Tal vez te sientas identificado con las siguientes preguntas: ¿la mayor parte del día sientes miedo?, ¿crees que si tomas una decisión va a ocurrir algo malo?, ¿si no haces ciertos movimientos va a pasar algo terrorífico?, ¿todo esto te hace estar ansioso y preocupado todo o casi todo el día?, ¿las preocupaciones forman parte de tu día?
Si la respuesta es sí a las preguntas anteriores, es muy probable que presentes un trastorno de ansiedad generalizada (TAG) o un trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Lo notarás al ver que tu vida está en un estado reiterado de miedo, preocupación y pavor ante distintos estímulos en muchas áreas de tu vida. O en que pasas la mayor parte de tu día realizando rituales por temor a que algo malo ocurra. Por tanto, en este artículo obtendrás la información necesaria para conocer en qué consiste este trastorno.
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) tiene como características fundamentales tanto la ansiedad como la preocupación desmesurada sobre diversas situaciones, eventos y actividades que le afectan en todos los puntos de su vida. Tienen que estar presentes más días de la semana frente a los que no durante ≥ 6 meses. Se desconoce la causa que lo origina. Suele presentarse junto al curso de otra patología como pueda ser el trastorno del pánico, depresión mayor, o abuso del alcohol. Para poder realizar su diagnóstico se debe basar en la anamnesis y en el examen físico. Para su tratamiento, se emplea psicoterapia o psicofármacos. Es recomendable que ambos tratamientos se den de forma conjunta.
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad. Su característica fundamental es la aparición de pensamientos intrusivos e involuntarios que por norma general perjudican a la persona que lo presenta. Tras los pensamientos obsesivos dan comienzo los rituales que la persona debe de realizar para erradicar la posibilidad de que suceda la situación temida.
Tanto el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) tienen de base la ansiedad. En muchos casos pueden llegar a confundirse, puesto que guardan ciertas similitudes.
Para poder diferenciarlos debemos tener en cuenta:
Los miedos que nos podemos encontrar en el (TOC) son más inverosímiles, y extraños.
En cambio, los miedos relativos al (TAG) son más enfocados a situaciones comunes o a diversas cuestiones de la vida cotidiana.
Las preocupaciones en el (TOC) son de un alto impacto para la persona ya que no se corresponden con los valores de la misma. Pueden hacer que la persona se sienta asustada, con sentimiento de culpa, mucho miedo por no saber si está perdiendo su cordura.
En cuanto al (TAG) las preocupaciones versan con el tipo de valores que tiene la persona.
En el (TOC) ponderan las imágenes rápidas que aparecen en forma de batería una detrás de otra sobre la preocupación temida.
Sin embargo, en el (TAG) las preocupaciones de la persona giran en torno a diversas ideas o palabras.
En ambos trastornos florecen las preocupaciones de manera automática, sin que la persona quiera que esto ocurra. Cuando las preocupaciones están presentes, la persona comienza a efectuar una serie de conductas que pueden ser encubiertas (pensamientos repetitivos) o bien observables. Todo ello con la finalidad de aliviar la preocupación. Esto es el eje mantenedor del problema.
En el (TOC) los rituales van incrementándose y volviéndose cada vez más complicados y difíciles de realizar.
En cambio, en el (TAG) puede que haya o no rituales. Si es que si han sido desarrollados, no son tan complejos o elaborados como los que se puedan desarrollar en un (TOC).
La ansiedad versa como característica común tanto en las fobias como en las obsesiones. Aunque debemos diferenciar como cursa cada una de ellas.
Cuando hablamos de fobias debemos de tener en cuenta su principal característica y es que existe un miedo intenso y persistente a determinadas situaciones u objetos.
En cuanto a las obsesiones, se tratan de ideas persistentes, pensamientos, imágenes o impulsos que la persona los experimenta como inapropiadas e intrusivas originándole una ardua ansiedad o angustia.
Por lo tanto, en cualquiera de los casos la persona sufre de una ansiedad desadaptativa en cuanto a los estímulos temidos. Lo que le hace que se comporte de forma diversa dependiendo de cada una de ellas. Incluso llegar a padecer algún trastorno de ansiedad.
Cuando una persona presenta un trastorno de ansiedad generalizada se encuentra con una serie de síntomas molestos e incapacitantes. Aparecen más de un síntoma en más de un área importante del paciente, dificultando mucho su vida cotidiana.
Los más comunes son los siguientes:
La ansiedad tiene muchas formas de darse a conocer, antes de que se llegue a disparar por completo. Por lo tanto, si queremos evitar un TAG es muy recomendable ser conscientes de cómo estamos, hacer caso a nuestros síntomas físicos y psíquicos, para que no lleguen a ser incontrolables. Si empezamos a darnos cuenta que cada vez son más frecuentes e intensos es hora de buscar ayuda.
Algo que puedes tratar de ir incorporándolo a tu vida con seguimiento en psicoterapia son:
En el caso de presentar ataques de pánico o de ansiedad:
En cuanto a los trastornos relativos a la ansiedad podemos encontrar los siguientes:
Tener una ansiedad mal regulada nos puede originar múltiples problemas.
En este artículo hemos aprendido a diferenciar el TOC del TAG teniendo en cuenta: el contenido de los miedos, de las preocupaciones, la forma en la que se presentan las preocupaciones y los rituales.
En ambos casos es recomendable contar con apoyo. Para los dos casos, lo mejor es ponerse en manos de especialistas en este campo. Emplear un enfoque multidisciplinar donde la persona reciba un tratamiento de psicoterapia junto con psicofármacos. De este modo la persona podrá soportar mejor los síntomas incapacitantes de esta patología.
Una vez que el TAG o el TOC se ha instaurado en tu vida es muy difícil manejarlo sin ayuda de un profesional, por tanto, es recomendable acudir a un psicólogo para que te ayude a trabajar a nivel cognitivo y conductual todas esas preocupaciones, malestares o miedos que te están perjudicando.
Lo más difícil es darse cuenta que hay un problema por resolver y que se necesita ayuda. Una vez dado ese paso, ya estás en la dirección correcta para mejorar. Juntos iréis recorriendo el camino necesario para la recuperación.
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