra visión de la realidad. Esta atención selectiva hacia lo negativo puede mantenernos en un estado depresivo y dificultar el cambio de perspectiva incluso cuando hay señales de que las cosas no son tan malas como parecen.
• Los traumas pasados, especialmente los vividos durante la infancia, pueden dejar una huella profunda y desencadenar una cadena de reacciones que llevan a la depresión. Experiencias traumáticas, como abusos o eventos dolorosos, pueden afectar la autoestima y generar recuerdos intrusivos que aumentan la probabilidad de experimentar síntomas depresivos.
• Por último, la tendencia al pensamiento obsesivo, caracterizada por la necesidad de perfección y rigidez mental, puede aumentar el riesgo de depresión. La vida rara vez cumple con las expectativas obsesivas, lo que puede generar frustración y desencadenar la depresión.

Es importante tener en cuenta que estas causas no siempre conducen a la depresión de forma determinista, ya que la interpretación de las experiencias juega un papel clave en su desarrollo.

Factores ambientales

Hablamos de factores ambientales que pueden ser causantes de la depresión para referirnos a experiencias traumáticas sucedidas en la vida de una persona como pueden ser:

• Abusos
• Violencia familiar
• Desestructuración de las relaciones familiares
• Vivencias de crisis familiares o personales
• Situaciones de duelo por pérdidas importantes o significativas

Además, cuando este tipo de experiencias vitales suceden agrupándose en cortos periodos de tiempo o de modo muy traumático aumentan su potencial para desencadenar episodios depresivos.

Existe una gestión sociocultural manifiestamente mejorable del concepto de depresión. Esta inadecuada concepción social de la depresión dificulta que muchas personas obtengan a tiempo la ayuda profesional que precisan. Por tanto, es necesario emprender acciones para lograr una mayor conciencia sobre este trastorno y para que las personas que lo sufren se sientan comprendidas.

Es fundamental tener en cuenta la red social de aquellos que padecen depresión con el fin de que los tratamientos sean más efectivos y se logren avances significativos en la mejora de la salud mental de los pacientes y lograr que estos logros sean duraderos.

Los psicólogos desempeñamos un papel crucial como profesionales en el abordaje de los pacientes y en sus interacciones con su entorno social y el resto del entorno. Es necesario continuar investigando para encontrar alternativas terapéuticas eficaces desde los ámbitos médico, biológico, psicológico y social. Si quieres conocer más información sobre la depresión, puedes consultar nuestra guía sobre cómo afrontar la depresión.

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