Mi hija de 8 años lleva desde los 6 con tics nerviosos. Empezó con parpadeo de ojos y ahora hace muecas,

Saludos. El pediatra de tu hija probablemente tiene buen criterio y es la persona que mejor conoce el historial de tu hija y sus necesidades, no obstante creo que no estaría de más valorar una segunda opinión.
Lo que comentas bien podrían ser síntomas de ansiedad que se expresan con conductas estereotipadas, no obstante conviene hacer un buen diagnóstico diferencial.

Existe un síndrome llamado PANDAS que se da a consecuencia de una infección bacteriana (estreptococos) y que da síntomas parecidos a los que describes, muy frecuentemente se confunde con un trastorno de tipo obsesivo-compulsivo o con un síndrome de Tourette. Es una enfermedad poco habitual, generalmente precedida por anginas y remite con antibióticos.

Sin ánimo de añadir mayor preocupación al caso, simplemente consultaría con un especialista (neurólogo/psiquiatra) para descartar esto.

Le recomendaría que acudiese a un profesional de la psicología para descartar un posible trastorno obsesivo-compulsivo. Habría que explorar cómo ha sido su desarrollo hasta el momento actual y posibles antecedentes familiares. También si hay períodos en los que se agudizan los síntomas y otros en los que se dan con menor frecuencia y si realiza esos movimientos para rebajar los niveles de malestar que le provocan determinados pensamientos, etc...

Ver a un especialista nunca está de más, así sales de dudas y si os pueden ayudar mejor. Un saludo

Hola,
Nunca está de más una segunda opinión, pero como dicen mis compañeros si el pediatra la lleva des de siempre y conoce las características de la niña no hay de qué preocuparse. Sí que es verdad que los tics pueden tener muchos orígenes y pueden llegar a ser muy preocupantes (sobretodo si se desconoce la causa), pero hay muchos niños que los tienen en mayor o menor medida, y que con los años se reducen o incluso desaparecen (porqué el mismo sistema nervioso que estaba funcionando de más, se regula con la edad).
En cualquier caso, como decimos, una segunda opinión y una exploración exhaustiva puede calmar la incertidumnbre.

En ocasiones, los tics en los niños son síntomas pasajeros. A veces, la normal preocupación de los padres por lo que puedan ser esos tics, puede acrecentar la intensidad de los mismos o incluso generalizarse a otras partes del cuerpo. Dese la oportunidad de no prestarle demasiada atención. Pruebe a relativizar un poco, como dice su pediatra.
Si pasado un tiempo prudente, comprueba que nada ha cambiado en relación a su pregunta, sí, consulte a un psicoterapeuta infantil.

Parece que el inicio de los tics de su hija comenzaron en un momento de su vida donde se da un cambio muy importante: de infantil a primaria. Sin duda yo le aconsejo que lo revisen con un psicoterapeuta infantil para descartar un origen de índole emocional.
Un saludo.

Como dicen mis compañeros, el pediatra es quien conoce el historial de su hija. Sin embargo, por lo que comentas, los tics se han ido incrementando (desconozco si la frecuencia y la inetensidad es la misma) pero ha involucrado a más grupos musculares, primero ojos, después boca, hombros, y ahora garganta... Además, según los criterios diagnósticos se consideran transitorios si la duración es inferior a 6 meses, en este caso la evolución es de más tiempo por lo que sería considerado crónico. ¿Existen antecedentes familiares de tics? ¿Identificad algún evento estresante previo a la aparición (aunque puede que no lo haya)? Los tics son frecuentes en niños de esa franja de edad; aún así, consultaría con un neurólogo y un psicólogo especialista en tics. Como decía el compi anterior parece conveniente consultar con una segunda opinión.
Un saludo.

Acudir a un profesional de la neurlogía y de la psicología sería lo indicado. No es excluyente el trabajo que pueden hacer ambos profesionales, de hecho es complementario. Hay que tener en cuenta que pueden concurrir varios factores en la aparición de esos síntomas. Un buen registro de los momentos en los que aparece, desde cuándo, cuándo se incrementan, etc, es un buen comienzo. Estas situaciones suelen ser transitorias en el desarrollo, pero también es interesante estudiarlas pues se pueden (y deben) trabajar los factores que pueden estar influyendo en su aparición.

Es probable que sea un exceso de ansiedad, una forma que tiene el cuerpo de expresar algo que tu hija no es capaz de poner en palabras. Acudir a un psicólogo infantil puede ser beneficioso para que ella encuentre palabras a sus ansiedad y para ti para quitarte la preocupación que tienes y que el pediatra no ha sabido calmar! Mucha suerte.