Tengo cuadro de ansiedad y solo tomo en caso puntuales cuando me siento k parece k me da algo en el
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Tengo cuadro de ansiedad y solo tomo en caso puntuales cuando me siento k parece k me da algo en el cuerpo y no puedo controlarlo .solo kiero k este síntoma desaparezca hago relajación y respiraciones ejercicio pero en el fondo siento miedos gracias
Hola, entiendo perfectamente tu malestar, cuando la ansiedad se lleva al extremo genera una sensación de miedo, como bien dices la medicación de forma puntual puede ayudar, la relajación, el ejercicio físico... Pero es importante que ello se combine con psicoterapia para trabajar con el problema de forma guiada de la mano de un profesional. Un saludo.
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Gracias por compartir lo que te sucede. Toda la sintomatología que comentas entiendo que sea muy desagradable para ti y que te cause ese malestar. Es importante, a parte de recurrir a la medicación, poder saber de donde viene y sobretodo, aprender a gestionar las situaciones en las que aparece para que no impidan hacer una vida normal
Tu situación es muy difícil, cuando la ansiedad nos domina, podemos llegar a sentirnos muy desbordados. Te recomiendo que busques con un psicólogo el origen de la ansiedad para atajar la raíz del problema y no seguir tapando los síntomas solamente .
Buenos días. Te iria bien acudir a un psicólogo, ya que la ansiedad se puede controlar con la psicoterapia.
Buenos días, en primer lugar, agradecerte el compartir tu problema con nosotros. Verás, comparto la opinión de los compañeros: es importante combinar la farmacología (si lo prescribe un médico / psiquiatra) con un proceso de psicoterapia dónde poder trabajar el origen de esos miedos y como gestionarlos, entre otras cosas.
Las relajaciones y las respiraciones están bien, son una buena herramienta, pero no son suficientes. Un saludo y ánimo.
Las relajaciones y las respiraciones están bien, son una buena herramienta, pero no son suficientes. Un saludo y ánimo.
Gracias por exponer tu situación. Por una parte, se debería trabajar el miedo a la propia ansiedad y mejorar las técnicas de relajación y meditación para desactivarla más efectivamente y, por otra, las inseguridades y miedos en general. Te aconsejo te pongas en manos de un experto. Salud!
Gracias por compartir su preocupación, ante todo decirle que el mero hecho de dar el paso a exponerlo aquí es señal que aún cree que no está todo perdido. En las 3 líneas que expresa aquí se siente que hay mucha historia detrás que ha ido construyendo su propia forma de combatir el miedo que durante muchos años ha sido útil, hasta ahora. Veo en sus tres líneas unas ganas enormes de retomar su vida como desea, construyendo un nuevo camino donde pese a que en ocasiones venga ese miedo pueda sostenerlo con nuevas estrategias, y le permita realizar lo que quiere. Para ello, le recomiendo que vaya a sesiones de Psioterapia, si lo desea póngase en contacto conmigo y vemos que posibilidades hay en su zona.
Hola, como han comentado mis compañeros la sintomatología ansiosa es muy desagradable y entiendo que recuras a la medicación, pero creo que debes de tener en cuenta que esa sintomatología aparece o se instauro por algo en ti. A veces el hecho de querer quitarla agrava más el problema porque entablas una lucha con el síntoma y eso desgasta mucho.
Creo que seria bueno pidieras cita con un especialista para que te ayude a averiguar porque se instauro y como relacionarte con esos síntomas.
Creo que seria bueno pidieras cita con un especialista para que te ayude a averiguar porque se instauro y como relacionarte con esos síntomas.
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Buenos días.
