Artículos 08 enero 2024

Cómo desarrollar la asertividad en las relaciones personales

Andrea Alfranca González Psicólogo, Psicólogo infantil
Andrea Alfranca González
Psicólogo, Psicólogo infantil

En las relaciones que mantenemos en nuestro día a día, como puede ser con nuestros amigos o pareja, o incluso con los desconocidos, la forma de comunicación puede ser más importante que el mensaje en sí mismo. Por eso, si alguna vez has ido a psicoterapia o si te interesa la psicología en general, es bastante probable que hayas oído hablar de los estilos de comunicación

Estilos de comunicación

Los estilos de comunicación son la forma que tenemos de transmitir lo que necesitamos, y se han descrito 4 tipos:

  • Comunicación pasiva: me olvido de mis necesidades, opiniones, emociones, etc, y no se las transmito a los demás.
  • Comunicación agresiva: pongo mis necesidades por encima de las de los demás, no les escucho, no les tengo en cuenta, etc.
  • Comunicación pasivo-agresiva: expreso mis necesidades de una forma indirecta. Puede manifestarse con verbalizaciones como “tú sabrás lo que haces” o castigando a la otra persona con el silencio, etc.
  • Comunicación asertiva: expreso de una forma directa y clara mi punto de vista y respeto el de la otra persona. No me pongo ni por encima ni por debajo del otro, me mantengo firme en mi postura.

Aunque depende de la situación, este último es el estilo más deseado de comunicación, y es el que tenemos que desarrollar en la mayoría de nuestras relaciones.

¿Por qué la asertividad es lo más deseado?

La asertividad, al respaldarse de una serie de derechos que tenemos todas las personas, nos permite actuar de una manera coherente, sin hacernos daño a nosotros ni a los que nos rodean. Estos derechos son los llamados “derechos asertivos”, y conocerlos facilita una buena aplicación de la asertividad. Algunos de estos derechos son:

  • Pedir lo que necesitas o quieres.
  • Ser tratado con respeto y dignidad.
  • Establecer y mantener tus propios límites.
  • Tomar tiempo para ti y cuidar de tus propias necesidades.
  • Recibir críticas constructivas y rechazar las destructivas.

Puede ocurrir que los demás no entiendan o no quieran entender nuestros derechos o algunos de ellos, como suele ocurrir con estos dos: “decir que no sin sentirte culpable” o “cambiar de opinión o de decisión”. Por eso es importante que, conociéndolos, nos mantengamos firmes ante situaciones o personas que los amenacen.

grupos amigo sentados mesa hablando felices Es importante ser paciente con uno mismo y respetar nuestros ritmos de aprendizaje.

Cómo decir las cosas sin ofender

Cuando queremos decir las cosas sin ofender al otro, hay que tener en cuenta algunas cosas:

  • Yo no tengo el control de cómo se pueda sentir la otra persona. Si pocas veces me he mostrado asertivo, es probable que la primera vez que lo haga, la otra persona se sienta confusa. Aunque no tenga el control en cómo se pueda sentir, es importante que de primeras lo expliquemos: “Oye, me he dado cuenta de que me estaba olvidando de mi mismo/a, y eso me ha hecho sentir ignorado/a, por eso a partir de ahora voy a expresarte las cosas que necesito”. Así, es probable, que no lo sienta como un ataque personal y pueda empatizar con lo que estás sintiendo.
  • Cómo se pueda sentir el otro, en la mayoría de las ocasiones, no puede cambiar mi límite o mi necesidad. Es decir, que el estado emocional de la otra persona no haga que pierdas de vista tus necesidades, sino que habrá que normalizar cómo se siente el otro ante mi nueva forma de actuar y explicarle lo que necesite.

Teniendo en cuenta estos dos puntos, las recomendaciones para que la otra persona no se ofenda y pueda entender lo que le estamos transmitiendo, son las siguientes:

  • Hablar desde el “yo”: “Yo necesito…” “Yo opino…”.
  • Explicar lo que estoy sintiendo. Es más fácil acercarme a la otra persona desde el cómo me siento, porque hará que baje sus defensas.
  • Explico las razones lo más detalladamente posible.
  • Expresa lo que necesitas que haga el otro. No podemos dar por hecho que la otra persona sabe cómo actuar ante lo que yo necesito si previamente no se lo he aclarado.
  • Pon unas consecuencias si no se produce un cambio. Esto no puede ser una manipulación ni una amenaza, sino es informar de lo que implica para ti su conducta, y lo que necesitas hacer para que esto te deje de afectar de la manera en que lo hace.

La fórmula más adecuada para transmitir una idea, en base a lo que se ha hablado en este artículo, sería la siguiente:

“Yo me siento______ (emoción) cuando haces _______ (conducta). Por favor, haz para evitar que suceda ________ (problema). Si la situación continúa yo haré__ (consencuencia)”.

Una vez conozcamos los diferentes estilos comunicativos, los derechos asertivos que respaldan la comunicación más deseada, la forma de disminuir el ataque personal y la ofensa del que tenemos delante, y la fórmula a seguir para transmitir las cosas, podemos empezar a practicar la asertividad.

Puede ser que al principio no nos salga, nos cueste mucho, nos genere mucha culpa o no sepamos cómo manejar el enfado de la otra persona. Por eso es importante ser paciente con uno mismo y respetar nuestros ritmos de aprendizaje. Y, si se nos hace muy complicado, siempre podemos acudir a un psicólogo que nos oriente.

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