Aunque actualmente se habla con frecuencia de la anorexia nerviosa, se trata de una condición que se estudia desde el siglo XVII, siendo Richard Morton el médico que identificó por primera vez los principales síntomas: amenorrea, preocupaciones recurrentes e intrusivas relacionadas con la comida, el peso y la apariencia física, bajo peso, alteración de las pautas alimentarias, sensación de frío…, haciendo distinción con otros estados de malnutrición debido a su origen en causas psicológicas. Años más tarde, en el siglo XIX, diferentes profesionales de la época comienzan a describir el cuadro de anorexia nerviosa de forma muy similar a la que nos referimos hoy en día.
La presencia de la conducta alimentaria alterada ha estado asociada siempre a la figura de la mujer, especialmente en adolescentes y adultas jóvenes. El riesgo de padecer cualquier trastorno de la conducta alimentaria en España se encuentra entre el 9,2 y 27,4%, en función de área geográfica, lo cual activa las alarmas respecto a la necesidad de un abordaje precoz. Específicamente, los datos apuntan a que entre el 0,14 y 0,88% de la población española sufre de anorexia nerviosa. No es el trastorno más frecuente respecto a otras problemáticas de la conducta alimentaria, pero sí presenta complicaciones graves que hacen que su abordaje cobre especial interés.
La anorexia nerviosa es una psicopatología encuadrada dentro de los trastornos de la conducta alimentaria. La anorexia nerviosa se caracteriza por un miedo intenso a ganar peso debido a una alteración en la percepción de su figura y una sobrevaloración positiva del bajo peso, dando lugar a comportamientos dirigidos a la pérdida de peso.
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, una persona podría estar sufriendo anorexia nerviosa si cumple las siguientes afirmaciones:
La pérdida de peso puede conseguirse a través de diferentes métodos. Es importante identificar aquellas conductas que la persona que sufre anorexia pone en marcha para a conseguir dicho objetivo, entre las que se encuentran de forma más frecuente:
Coloquialmente hacemos referencia al trastorno de la conducta alimentaria, anorexia nerviosa, como anorexia siendo este término empleado incorrecto.
El término anorexia proviene del griego, formado por “an” y “orexis”, significando falta de apetito. Por lo que reconocemos la anorexia como un síntoma que puede encontrarse en diferentes condiciones médicas.
Se añade el término “nerviosa”, en otros momentos de la historia se ha empleado la palabra “histérica”, para hacer referencia a las causas que originan dicho trastorno, es decir, dicha falta de apetito se debe a causas de índole psicológico.
Existen diferentes escenarios englobados bajo la categoría de anorexia nerviosa, en función de las estrategias para perder peso empleadas. Antes de describirlas, es importante resaltar dos aspectos. En primer lugar, dentro de los trastornos de la conducta alimentaria es frecuente encontrarse el fenómeno conocido como “migración diagnóstica”. Dicho fenómeno consiste en identificar cambios diagnósticos en una patología debido a la evolución de sí misma. Esto quiere decir que es frecuente que una persona que sufre anorexia nerviosa (u otro trastorno alimentario) comience a presentar síntomas identificativos de otro cuadro diagnóstico a lo largo del curso del problema.
En segundo lugar, es importante centrarnos en el papel que cumplen las conductas puestas en marcha, más que en la forma de estas. La descripción de las diferentes formas sólo tiene un interés exploratorio y comunicativo entre profesionales.
Una vez aclarado lo anterior, identificamos dos subtipos principales de la anorexia nerviosa:
La anorexia nerviosa es una condición que afecta a todos los niveles del organismo, por lo que los síntomas que se presentan son múltiples y variados:
A nivel fisiológico:
A nivel cognitivo
A nivel conductual
A nivel emocional
El origen de la anorexia nerviosa se puede explicar a través de diferentes teorías. Entre todas, destacan aquellas en las que se presenta un modelo multifactorial, es decir, se ven involucrados diferentes factores de riesgo, entre los que se suelen encontrar:
En primer lugar, si estás pasando por un problema relacionado con la alimentación te recomendamos que acudas a un psicólogo especializado que te ayude a comenzar tu recuperación. La anorexia es un trastorno grave, ya que puede generar complicaciones y poner en riesgo la vida de la persona, pero con el abordaje adecuado puede alcanzarse una recuperación total.
Durante tu recuperación puede ayudarte:
La anorexia nerviosa es uno de los principales trastornos que conforman las problemáticas relacionadas con la alimentación. Las personas que sufren de anorexia nerviosa mantienen unas creencias erróneas sobre la comida y el peso, otorgándoles un valor desmedido como forma de autorrealización, que les lleva a poner en marcha conductas con el objetivo de conseguir la restricción de la ingesta alimentaria. Esta dinámica afecta a otras áreas de la persona a través de un estado de ánimo depresivo, distanciamiento social, alteraciones en la percepción de sí misma…, disminuyendo su funcionamiento y bienestar.
El tratamiento de la anorexia nerviosa requiere un trabajo especializado en el que se recojan todas las áreas de funcionamiento de la persona. Si quieres saber más sobre el impacto que tienen los trastornos alimentarios en la salud mental puedes consultar nuestra guía.
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