Puede irte muy bien un acompañamiento terapéutico para trabajar el fondo de la ansiedad y su gestión actual. A la vez también te recomendaría realizar un MBSR, el programa de Mindfulness de Reducción del estrés y la ansiedad que ayuda a conectar con nuestro cuerpo y vivir las experiencias emocionales, mentales y corporales con mejores recursos y más plenitud. Saludos
Arnau
Puede irte muy bien un acompañamiento terapéutico para trabajar el fondo de la ansiedad y su gestión actual. A la vez también te recomendaría realizar un MBSR, el programa de Mindfulness de Reducción del estrés y la ansiedad que ayuda a conectar con nuestro cuerpo y vivir las experiencias emocionales, mentales y corporales con mejores recursos y más plenitud. Saludos
Arnau
Muchas gracias por tu consulta, y siento mucho que estés pasando por un mal momento.
La relajación/meditación puede ser útil, aunque también recomiendo acompañarla de un tratamiento psicologico con un especialista. Podría ser también útil acudir al médico de cabecera y psiquiatra por si considera que la medicación puede ser acompañamiento del tratamiento psicológico.
UN saludo,
Estíbaliz.
La relajación/meditación puede ser útil, aunque también recomiendo acompañarla de un tratamiento psicologico con un especialista. Podría ser también útil acudir al médico de cabecera y psiquiatra por si considera que la medicación puede ser acompañamiento del tratamiento psicológico.
UN saludo,
Estíbaliz.
Buenos días,
creo que es necesario que comiences un proceso terapéutico para poder comenzar a entender a qué se debe tu ansiedad y por otra parte entender la función que tiene ese síntoma en tu persona.
Un saludo,
Paul
creo que es necesario que comiences un proceso terapéutico para poder comenzar a entender a qué se debe tu ansiedad y por otra parte entender la función que tiene ese síntoma en tu persona.
Un saludo,
Paul
La verdad que la ansiedad es muy incómoda y puede hacerte sufrir pero, has de hacer terapias que te ayuden a aceptar tus ansiedad y a ser tolerante con la misma. Hay distintas terapias que te puede ayudar. Contacta con un psicólogo
En contestación a tu pregunta sobre que puedes hacer para que desaparezcan los síntomas de la ansiedad, quizás tú misma tienes parte de la posible respuesta. Creo que te sería de gran utilidad poder profundizar en estos miedos: cuándo aparecen, miedo a qué, qué puede pasar si te enfrentas a ellos ...... te ayudaría poder contar con un profesional que te guíe, ya que así podrás centrarte más rápidamente en estos temas. Espero te haya ayudado. Un saludo;
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Comparto la opinión de mis compañeros, una psicoterapia podría ayudarte a gestionar mejor tu ansiedad.
Cuando dices "sólo tomo en casos puntuales", si te refieres a beber alcohol, de todas las estrategias que llevas a cabo para reducir tu ansiedad (respiraciones, relajación, ejercicio), ésta es la menos aconsejable, ya que si bien, inicialmente, puedes notar cierto alivio, la ansiedad se mantendrá igual en el tiempo, incluso podrías estar añadiendo otro problema.
Un saludo
Cuando dices "sólo tomo en casos puntuales", si te refieres a beber alcohol, de todas las estrategias que llevas a cabo para reducir tu ansiedad (respiraciones, relajación, ejercicio), ésta es la menos aconsejable, ya que si bien, inicialmente, puedes notar cierto alivio, la ansiedad se mantendrá igual en el tiempo, incluso podrías estar añadiendo otro problema.
Un saludo
Buenos días. Desde mi punto de vista, cualquier terapia que uses para calmar sólo los síntomas de la ansiedad puede ser una solución a corto plazo, a largo plazo se puede convertir en un recurso de escape, por lo que no aporta a una verdadera recuperación. Es por ello que la respiración, el ejercicio, el yoga, etc., sin una verdadera exploración interna, no funciona. Debe de haber una exploración para descubrir por qué tu sistema nervioso responde a una amenaza inexistente, que a veces se produce por pensamientos negativos, intrusivos, catastróficos y que en ocasiones surgen por haber pasado un evento doloroso o por otros motivos del que se tiene o no consciencia, etc. Es necesario descubrir cuál es la función del síntoma de la ansiedad en tu vida, y cuando surgió, entre otras cosas, para así dar una gestión adecuada a este miedo que puede dominar tu vida. Un saludo, Jaqueline
Unas de las mayores dificultades que tiene la ansiedad, es que los propios síntomas generan más ansiedad en sí mismos, y a controlar eso puede ayudarte un profesional. Quizás no logres que remitan totalmente los síntomas pero sí que percibas el control sobre ellos y se vuelvan menos significativos y no sean para ti un problema.
