Los miomas uterinos son tumores benignos de extraordinaria frecuencia, que aparecen en el útero femenino. La mayoría de ellos no dan problemas nunca y no hay que tratarlos, pero otros pueden dar problemas que a veces son muy importantes. Las causas de su aparición son desconocidas, aunque se aprecia influencia familiar.
Los problemas que pueden producir estos tumores, dependen sobre todo del tamaño que alcanzan y de su localización. Hoy nos vamos a ocupar de aquellos que se localizan en el endometrio. Son los llamados miomas submucosos.
Si imaginamos el útero femenino como si fuera una pera, donde el lugar donde se encuentran las semillas fuera en realidad una cavidad (o sea un espacio), el “ endometrio” sería lo que tapizaría las paredes de esa cavidad.
Así pues, a pesar de que estemos hablando de miomas en el endometrio, la realidad es que el mioma siempre va a estar originado, y por tanto unido, al miometrio, que correspondería a la parte de la pera que nos comemos, toda la pared de la pera. Los miomas submucosos son en realidad como una pelotita que se une con un tallo a la pared del útero y que cuelga dentro de ese espacio.
A veces no hay un tallo sino que la base de la pelotita está unida toda ella a la pared miometrial donde se originó. Una vez entendido lo que es un mioma submucoso (también llamado mioma endometrial), ya es fácil imaginar qué síntomas puede producir.
El diagnóstico de estos tumores es ecográfico, mediante ecografía transvaginal, bien en revisión ginecológica rutinaria o bien en pacientes que consultan por cualquiera de estos síntomas.
El tratamiento es sobre todo quirúrgico, mediante cirugía histeroscópica. Esto significa que se accede a la cavidad uterina a través de la vagina, y dilatando el cuello uterino. Entramos con una cámara que lleva un canal por el que se introduce un electrodo que nos permite separar el mioma de la pared, trocearlo y extraerlo del útero. Cuando se trata, la mejoría de los síntomas es inmediata y definitiva, salvo que aparezca otro.
Se trata de tumores benignos dentro del útero que pueden producir síntomas importantes. Son de extraordinaria frecuencia y relativamente fáciles de diagnosticar y tratar, sobre todo cuando llegamos antes de que se hagan muy grandes. No dudes en pedir cita a un ginecólogo para que pueda ayudarte en lo que necesites.
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