La citología vaginal, también llamada test de Papanicolau, es una prueba diagnóstica que se realiza con la finalidad de examinar las células del cuello uterino. El objetivo es la detección temprana del cáncer de cuello uterino o de lesiones que puedan ocasionar problemas graves a largo plazo, generalmente causados por VPH, ya que este puede alterar la estructura de la célula y transformarla en células malignas. También nos puede dar alguna información de la alteración de la microbiota vaginal.
Existen dos métodos:
Habitualmente la realiza el ginecólogo.
Es una técnica muy sencilla que no resulta dolorosa. Consiste en la toma de una muestra de las células de la vagina y del cuello uterino mediante un cepillo y una espátula que se utilizan para realizar un raspado suave en el interior del útero.
Pasos para realizar la citología:
Tú y tu médico podéis decidir cuándo es el mejor momento para que comiences a realizarte la prueba de Papanicolaou y con qué frecuencia debes hacer la prueba. Hay que tener en cuenta la edad de inicio de las relaciones sexuales.
En general, los médicos recomiendan comenzar a realizarse la prueba de Papanicolaou a los 20 años.
La paciente debe acudir a la citología cervical cuando no se encuentre con la menstruación, aunque si el sangrado es ya muy escaso es posible que pueda hacerse. Se debe evitar la utilización de tampones, cremas o geles vaginales o cualquier otra sustancia intravaginal, durante el día previo a la prueba. Por otro lado, no se requiere ninguna preparación especial.
Habitualmente es una prueba indolora, sencilla y rápida. No obstante, en ocasiones por el cepillado endocervical, puede aparecer un pequeño sangrado, que no tiene importancia.
Es una prueba sin riesgos. En algún caso puede ser más o menos molesta, por circunstancias personales como vaginismos, infecciones existentes, atrofia vaginal, etc.
Interpretación de los resultados
Los valores que podemos encontrar son:
O bien la utilización de la clasificación “TBS”
En definitiva, es importante recordar que la citología no sirve para el diagnóstico de otros cánceres ginecológicos como el de ovarios o útero, pero sí permite valorar la posible existencia de infecciones vaginales. No olvides realizar tu visita anual al ginecólogo.
Si deseas continuar aprendiendo, accede a nuestro artículo específicamente diseñado para abordar las primeras veces en ginecología.
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