El alcoholismo es un problema significativo en España. Según datos de la encuesta domiciliaria sobre alcohol y drogas en España (EDADES) de 2019, aproximadamente el 7% de la población española de 15 a 64 años presenta un consumo de riesgo de alcohol, ya sea ocasional o habitual.
En este artículo vamos a detallar qué es la adicción al alcohol, cuál es la prevalencia en España y las consecuencias que se sufren.
La prevalencia del consumo de alcohol en España puede variar dependiendo de diferentes estudios y grupos de edad.
Según datos de la encuesta domiciliaria sobre alcohol y drogas en España (EDADES) de 2019, el consumo de alcohol y la prevalencia de alcoholismo tienden a ser más altos en hombres que en mujeres en España. En términos de consumo excesivo, el 23,8% de los hombres de 15 a 64 años había presentado un consumo de riesgo ocasional en el último año, en comparación con el 5,5% de las mujeres en el mismo grupo de edad. En cuanto al consumo de riesgo, alrededor del 12% de esa misma población presentaba un consumo de riesgo ocasional y el 7% un consumo de riesgo habitual.
El alcoholismo, o trastorno por consumo de alcohol, se caracteriza por diversas etapas que pueden variar en duración y gravedad.
Aunque las etapas pueden diferir en cada individuo, a menudo se describen las siguientes:
Uso experimental: en esta etapa, la persona comienza a experimentar con el alcohol, generalmente en situaciones sociales.
Uso regular o fase pre-alcohólica: el consumo de alcohol se vuelve más frecuente y regular, y puede utilizarse como una forma de lidiar con el estrés o las emociones negativas. El organismo se acostumbra y desarrolla tolerancia.
Abuso o fase prodrómica: en esta etapa, el consumo de alcohol se vuelve problemático, afectando negativamente la salud física, las relaciones personales o el desempeño académico o laboral. Aparece de forma progresiva y lenta. Aumenta la necesidad de consumo.
Dependencia o fase crítica: en esta etapa, la persona desarrolla una dependencia física y psicológica del alcohol. Experimenta síntomas de abstinencia cuando intenta reducir o detener el consumo, y necesita consumir cantidades cada vez mayores para lograr los mismos efectos. Aparece el autoengaño. La persona centra su vida en el alcohol desatendiendo otras áreas. Aparecen los primeros síntomas físicos del consumo.
Adicción o fase crónica: en la etapa final, la adicción al alcohol es severa y domina la vida del individuo. El consumo de alcohol se vuelve compulsivo y difícil de controlar, a pesar de las consecuencias negativas significativas en la salud y el bienestar. Aparece el síndrome de abstinencia que le hace permanecer ebrio casi ininterrumpidamente.
La adicción al alcohol, también conocida como alcoholismo, lo entendemos cómo un trastorno crónico caracterizado por el consumo compulsivo y descontrolado de alcohol, a pesar de sus consecuencias negativas en la salud física, mental, social y laboral.
Las personas con adicción al alcohol experimentan una dependencia física y psicológica, tienen dificultades para limitar o detener su consumo, empiezan a desarrollar tolerancia (necesidad de beber más para sentir los mismo efectos) el síndrome de abstinencia y deseo intenso de consumo.
El consumo excesivo de alcohol suele estar acompañado de problemas de conducta, depresión, ansiedad o insomnio.
El alcoholismo es una condición compleja y multifactorial, y su desarrollo puede estar influenciado por una combinación de factores individuales, sociales y ambientales. Algunas de las posibles causas que pueden llevar al alcoholismo incluyen:
Según la encuesta sobre razones para el consumo de alcohol en España (EDADES) recogen como resultado con independencia del sexo, alrededor del 40% de los consumidores de alcohol declaran hacerlo porque es divertido y anima las fiestas. En segundo lugar, uno de cada cuatro individuos consume alcohol porque le gusta cómo se siente después de beber.
Es importante destacar que, según va aumentando la edad de los individuos, son menos los que beben alcohol debido a que “es divertido y anima las fiestas” y más los que beben porque creen que es saludable o forma parte de una alimentación equilibrada. No dudes en hablar con un psicólogo si crees que estás enganchado al alcohol.
Al principio suele darse el primer episodio de intoxicación por alcohol hacia la mitad de la adolescencia. La gran mayoría que desarrolla trastornos relacionados con el alcohol los desarrolla al final de la treintena. El trastorno por consumo de alcohol tiene un curso variable y se caracteriza por períodos de remisión y de recaída.
La decisión para abandonar el consumo suele responder a una crisis y es probable que acompañe de semanas o meses de abstinencia, no obstante, una vez que se retoma la ingesta de alcohol es muy probable que el consumo se incremente de forma rápida.
La ingesta repetida de altas dosis de alcohol puede afectar a casi todos los sistemas orgánicos, especialmente al tracto gastrointestinal, sistema cardiovascular y los sistemas nervioso central y periférico.
Los efectos gastrointestinales son las gastritis, úlceras, cirrosis hepática o pancreatitis. También presentan un riesgo incrementado de cáncer de esófago, estómago.
Una de las afecciones asociadas con mayor frecuencia es la hipertensión de bajo grado. La cardiomiopatía y otras miopatías son menos frecuentes, pero pueden aparecer en los grandes consumidores. Estos factores, junto con el incremento de los niveles de triglicéridos y de colesterol LDL, contribuyen a elevar el riesgo de afección cardiaca. La neuropatía periférica puede manifestarse como debilidad muscular, parestesias y disminución de la sensibilidad periférica.
Por supuesto, entre las afectaciones al sistema nervioso central se encuentran los déficits cognitivos, amnesia grave y los cambios degenerativos en el cerebelo.
Un efecto poco frecuente, aunque devastador del SNC es el trastorno amnésico persistente inducido por alcohol, o síndrome Wernicke-Korsakoff, se daña gravemente la capacidad de codificar nueva información.
Algunas de las consecuencias psicológicas comunes del alcoholismo incluyen sufrir trastornos depresivos, ansiedad, problemas de memoria y concentración, posibles cambios de personalidad y aumento del riesgo de trastornos mentales.
El trastorno por consumo de alcohol es un factor importante para el riesgo suicida durante la intoxicación grave y el contexto de trastorno depresivo.
Además, el alcoholismo puede afectar negativamente las relaciones familiares, laborales y sociales, y aumentar el riesgo de accidentes de tráfico y violencia.
En general según el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones recoge que existe un gran consenso en que se debe luchar contra el consumo de alcohol.
No obstante, se recogen muchos datos sobre la poca conciencia de problemática que puede generar el abuso del consumo. En lo que respecta al sexo, se aprecia que las mujeres están algo más concienciadas ante las políticas contra el consumo de alcohol, con independencia de la edad. Se percibe que consumir 5-6 cañas de manera habitual no se siente como un gran riesgo para la salud.
Además, sumemos que hay campañas publicitarias que promueven el probar nuevas bebidas alcohólicas, sumado a la poca percepción de riesgo para la salud, la accesibilidad y disponibilidad que hay y algún mito arraigado como el de “tomar una copa de vino al día es saludable”, hace que se “normalice” su consumo.
Este artículo pretende concienciar, visibilizar el riesgo que supone abusar, depender o sufrir una adicción.
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- Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones. Informe 2021. Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España. Madrid: Ministerio de Sanidad. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas; 2021. 243 p.
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