Si estás o has estado en una relación de pareja es probable que hayas pasado por rachas mejores y peores. Aquí vamos a hablar de esas que son peores y generan más malestar, las conocidas como crisis de pareja.
Las crisis de pareja, aunque no todas son iguales ni motivadas por la misma causa, son esos momentos o etapas en las relaciones que sentimos que no conectamos con la persona que tenemos delante, que nos surgen dudas, que le damos más peso a lo que no nos gusta del otro o que se nos olvida por qué nos queremos. Estos baches en las relaciones no siempre sabemos a qué se deben, o cómo se ha llegado hasta ese punto. A veces se dan por cambios vitales, comportamientos dañinos, poco tiempo de calidad, problemas en las relaciones sexuales, asuntos sin resolver…
Estas crisis son inevitables y, hasta cierto punto, son sanas y comprensibles en una relación funcional y que se mantiene a lo largo del tiempo. Para eso, las tenemos que vivir como un momento de parada y reflexión, de revisión de las dinámicas que nos están perjudicando, de lo que estábamos haciendo y no nos estaba funcionando.
Una crisis de pareja no incluye cuando existan malos tratos, como insultos, vejaciones, daño físico o emocional. Hay ciertas líneas rojas que hay que tener claras que no son tolerables ni reparables. No todos los comportamientos son justificables.
No todas las relaciones se pueden salvar, ni es necesario. Si estás en esta situación, tienes que pedir ayuda.
Como mencionaba más arriba, podemos aprovechar ese momento de crisis para revisar cómo está la pareja. A lo mejor hay necesidades fundamentales que se nos han olvidado, o pactos que hemos pasado por alto, o hay dinámicas que te están haciendo daño y que se pueden rehacer. Vamos a repasar algunos consejos que te pueden ayudar a reaccionar ante estás crisis de una manera más adaptada.
Primero de todo, y fundamental en la comunicación en pareja, es que el otro miembro sepa cómo me estoy sintiendo. Desde lo más básico: que ambos seáis conocedores de que estáis en una crisis. Parece obvio, pero no lo es, y se relaciona con el segundo consejo descrito más abajo. No podemos dar por hecho que el otro miembro se siente igual o se ha dado cuenta de cómo te estás sintiendo.
Es necesario comunicarlo, hacerle ver los motivos al otro, ver si estamos en el mismo punto.
Una vez aclarado esto, el siguiente paso sería identificar lo que ha pasado. Qué sobra, qué falta, que necesidades se nos están olvidando. Es probable que no sean las mismas para cada uno, por lo que ambos miembros merecéis que tener el espacio para expresarlo.
Como decía más arriba. Pensamos que nuestra pareja tiene que saber lo que nos pasa, pero la realidad es que es difícil que lo intuya si no se lo comunicamos, y si lo intuye puede ocurrir que la idea que se haga en la cabeza no tenga nada que ver con la realidad que hay detrás.
Ponte en la perspectiva de tu pareja, aunque sea muy difícil de entender. Empatizar a veces nos ayuda a ponernos en la mirada del otro y poder empezar a trabajar lo que el otro nos pide.
Comparte lo ocurrido con tus amigos o familiares. Ventilar la emoción, contarlo, ponerlo en alto, ayuda a que los demás me den una perspectiva más lejana y menos catastrófica.
Después de la comunicación, tiene que venir la puesta en marcha de ciertos cambios que se hayan acordado. No podemos quedarnos solo con lo hablado porque, aunque es importante, lo es más que los llevemos a cabo.
Una crisis es un bache, no quiere decir que mi relación esté destinada a fracasar o que tenga que dejarlo con mi pareja cada vez que ocurra esto. Una relación se trabaja, se cambia, se adapta a las nuevas circunstancias. Puede ser que lo que funcionara hace un tiempo, ahora no lo esté haciendo. No es un fracaso, es un momento de reflexión.
Y si es una ruptura, tampoco es un fracaso. Hay ciertos límites o eventos que no se pueden superar, porque hacen una herida o es una suma de heridas que ya no se pueden curar.
No todas las crisis hay que resolverlas. Habrá veces que la mejor solución sea una ruptura.
Esto solo son consejos, fórmulas que pueden ayudar a ver las crisis de pareja desde otro punto, pero hay que adaptarlos a cada caso en particular y problemática. No es lo mismo una crisis motivada por una infidelidad, que una crisis por un cambio vital como un trabajo nuevo.
Puede que ya tengas en cuenta todo lo anterior y aún así no hayáis conseguido superar esa crisis, por eso existen los psicólogos, para ayudaros a transitar estos baches. También puedes consultar nuestra guía profesional para fortalecer tu relación de pareja.
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