Artículos 10 octubre 2023

Nutrición y cáncer de mama: cómo llevar una dieta saludable

Itsaso Martin Gandia Dietista Nutricionista
Itsaso Martin Gandia
Dietista Nutricionista

La nutrición oncológica es la rama destinada a adaptar la alimentación a cada momento de la enfermedad oncológica, los tratamientos recibidos y los posibles efectos secundarios.

Lo que hay que conseguir, es que la persona afectada por la enfermedad, tenga un buen estado nutricional durante el proceso, evitando el deterioro y mejorar los posibles efectos secundarios. Durante la enfermedad, se producen cambios en la composición corporal que debemos hacer frente con la alimentación. Muy común, es la pérdida de masa muscular y/o incremento de grasa, pudiendo afectar a la evolución de la enfermedad.

Dieta y cáncer de mama

El desarrollo del cáncer de mama es un proceso multifactorial en el que intervienen factores genéticos, ambientales y hormonales. La influencia de la dieta en el desarrollo del cáncer de mama está siendo ampliamente estudiada. El mantenimiento de dietas hipercalóricas, ricas en azúcares refinados, carne y grasas saturadas y pobre en frutas y vegetales, y por consiguiente, en fibra y vitaminas, se relaciona con mayor riesgo de desarrollar la enfermedad

Proteínas

Las proteínas son necesarias para el crecimiento y la reparación del tejido corporal. Cuando el organismo no recibe suficiente proteína, puede que recurra a utilizar la propia masa muscular como combustible en el proceso oncológico, pudiendo prolongar el tiempo de recuperación. Las personas con cáncer a menudo necesitan más proteína de lo común. Tras cirugía, quimioterapia o radioterapia, se necesita proteína adicional para sanar los tejidos y ayudar a combatir las infecciones. Entre las fuentes buenas de proteína encontramos:

  • Carne magra como el pollo, pavo o conejo.
  • Pescado.
  • Huevos.
  • Productos lácteos.
  • Legumbres.

Grasas

Las grasas tienen un papel importante en la nutrición, sirven como una fuente y reserva energética, transporte y almacén de vitaminas liposolubles y es un precursor hormonal. En el caso del cáncer de mama, distintos ensayos clínicos, hacen pensar que la suplementación con omega-3, podría promover efectos beneficiosos durante el tratamiento, como la disminución de los efecto secundarios (pérdida de masa muscular, fatiga, inflamación…) y la sensibilización de las células tumorales frente a los tratamientos. En la práctica clínica, no existe ninguna recomendación específica, pero sí es verdad, que la mayoría de las guías recomiendan aumentar el consumo.

El omega -3 lo podemos encontrar en:

  • Aceites vegetales: aunque el aceite de soja, de maíz o de germen de trigo lo contienen, sus cantidades son mucho menores a las que aporta el aceite de lino o aceite de oliva.
  • Semillas de lino o chía.
  • Pescado azul en mayor proporción que en el blanco.
  • Frutos secos, principalmente las nueces.
  • Aguacate.
nutricionista mujer consulta paciente ordenador naranjas Es importante conseguir que la persona afectada por la enfermedad, tenga un buen estado nutricional durante el proceso.

Hidratos de carbono

Son la principal fuente de energía para el organismo. A parte de proporcionar vitaminas y minerales, nos aportan gran cantidad de fibra. Para conseguirlo debemos evitar los cereales refinados. Una manera sencilla y nutritiva de complementar los platos en el periodo de la enfermedad, es añadir en las ingestas principales (comida y cena) una pequeña porción de cereales integrales, como pasta, arroz, quinoa, mijo, trigo sarraceno…y acabar dichas ingestas con fruta.

Agua

Es importante mantener un estado de hidratación óptimo. Durante el tratamiento pueden darse efectos secundarios como fiebre, vómitos o diarreas, en los que se pierde líquido pudiendo llegar a un estado de deshidratación. Las gelatinas caseras son buena opción para aumentar la ingesta de líquido, además nos aportan proteínas

Vitaminas y minerales

El cuerpo necesita una cantidad adecuada de vitaminas y minerales para funcionar adecuadamente y los podemos encontrar de forma natural en los alimentos. Una persona cuya alimentación sea variada y equilibrada, generalmente obtiene suficientes vitaminas y minerales de ella, pero durante el tratamiento pueden aparecer complicaciones, que nos impidan mantener una buena alimentación.

Los antioxidantes que incluyen vitamina A, C y E, así como selenio y zinc, absorben y se adhieren a los radicales libres para evitar que ataquen a las células normales. Estos micronutrientes, aunque todos son necesarios, merecen especial atención en periodos oncológicos. Las fuentes principales son:

  • Vitamina A: zanahoria, mantequilla, huevos, lácteos grasos, queso curado.
  • Vitamina E: aceites vegetales, nueces, pistachos, cacahuetes, bonito o atún.
  • Vitamina C: pimientos, brócoli, coliflor, fresas, kiwi, papaya, cítricos, espinacas o tomate.
  • Selenio: pescado, mariscos, carnes rojas, cereales integrales, huevos, pollo y ajo.
  • Zinc: germen de trigo, frutos secos, cacahuete, marisco y legumbres.

Consejos generales para la planificación de la dieta

  • Horario: debe planificarse el horario para poder realizar las ingestas adecuadas, ya que podría estar condicionado por el horario del tratamiento o curas. Hay que aprovechar la apetencia de la persona.
  • Volumen de ingestas: las pequeñas cantidades se toleran mejor.
  • Clima tranquilo: con compañía agradable y tiempo suficiente para comer. Evitar olores desagradables o preparaciones culinarias muy condimentadas.
  • La presentación y preparación de los platos: se debe respetar las apetencias de la persona. Las combinaciones de alimentos y colores de los platos deben de llamar la atención. Una buena opción para en las ingestas principales, es preparar platos completos donde se incluyan verduras, cereales integrales y proteína, como por ejemplo brócoli con arroz y salmón o wok de verduras con pasta y pollo.
  • Ingesta entre horas: es buen momento para añadir alimentos de pequeño volumen que nos ayuden a conseguir las recomendaciones. Los alimentos fríos suelen ser mejor tolerados, como por ejemplo lácteo con fruta y frutos secos o tostada de hummus y queso con nueces.

Es importante mantener una alimentación variada y equilibrada, acorde a las diferentes necesidades del paciente en el periodo oncológico, ya sea por el propio tratamiento o por efectos secundarios que pudieran aparecer.

Es conveniente que tenga una supervisión y/o acompañamiento de un equipo multidisciplinar dónde esté presente la figura del nutricionista. Si quieres saber más sobre el cáncer de mama puedes consultar nuestra guía sobre la prevención, detección y tratamiento en la lucha por la salud femenina.

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