Hola, muchas gracias por consultar con nosotros sobre tus dudas.
Como bien dices, cuando sentimos esos niveles de ansiedad es común que aparezca el miedo y nos asustemos. Sin embargo, precisamente ese miedo que aparece y nos asusta, suele contribuir a que la ansiedad que estabas experimentando se incremente, que sea más frecuente, es decir, que se extienda y generalice. La ansiedad, cuando es desadaptativa, puede ser realmente incapacitante e influir directamente en el desarrollo de nuestro día a día. Por esto motivo, te sugiero que busques ayuda de un psicólogo/a que te inspire confianza (la relación terapeuta-paciente es muy importante en el desarrollo de la misma) para juntos podáis encontrar el origen de la ansiedad y también para que pueda darte las herramientas que necesitas para afrontar la ansiedad y el miedo (la relación que se establece entre estos dos elementos es muy importante). Cuanto antes hagas este trabajo, evitarás la generalización, es decir, que se extienda a más situaciones y aumenten los niveles que ya tienes.
La relajación y la respiración son herramientas muy buenas que sería recomendable aplicar en combinación con otras estrategias.
Espero haberte podido ayudar con mi respuesta. Cualquier duda que tengas o algo que necesites, estoy a tu disposición.
Un abrazo
Como bien dices, cuando sentimos esos niveles de ansiedad es común que aparezca el miedo y nos asustemos. Sin embargo, precisamente ese miedo que aparece y nos asusta, suele contribuir a que la ansiedad que estabas experimentando se incremente, que sea más frecuente, es decir, que se extienda y generalice. La ansiedad, cuando es desadaptativa, puede ser realmente incapacitante e influir directamente en el desarrollo de nuestro día a día. Por esto motivo, te sugiero que busques ayuda de un psicólogo/a que te inspire confianza (la relación terapeuta-paciente es muy importante en el desarrollo de la misma) para juntos podáis encontrar el origen de la ansiedad y también para que pueda darte las herramientas que necesitas para afrontar la ansiedad y el miedo (la relación que se establece entre estos dos elementos es muy importante). Cuanto antes hagas este trabajo, evitarás la generalización, es decir, que se extienda a más situaciones y aumenten los niveles que ya tienes.
La relajación y la respiración son herramientas muy buenas que sería recomendable aplicar en combinación con otras estrategias.
Espero haberte podido ayudar con mi respuesta. Cualquier duda que tengas o algo que necesites, estoy a tu disposición.
Un abrazo
Buenos días, gracias por tu consulta. Intentar controlar la ansiedad es algo que los seres humanos normalmente hacemos, ya que la ansiedad puede ser realmente molesta y desagradable. Sin embargo, los intentos de control se convierten en parte del problema, ya que las manifestaciones de ansiedad son imposibles de controlar, por ello es necesario dar un manejo distinto a esta problemática, la terapia de aceptación y compromiso te puede resultar muy útil, ya que en esta modalidad terapéutica aprenderás a tolerar los síntomas de ansiedad y a redirigir tu atención hacia los aspectos mas valiosos de tu vida.
Hola,
Suscribo las palabras de mis 18 compañeras/os.
Por su relato deduzco que desea encontrar una solución rápida sin recibir tratamiento psicológico continuar con algo de medicación, realizar ejercicios de relajación, respiraciones y llevar a cabo ejercicio físico.
Hemos osado corregir su texto en pregunta:
¿Cómo controlar la ansiedad?
Respuesta:
Con calma.
