Artículos 10 agosto 2023

Cómo identificar la depresión: síntomas físicos y emocionales

Estefanía Rubio Psicólogo
Estefanía Rubio
Psicólogo

La depresión mayor es un trastorno del estado de ánimo que afecta a la forma en que una persona piensa, siente y se comporta. Según el DSM-5, que es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, para poder ser diagnosticada, los síntomas deben estar presentes durante, al menos, dos semanas, por lo que es algo más que sentirse triste o desanimado de manera temporal. Es, por lo tanto, una afección de carácter médico que puede interferir de manera significativa en el funcionamiento normal del individuo que la padece.

Aaron Beck, psicólogo y psiquiatra estadounidense, elaboró en la década de 1960 la teoría cognitiva de la depresión, explicando los factores clave en el desarrollo y mantenimiento del trastorno. Uno de los conceptos centrales de su teoría fue denominado la triada cognitiva, caracterizada por la presencia de una visión negativa de uno mismo, del mundo y del futuro, contribuyendo y manteniendo el ánimo depresivo.

La prevalencia del trastorno es bastante alta: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que más de 264 millones de personas en todo el mundo padecen depresión, lo que representaría, aproximadamente, el 4.4% de la población mundial.

La importancia de reconocer los síntomas

Es importante conocer los síntomas que pueden aparecer dentro de un trastorno depresivo por varios motivos:

Diagnóstico temprano: al reconocer la sintomatología, puede iniciarse de manera temprana el tratamiento contra la depresión, minimizando así el impacto que el trastorno pueda ocasionar y evitando que los síntomas empeoren y reduciendo, a la vez, el tiempo de tratamiento de la patología. El tratamiento puede incluir, en función de la gravedad, terapia psicológica, farmacológica o ambas dos de manera combinada.

Prevención del deterioro: como se ha indicado con anterioridad, los síntomas clave pueden llevar a un deterioro significativo en la vida del sujeto, incluyendo las relaciones personales, el rendimiento laboral y académico y la salud física.

Reducción del estigma: reconocer los síntomas y hablar abiertamente de ellos ayudaría a reducir el estigma asociado al padecimiento de los trastornos mentales, ayudando al proceso de normalización de la salud mental al aumentar la conciencia y comprensión sobre los mismos y, fomentando así, un entorno más empático y solidario.

Prevención del suicidio: se ha encontrado que las personas con depresión tienen un riesgo significativamente mayor de suicidio en comparación con la población general. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), aproximadamente el 15% de personas con depresión se suicidan.

Los síntomas clave de la depresión, son aquellos recogidos bajo el término de “las tres A” y que incluyen:

Apatía: se refiere a la falta de interés o motivación para la realización de aquellas actividades que solían ser gratificantes para el sujeto en cuestión. Las personas que la padecen, pierden el interés por disfrutar las actividades de ocio, dedicarle tiempo a las relaciones sociales o, incluso, realizar tareas cotidianas al sentirse desmotivadas para encontrar motivos o razones para hacer las cosas.

Abulia: se caracteriza por la sensación de falta de energía y voluntad para iniciar o completar las actividades. Las sensaciones generales incluyen pesadez tanto física como mental, cansancio y fatiga.

Anhedonia: se define como la incapacidad de experimentar placer y disfrutar de las actividades que nos eran gratificantes con anterioridad, dificultando de esta forma la capacidad de experimentar alegría y satisfacción.

Estos síntomas representan solo una parte de la complejidad que el trastorno representa, pudiendo encontrarse otras clasificaciones en función del origen del síntoma y entre los que podemos encontrar los de tipo cognitivo, emocional y físico.

Síntomas cognitivos

Se refieren a cambios y dificultades en los procesos de pensamiento, atención, memoria, concentración y toma de decisiones. Entre los más frecuentes encontramos:

Problemas de memoria y concentración. Pueden encontrarse dificultades tanto en los procesos en la memoria de trabajo como en la consolidación de los procesos de memoria, así como la dificultad para mantener la atención de manera sostenida o durante periodos prolongados de actividad.

Pensamientos negativos: patrones persistentes de distorsiones cognitivas y autocrítica, lo que dificultará el ver las cosas de manera objetiva.

Lentitud cognitiva: sensación subjetiva de ralentización en los procesos de memoria, dificultando la concentración, la atención sostenida, el procesamiento de la información, la toma de decisiones o los procesos creativos.

Rumia: implica pensamientos persistentes y repetitivos sobre temas negativos, pasados, presentes, e incluso futuros.

Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio: es de los síntomas de mayor gravedad que presenta la patología, caracterizados por la idea de la persona de acabar con su propia vida.

Síntomas emocionales

Aquellos relacionados con el estado de ánimo del sujeto que lo padece, encontrando:

Sentimientos de tristeza, desesperanza y desesperación: la tristeza es una emoción básica y natural que se experimenta como una sensación de melancolía, pesar y dolor emocional. La desesperanza es una emoción caracterizada por la creencia de que no hay posibilidad de mejora de la situación actual, con una visión negativa del futuro. Y la desesperación, es un sentimiento de angustia intensa y desamparo, con la creencia de no existir una salida esperanzadora, ni poder encontrar un alivio para el dolor emocional.

