Prueba diagnóstica para pacientes que han sufrido o se sospecha puedan haber sufrido una pérdida de conciencia o síncope. Se coloca al paciente en ayunas, consciente, tumbado en una camilla especial y sujeto a ella. Mientras permanece varios minutos en posición horizontal, se le dá un masaje en la zona de la carótida (cuello). A continuación se vá inclinando la camilla progresivamente, no menos de 45º y no más de 80º, durante un plazo inferior a 60 minutos. Durante la exploración se controlan permanentemente el ECG y la Tensión Arterial para analizar sus variaciones. La prueba se detiene si aparecen síntomas o signos alarmantes. Suele administrarse un fármaco (nitroglicerina sublingual) en una segunda fase, para acentuar las reacciones del organismo. Es habitual que el paciente tenga inicialmente palpitaciones. Si disminuye la frecuencia arterial () o la tensión (), puede producirse mareo o incluso un desmayo, que se resuelve al volver a la situación horizontal. Si hubiese complicaciones mayores, el equipo médico debe estar preparado y disponer de medios excepcionales a su alcance.