El estado de incertidumbre y desorientación, el “no saber a qué atenerse” conduce con frecuencia, cuando la persona se abandona a él, a la “angustia”.
Lo que viene a continuación trata de ir más allá de la ansiedad o angustia, al menos en su versión negativa, esto es, la “suspensión” o “abstención”, el desinterés y la indiferencia; hablaremos, en adelante, de formas positivas como son el estado de alerta y el activo y tenso sosiego.
Preámbulo
Su comentario “en el fondo siento miedo”, puede leer una pregunta contestada por nosotros en Doctaralia: ¿Por qué tengo miedo a todo? Las recomendaciones allí contenidas podrían complementar los argumentos que desarrollaremos aquí.
Argumentación
En adelante, todo lo reflexionado en este apartado se ajustará a lo que se conoce como ansiedad normal. Importa poco, a nuestro propósito, diferencial entre la ansiedad y la angustia. Que la angustia y la ansiedad sean de naturaleza y cualidad diferentes o se trate simplemente de grados dentro de una misma expresión emocional no altera el producto final que tratamos de desvelar para hablar de “calma” o “tranquilidad”.
¿Qué entendemos por calma?:
Más la calma de la persona es la que él mismo briosamente se crea en medio de la congoja y del apuro cuando al sentirse perdido grita a los demás o a sí mismo: ¡Calma¡. No es la “angustia” sino en esa “calma” que la supera y poner en ella orden, donde la persona puede verdaderamente tomar posesión de su vida y, en efecto, “existir”: en ella propiamente se humaniza –volveremos más adelante sobre estas ideas-.
Como decíamos al principio, existe una ansiedad normal que sobreviene con ocasión de un acontecimiento particularmente apto para producirla y cuyo desarrollo depende de las reacciones ante los hechos de la vida cotidiana.
Ciertas personas parecen predispuestas desde siempre a reacciones hiperemocionales y a la ansiedad fácil; son los “hiperemotivos”, cuya sensibilidad reactiva se ve afectada permanentemente por las circunstancias normales de la vida cotidiana, con sus tropiezos y su necesidad constante de adaptación. Así son los tímidos, los rastreadores, los susceptibles, y los inquietos. Algunos disimulan esta vulnerabilidad emocional con reacciones de cólera, oposicionismo, violencia o fuga a modo de defensa contra la ansiedad.
Un grado más y se llega, pasando por todas las transiciones, al cuadro de los grandes ansiosos con sus paroxismos de crisis graves de angustia (que evoluciona por crisis o episodios de corta duración), sus episodios de abatimiento y depresión y sus períodos de calma –pero este tipo de ansiedad, como dijimos, no es la que nos interesa aquí.
La hiperemotividad simple es escasamente patológica; se traduce por la facilidad e intensidad de las reacciones somatopsíquicas normales que se hacen frecuentes, hasta constituir un inconveniente serio para la vida cotidiana (aquí tenemos a los tímidos). La existencia de fobias asociadas añade una complicación.
Discusión
Para sentirnos feliz –satisfechos con nuestra vida-, tenemos que ser dueños de sí mismos. Y si no lo somos, debemos poner remedios. Por ejemplo, en lugar de ocuparnos en ejercer dominio (control) sobre las cosas, debemos ser dueño de sí propio (del yo mismo).
Hablamos de suficiencia, independencia, libertad, serenidad, imperturbabilidad. Para alcanzar estos ideales, debe acumular experiencias, fracasos y desengaños, debemos sentirnos inquietos y desconfiados, de vuelta de muchas cosas, y replegados sobre sí mismo. La ansiedad, contemplada desde aquí, es la desesperación de no poder conocer –conocer lo que somos-. Éste es el medio por el cual se consigue la tranquilidad.
Cuando desde nuestro interior comenzamos a comprender que no hay que preocuparse, que debemos contemplar todo lo que nos amedranta con mente serena. Por lo tanto, frente a la ansiedad o la angustia debemos estar tranquilos y contemplar las cosas con mirada serena, calmada.
