Seguro que has visto alguna vez estas tres letras ya que el SOP es una condición bastante común en mujeres en edad reproductiva.
SOP responde a las iniciales de Síndrome de Ovario Poliquístico, conocido como PCOS en inglés. Por tanto, aclaración número uno, se trata de un auténtico síndrome; no un síntoma aislado o un hallazgo casual en la ecografía, entendiendo como síndrome un conjunto de síntomas que al asociarse sugieren la presencia de una afección especial o enfermedad.
Aunque sea un síndrome diagnosticado en mujeres jóvenes es importante conocer sus consecuencias a medio - largo plazo:
Para el diagnóstico de SOP es importante tener en cuenta los síntomas típicos de ausencia de regla (amenorrea), reglas irregulares o poco frecuentes, los problemas de subfertilidad. También debemos estar atentas a los signos en la exploración física (sobrepeso, aumento del perímetro abdominal, aumento del vello facial, acné…).
Como pruebas complementarias, tu médico puede solicitar una analítica sanguínea para cuantificar niveles hormonales y una ecografía ginecológica en la que se valoren los ovarios. En las imágenes ecográficas se pueden objetivar múltiples folículos inmaduros que son los que no llegan a ovular; se debe matizar que realmente no son quistes que haya que extirpar quirúrgicamente o que puedan malignizar.
Existen factores genéticos y ambientales que contribuyen al SOP, por lo que cambios en el estilo de vida serán de gran utilidad para controlar síntomas, regular las reglas y manejar la evolución de la enfermedad, mejorando la resistencia a la insulina y los síntomas derivados del hiperandrogenismo. Además, existen fármacos disponibles para regular los ciclos menstruales o disminuir los niveles de andrógenos y se puede recurrir a diferentes técnicas de reproducción asistida en casos de esterilidad. Hay que recalcar que estos tratamientos farmacológicos no van a revertir por sí mismos el SOP si no que únicamente van a tratar unos síntomas específicos.
Se recomiendan actividades aeróbicas (correr, nadar, bici, andar rápido) durante al menos 150 minutos a la semana, añadiendo rutinas de fuerza como levantar pesas, sentadillas o usar bandas elásticas, al menos dos o tres veces por semana.
En contraposición, el ejercicio extremo puede conducir a ciclos anovulatorios por alteración del eje hipotálamo-hipofisario.
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