Pérdida de interés o placer en actividades antes disfrutadas: se refiere a la disminución significativa, o incluso incapacidad de encontrar satisfacción o motivación en realizar actividades que solían ser placenteras o agradables para la persona.

Sentimientos de culpa o inutilidad: se refiere a la experiencia subjetiva de autoacusación y remordimiento. La persona que lo padece percibe una sensación excesiva de culpa al creer que es responsable de situaciones con final negativo o adverso. En cuanto a la inutilidad, se caracterizan por la sensación de falta de valía o capacidad. Los sujetos que lo padecen se sienten incompetentes e incapaces de realizar ciertas tareas o cumplir con las expectativas propuestas.

mujer sofa manos cara con pañuelo Las personas con depresión tienen un riesgo significativamente mayor de suicidio en comparación con la población general

Síntomas físicos de la depresión

Este tipo de síntomas son también denominados somáticos. Se caracterizan por no atribuirse a una enfermedad física específica y no tener una causa médica identificable. Entre ellos encontramos:

Problemas de sueño, como insomnio o dormir demasiado: el insomnio se define como la existencia de dificultades en la conciliación y/o mantenimiento del sueño, con despertares tempranos e imposibilidad posterior de poder volver a conciliarlo, lo que podría contribuir a la sensación de fatiga y falta de energía. Por otro lado, podría aparecer hipersomnia, que se refiere a la duración prolongada del sueño nocturno, con somnolencia excesiva pese a dormir más horas de las necesarias.

Cambios en el apetito y peso: pueden manifestarse, por un lado, como pérdida de apetito y peso al perder el interés en la comida y tener dificultades para mantener una alimentación adecuada, lo que llevaría a una pérdida significativa del peso corporal y, por otro lado, como un aumento del apetito y la ingesta al recurrir a la comida como una forma de encontrar cierta satisfacción y consuelo, llevando esto a un aumento del peso. Estos cambios, pueden tener un impacto negativo en la salud física y emocional de la persona, contribuyendo al mantenimiento del problema.

Fatiga y falta de energía: la fatiga es entendida como una sensación persistente de cansancio físico o mental (o ambos), que no se alivia adecuadamente con el descanso. Por otro lado, la falta de energía se manifiesta como la disminución significativa de los niveles de energía y vitalidad.

Dolores de cabeza o migrañas: manifestación física que se caracteriza por una sensación de presión o tensión alrededor de la cabeza, pudiendo localizarse a uno o ambos lados, y pudiendo variar también de intensidad y duración.

Problemas digestivos: como lo pueden ser el dolor abdominal, malestar estomacal, estreñimiento o diarrea.

Baja libido o disfunción sexual: pudiendo aparecer disminución del deseo sexual, dificultados en la excitación y problemas para alcanzar el orgasmo, pudiendo interferir en la capacidad de disfrutar y conectar emocionalmente durante las relaciones sexuales.

¿Cuál es la diferencia entre la tristeza y la depresión?

La tristeza es una de las emociones básicas de valencia emocional negativa que forman parte del repertorio emocional humano y que desempeña un papel importante en la adaptación del individuo a aquellos contextos ambientales que puedan suponer una perturbación.

Es una emoción importante y necesaria, ya que está implicada en el procesamiento emocional al ayudarnos en la reflexión sobre eventos dolorosos, brindándonos la oportunidad de autoevaluarnos para ayudarnos a enfrentar y comprender nuestras emociones.

Está implicada también en la conexión social, ya que puede ayudar en la búsqueda de comprensión y apoyo social, fortaleciendo nuestras relaciones íntimas, a la vez que nos impulsa a realizar los cambios necesarios, establecer nuevos objetivos o hacer cambios significativos en áreas que nos causan insatisfacción.

Pero, en algunos casos, esta tristeza puede resultar excesiva, alargarse demasiado en el tiempo o, por su intensidad, interferir con el funcionamiento diario, lo que podría indicar la presencia de un trastorno depresivo. Si la tristeza persiste o te causa un malestar significativo, es importante buscar apoyo profesional de un médico o psicólogo para una evaluación adecuada y un posible tratamiento.

La normalización de la salud mental y el entendimiento de los síntomas que pueden aparecer en el transcurso de un trastorno depresivo son cruciales para crear una sociedad compasiva y solidaria.

Al hablar abiertamente sobre la depresión, eliminamos el estigma asociado y fomentamos un entorno en el que las personas se sientan seguras para buscar ayuda sin miedo a ser juzgadas y estigmatizadas. De esta forma, también promovemos la educación y la conciencia, lo que nos permite comprender mejor los desafíos que enfrentan las personas con depresión contribuyendo a la normalización de la salud mental al ser comprensivos, empáticos y brindar apoyo a quienes lo necesiten. Puedes leer más sobre cómo afrontar y sanar la depresión en nuestra guía integral sobre la depresión.

Referencias
  • Beck, A. T. (1967). Depression: Causes and Treatment. University of Pennsylvania Press.
  • Beck, A. T., Rush, A. J., Shaw, B. F., & Emery, G. (1979). Cognitive Therapy of Depression. Guilford Press.
  • Fernández-Abascal, E. G., Rodríguez, B. G., Sánchez, M. P. J., Díaz, M. D. M., & Sánchez, F. J. D. (2010). Psicología de la Emoción. Editorial Universitaria Ramon Areces.

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