Proponemos mantener, frente a la ansiedad, el buen temple, la alegría y contento, la jovialidad, el equilibrio armonioso y la distinción y el discernimiento de lo que es importante y lo que no. No se trata de “aguantar” pasivamente o de desinteresarnos con indiferencia de la ansiedad, sino de considerar la situación en que se encuentra uno y las cosas que hay en ellas con mirada alerta, para discernir, distinguir y hallar la prosperidad y bienestar –recordemos que algunas de nuestras compañeras hablaban de la ansiedad como un estado de alerta, en el caso que describimos sería un estado risueño de la alerta, un estado positivo de la ansiedad-.
Defendemos la mesura en la emoción, podemos sentirnos indignados, enojados o coléricos, pero debemos ser dueños de las emociones, para refrenarlas y dominarlas, y no alterarnos. Se trata de conservar la calma en el peligro que supone la ansiedad, de enfrentarse a ella sin alterarse.
Es más valiente el que se mantiene ante la ansiedad impávido e imperturbable, en los peligros súbitos e imprevistos de la vida cotidiana, que el que lo es en los ya conocidos y manifiestos; pues entonces la valentía frente a la ansiedad procede más del hábito de sufrirla que de preparación para afrontarla.
Conclusión
La ansiedad consiste en un estado de alerta, que es serenidad y clarividencia en orden a la acción acontecida. El valor en los peligros de la vida, y sobre todo en los peligros súbitos, inesperados e imprevistos, es una actitud hecha de serenidad, de calma perspicaz, que permite obrar con prontitud y acierto, aun sin una preparación previa. La voz “alerta”, tan expresiva, traduce inmejorablemente esta disposición. Con la interjección all´erta (de erta, subida), se invitaba a los soldados a levantarse y ponerse en guardia en caso de ataque.
Adviértase este sereno y tenso estado de alerta que encierra la ansiedad frente a todo peligro inesperado.
A modo de resumen
A pesar de ello, la fortuna –la mala fortuna, diríamos- de la idea de ansiedad ha subrayado casi siempre su lado negativo. La forma afirmativa de la ansiedad podemos contemplarla en el sosiego. Son muchos los nombres de la ansiedad: angustia, congoja, tribulación, zozobra, desazón, desasosiego. Pero lo que interesa destacar aquí, es que para tener sosiego hay que sosegarse, que en el sosiego no se está ya, que no es regalado. Y sosegar, de la misma raíz que sentarse, es calmar, dar asiento, firmeza, seguridad, serenidad. El desasosiego –la ansiedad en estado de alerta- es la pérdida del sosiego, del asiento y la calma que la persona había conseguido, que se había procurado al sosegarse.
La ansiedad es solo una privación, que lo propio de la persona no es la angustia, sino el sosiego; pero que éste, a su vez, no le es dado en balde, sino que la persona tiene que conquistarlo y ganarlo; que para tener sosiego –y no ansiedad- tiene primero que sosegarse.
Epílogo
Lo único que hay que decir contra la calma s lo que hay que decir contra la angustia y contra toda otra emoción pura en que la persona quiere radicar su existencia –usted dice: “solo quiero que este síntoma desaparezca-: que cada cual lleva en sí el germen de una viciosidad particular. Todo temple humano puede “ser en forma” o en modo deficiente. Así la calma puede degenerar en cotidianeidad, mera adaptación y conformismo, como la angustia, degradada en manía o pavor, frenetiza y envilece a la persona.
Y esta calma activa, esta ansiedad positiva, jovial y alerta, y, sobre todo, lucida es la que hemos tratado de mostrar aquí a modo de sosiego.
Espero y deseo, haber sido de ayuda.
Reciba un cordial saludo,
Juan José Regadera, Murcia
Suscribo las palabras de mis 18 compañeras/os.
Por su relato deduzco que desea encontrar una solución rápida sin recibir tratamiento psicológico continuar con algo de medicación, realizar ejercicios de relajación, respiraciones y llevar a cabo ejercicio físico.
