Se trata de una terapia que emerge de la psicología humanista en la que no sólo destaca por trabajar las enfermedades sino, además se caracteriza por tratar de desarrollar el potencial de las personas. En concreto, comprende al ser humano de forma global, tomando en cuenta sus diferentes dimensiones (intelectual, física, afectiva, social y espiritual) y hace hincapié en tomar conciencia de nuestra forma de funcionar, los mecanismos de defensa y la incorporación de la experiencia inmediata. El objetivo de la terapia se centra en la búsqueda de nuevas soluciones, en lugar de buscar el origen de los problemas, devolviendo a las personas la capacidad de elegir qué opción quiere tomar para afrontar la vida ampliando el campo de posibilidades.