La autolesión es un comportamiento autodestructivo hacia el propio cuerpo, de manera intencionada. Puede ocasionar daño superficial o dolor. Se usa habitualmente para afrontar el dolor que se siente, o manejar las emociones de vacío, depresión, tristeza, enfado, frustración, soledad, desesperanza… La finalidad en sí no es la búsqueda del suicidio, pero sí que tienen mayor riesgo de llegar a hacerlo, si no se erradica o se controla este comportamiento autodestructivo. Tipos de autolesiones: cortes, quemaduras, golpes hacia el propio cuerpo, golpear el puño contra la pared, golpear objetos para hacerse daño, mordeduras, arañazos, morados…
Según la definición de Arrieta, (2020), las conductas autolíticas son “cualquier comportamiento que cause una destrucción leve o moderada inmediata de la superficie corporal, ocasionando sangrado, hematoma o dolor”. Se realiza de forma deliberada.** En los últimos años, estos comportamientos autodestructivos han aumentado considerablemente en la población adolescente**. Cuando una persona no sabe manejar bien sus emociones, puede recurrir a las conductas autolíticas, esto es, cualquier intento de dañarse a uno mismo. Si bien al principio, estas conductas autodestructivas producen sensación de alivio de la tensión física y emocional, una vez hechas, suelen generar sentimientos de culpa y vergüenza, y el malestar que se tenía al principio, sigue presente. Es decir, que no sólo no se acaba el sufrimiento, sino que se incrementa, por el daño causado a uno mismo.
Existen diferentes causas que puede llevar a una persona a autolesionarse:
Cuando un niño ha sufrido maltrato físico y/o psicológico, puede llegar a pensar que es culpa suya, y en vez de pegar a la persona que lo maltrata, puede dañarse a sí mismo. Suelen producirse en los brazos, manos, muñecas, y piernas y pueden usar ropa ancha, mangas o pantalones largos para ocultar las autolesiones.
Normalmente las autolesiones comienzan en la adolescencia o principios de la edad adulta. Los colectivos que están en mayor riesgo de llevarlas a cabo son:
Lo primero es no juzgar su comportamiento. De lo contrario evitará el contacto, y se ocultará. Es bueno que esta persona se apoye en un adulto que se haga cargo: un psicólogo, padre, persona de confianza. Si es un adulto, es bueno que pida ayuda en salud mental. Si es un niño, es aconsejable llevarlo a un pediatra.
No hay una medicación específica concreta para tratar las autolesiones, pero sí medicación para tratar los trastornos mentales que subyacen de fondo. Por ejemplo, ansiolíticos o antidepresivos, que ayudan a quitar la voluntad de autolesionarse.
Las terapias más apropiadas para tratarlas son: la terapia cognitivo-conductual, que se puede realizar de forma individual, o en grupo, cuando los pacientes están internados. Pretende cambiar la forma en que las personas responden cuando tienen pensamientos automáticos y a dar alternativas saludables para gestionar patrones de pensamientos negativos, gestión del pensamiento, comportamiento y estado de ánimo. La terapia dialéctica conductual implica terapia individual y grupal durante al menos un año. El objetivo sería encontrar formas más apropiadas de responder a los factores de estrés. y el tratamiento de los trastornos mentales coexistentes.
La persona necesita adquirir:
Si las autolesiones son muy frecuentes o graves, es necesario ir al hospital de salud mental y que se valore si necesita un tratamiento intensivo para solucionarlo.
Las autolesiones se producen habitualmente porque hay una falta de habilidad para solucionar las situaciones difíciles: conflictos, abandonos, afrontamiento de las emociones, y se recurre a hacerse daño a uno mismo como forma de hacerle frente. La persona sobre todo siente vergüenza: la sensación de que tiene algo que es inadecuado. Fruto de experiencias traumáticas como abuso psicológico, maltrato, bullying, negligencias… Por eso es tan importante prevenir y evitar que se den este tipo de situaciones en la infancia a través de la educación en inteligencia emocional.
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