Hemos osado corregir su texto en pregunta:
¿Cómo controlar la ansiedad?
Respuesta:
Con calma.
El estado de incertidumbre y desorientación, el “no saber a qué atenerse” conduce con frecuencia, cuando la persona se abandona a él, a la “angustia”.
Lo que viene a continuación trata de ir más allá de la ansiedad o angustia, al menos en su versión negativa, esto es, la “suspensión” o “abstención”, el desinterés y la indiferencia; hablaremos, en adelante, de formas positivas como son el estado de alerta y el activo y tenso sosiego.
Preámbulo
Su comentario “en el fondo siento miedo”, puede leer una pregunta contestada por nosotros en Doctaralia: ¿Por qué tengo miedo a todo? Las recomendaciones allí contenidas podrían complementar los argumentos que desarrollaremos aquí.
Argumentación
En adelante, todo lo reflexionado en este apartado se ajustará a lo que se conoce como ansiedad normal. Importa poco, a nuestro propósito, diferencial entre la ansiedad y la angustia. Que la angustia y la ansiedad sean de naturaleza y cualidad diferentes o se trate simplemente de grados dentro de una misma expresión emocional no altera el producto final que tratamos de desvelar para hablar de “calma” o “tranquilidad”.
¿Qué entendemos por calma?:
Más la calma de la persona es la que él mismo briosamente se crea en medio de la congoja y del apuro cuando al sentirse perdido grita a los demás o a sí mismo: ¡Calma¡. No es la “angustia” sino en esa “calma” que la supera y poner en ella orden, donde la persona puede verdaderamente tomar posesión de su vida y, en efecto, “existir”: en ella propiamente se humaniza –volveremos más adelante sobre estas ideas-.
Como decíamos al principio, existe una ansiedad normal que sobreviene con ocasión de un acontecimiento particularmente apto para producirla y cuyo desarrollo depende de las reacciones ante los hechos de la vida cotidiana.
Ciertas personas parecen predispuestas desde siempre a reacciones hiperemocionales y a la ansiedad fácil; son los “hiperemotivos”, cuya sensibilidad reactiva se ve afectada permanentemente por las circunstancias normales de la vida cotidiana, con sus tropiezos y su necesidad constante de adaptación. Así son los tímidos, los rastreadores, los susceptibles, y los inquietos. Algunos disimulan esta vulnerabilidad emocional con reacciones de cólera, oposicionismo, violencia o fuga a modo de defensa contra la ansiedad.
Un grado más y se llega, pasando por todas las transiciones, al cuadro de los grandes ansiosos con sus paroxismos de crisis graves de angustia (que evoluciona por crisis o episodios de corta duración), sus episodios de abatimiento y depresión y sus períodos de calma –pero este tipo de ansiedad, como dijimos, no es la que nos interesa aquí.
La hiperemotividad simple es escasamente patológica; se traduce por la facilidad e intensidad de las reacciones somatopsíquicas normales que se hacen frecuentes, hasta constituir un inconveniente serio para la vida cotidiana (aquí tenemos a los tímidos). La existencia de fobias asociadas añade una complicación.
Discusión
Para sentirnos feliz –satisfechos con nuestra vida-, tenemos que ser dueños de sí mismos. Y si no lo somos, debemos poner remedios. Por ejemplo, en lugar de ocuparnos en ejercer dominio (control) sobre las cosas, debemos ser dueño de sí propio (del yo mismo).
Hablamos de suficiencia, independencia, libertad, serenidad, imperturbabilidad. Para alcanzar estos ideales, debe acumular experiencias, fracasos y desengaños, debemos sentirnos inquietos y desconfiados, de vuelta de muchas cosas, y replegados sobre sí mismo. La ansiedad, contemplada desde aquí, es la desesperación de no poder conocer –conocer lo que somos-. Éste es el medio por el cual se consigue la tranquilidad.
