Claudia Castilla, Especialista Contenido Médico
El bruxismo es un trastorno oral que afecta a personas de todas las edades. Se caracteriza por el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes de manera constante, especialmente durante el sueño. Esta práctica puede generar graves problemas dentales y periodontales, entre ellos, las encías retraídas.
En general, el bruxismo afecta a aproximadamente el 20% de la población, siendo más común en mujeres que en hombres. No se limita a un grupo etario específico, ya que tanto niños como adultos pueden padecerlo. Sus causas pueden ser multifactoriales, incluyendo factores genéticos, ambientales, psicológicos y físicos.
El estrés y la ansiedad son las principales causas del bruxismo en adultos. También puede estar relacionado con la mala alineación de los dientes, trastornos del sueño, consumo de sustancias estimulantes y ciertas enfermedades neurológicas. En los niños, suele estar asociado a la erupción dental y al crecimiento de los maxilares, aunque también puede estar influenciado por factores emocionales y ambientales.
Las encías retraídas, también conocidas como recesión gingival, es una condición periodontal en la cual el tejido de las encías se aleja gradualmente de la corona del diente, exponiendo la raíz. Esto puede generar sensibilidad dental, pérdida de hueso alrededor de los dientes y, en casos extremos, la pérdida de piezas dentales.
Existen diversas causas que pueden desencadenar la recesión gingival, como el envejecimiento, el cepillado dental agresivo, la periodontitis y, en este caso, el bruxismo. El tratamiento para las encías retraídas dependerá de la causa y la severidad de la condición, pudiendo incluir desde mejorar las técnicas de higiene oral hasta intervenciones quirúrgicas.
La prevención es clave para evitar la aparición de encías retraídas. Mantener una buena higiene bucal, visitar al dentista regularmente y evitar hábitos perjudiciales como el bruxismo, son fundamentales para proteger las encías y la salud dental en general.
El vínculo entre el bruxismo y las encías retraídas radica en la presión y el desgaste que se ejerce sobre los dientes y las encías al rechinar y apretar los dientes de manera constante. Esta práctica genera una fuerza excesiva sobre los dientes, lo que puede llevar a la erosión del esmalte dental y a la recesión de las encías.
Además, el bruxismo puede causar microfracturas en el esmalte y provocar la aparición de fisuras y desgastes en la superficie de los dientes. Esto, a su vez, puede aumentar la susceptibilidad a las infecciones bacterianas, lo que puede desencadenar inflamación y retracción de las encías.
Por lo tanto la relación entre el bruxismo y las encías retraídas es directa y se debe principalmente al exceso de presión y desgaste que el hábito de rechinar los dientes provoca en los tejidos dentales y periodontales.
La recesión gingival causada por el bruxismo puede manifestarse a través de diversos signos y síntomas. Algunos de ellos incluyen:
Si experimentas alguno de estos síntomas, es importante que consultes con un dentista para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado.
Si no se trata adecuadamente, tanto el bruxismo como las encías retraídas pueden tener graves consecuencias para la salud dental y general. Algunas de ellas incluyen:
En resumen, el bruxismo y las encías retraídas son problemas dentales que pueden tener graves consecuencias si no se tratan adecuadamente. La prevención y el tratamiento oportuno son clave para mantener una buena salud dental y evitar complicaciones mayores. Si quieres conocer más detalles sobre este trastorno consulta nuestra guía: Bruxismo: todo lo que necesitas saber sobre esta condición dental.
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