Una persona que tuvo Hepatitis B, puede transmitir la enfermedad por las formas que conocemos (por ejemplo,

Una persona que tuvo hepatitis B, aunque la haya curado y no presente inflamación crónica, no puede donar sangre. Se considera que aunque el virus esté indetectable en sangre, no puede garantizarse que eventualmente puede transmitirse.
Lógicamente esta posibilidad es mucho menor en las personas (que no pacientes) que pasaron la hepatitis B y están curados de ella que en los que persiste la inflamación crónica.
Igualmente, los pinchazos accidentales con una aguja de un paciente que tuvo hepatitis B, son menos probables que transmitan la hepatitis B.

Si la hepatitis B está curada y el paciente inmunizado completamente, el riesgo de contagio no existe.

Si por el contrario, el paciente tiene una hepatitis B crónica, no curada, efectivamente, el riesgo de transmisión por vía sanguínea y sexual, puede persistir.

Ante una hepatitis B pasada, es decir, curada, el paciente no tiene la enfermedad y no puede transmitirla por las formas habituales (relacione sexuales, pinchazos por aguja). Sin embargo, no debe donar sangre porque el DNA del virus se queda en los hepatocitos de por vida por lo que en una transfusión sanguínea, existe el riesgo de que se transmita la enfermedad al receptor.