Cuando desde nuestro interior comenzamos a comprender que no hay que preocuparse, que debemos contemplar todo lo que nos amedranta con mente serena. Por lo tanto, frente a la ansiedad o la angustia debemos estar tranquilos y contemplar las cosas con mirada serena, calmada.
Proponemos mantener, frente a la ansiedad, el buen temple, la alegría y contento, la jovialidad, el equilibrio armonioso y la distinción y el discernimiento de lo que es importante y lo que no. No se trata de “aguantar” pasivamente o de desinteresarnos con indiferencia de la ansiedad, sino de considerar la situación en que se encuentra uno y las cosas que hay en ellas con mirada alerta, para discernir, distinguir y hallar la prosperidad y bienestar –recordemos que algunas de nuestras compañeras hablaban de la ansiedad como un estado de alerta, en el caso que describimos sería un estado risueño de la alerta, un estado positivo de la ansiedad-.
Defendemos la mesura en la emoción, podemos sentirnos indignados, enojados o coléricos, pero debemos ser dueños de las emociones, para refrenarlas y dominarlas, y no alterarnos. Se trata de conservar la calma en el peligro que supone la ansiedad, de enfrentarse a ella sin alterarse.
Es más valiente el que se mantiene ante la ansiedad impávido e imperturbable, en los peligros súbitos e imprevistos de la vida cotidiana, que el que lo es en los ya conocidos y manifiestos; pues entonces la valentía frente a la ansiedad procede más del hábito de sufrirla que de preparación para afrontarla.
Conclusión
La ansiedad consiste en un estado de alerta, que es serenidad y clarividencia en orden a la acción acontecida. El valor en los peligros de la vida, y sobre todo en los peligros súbitos, inesperados e imprevistos, es una actitud hecha de serenidad, de calma perspicaz, que permite obrar con prontitud y acierto, aun sin una preparación previa. La voz “alerta”, tan expresiva, traduce inmejorablemente esta disposición. Con la interjección all´erta (de erta, subida), se invitaba a los soldados a levantarse y ponerse en guardia en caso de ataque.
Adviértase este sereno y tenso estado de alerta que encierra la ansiedad frente a todo peligro inesperado.
A modo de resumen
A pesar de ello, la fortuna –la mala fortuna, diríamos- de la idea de ansiedad ha subrayado casi siempre su lado negativo. La forma afirmativa de la ansiedad podemos contemplarla en el sosiego. Son muchos los nombres de la ansiedad: angustia, congoja, tribulación, zozobra, desazón, desasosiego. Pero lo que interesa destacar aquí, es que para tener sosiego hay que sosegarse, que en el sosiego no se está ya, que no es regalado. Y sosegar, de la misma raíz que sentarse, es calmar, dar asiento, firmeza, seguridad, serenidad. El desasosiego –la ansiedad en estado de alerta- es la pérdida del sosiego, del asiento y la calma que la persona había conseguido, que se había procurado al sosegarse.
La ansiedad es solo una privación, que lo propio de la persona no es la angustia, sino el sosiego; pero que éste, a su vez, no le es dado en balde, sino que la persona tiene que conquistarlo y ganarlo; que para tener sosiego –y no ansiedad- tiene primero que sosegarse.
Epílogo
Lo único que hay que decir contra la calma s lo que hay que decir contra la angustia y contra toda otra emoción pura en que la persona quiere radicar su existencia –usted dice: “solo quiero que este síntoma desaparezca-: que cada cual lleva en sí el germen de una viciosidad particular. Todo temple humano puede “ser en forma” o en modo deficiente. Así la calma puede degenerar en cotidianeidad, mera adaptación y conformismo, como la angustia, degradada en manía o pavor, frenetiza y envilece a la persona.
Y esta calma activa, esta ansiedad positiva, jovial y alerta, y, sobre todo, lucida es la que hemos tratado de mostrar aquí a modo de sosiego.
Espero y deseo, haber sido de ayuda.
Reciba un cordial saludo,
Juan José Regadera, Murcia
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