Llevo 3 años y medio consciente de que mi madre no estaba como siempre. Obsesivo puro dentro del Toc

10 respuestas
Llevo 3 años y medio consciente de que mi madre no estaba como siempre. Obsesivo puro dentro del Toc, desarrolle un apego ambivalente desde que al nacer mi madre tuvo que asumir la ruptura con mi padre y la pérdida de su hermano, mi tío. A los seis años murió mi abuelo, al que siempre acudo para decirme que si él no me hubiera abandonado yo no tendría la peor de las dudas cronificada, la duda de si soy merecedor de ser querido. Cuando tomo benzodiacepinas junto al metilfenidato tan sólo busco dejar de pensar en mí, los insomnios han crecido con la pérdida progresiva de lo que un día era mi madre y la sensación de que la soledad en la que estoy puede aún ir a peor. Mi pareja de tres años, propició una ruptura inesperada, mi madre ya no tiene capacidad de empatía, mi abuela con 97 años me pone un límite de seguramente dos años. No quiero emprender nada, porque no creo que pueda haber salida a esta situación. Con la pérdida de la pareja, el dolor es insoportable, la introspección insufrible y la realidad que siento parece que es un reflejo de mi desesperación. No quiero seguir, no quiero seguir ahora que todavía puedo hallar la calma de que siguen vivas madre y abuela. No sé si estoy pidiendo ayuda o simplemente haciendo lo único que me hace olvidar y es escribir. Lo siento.
Hola, muchas gracias por expresar esta situación que te está ocurriendo desde hace mucho y que no debe ser nada fácil, no puedo ni imaginar cómo de mal debes haberlo pasado. Si escribir es algo que te ayuda pues bienvenido sea, escribe todo lo que necesites. Por lo que comentas, para que la falta de autoestima, de confianza y de amor propio te han llevado a ideas como las de ser una persona que no sea merecedora de amor, y esto no es cierto en ningún caso. Todo esta situación familiar peculiar, junto a la falta de autoestima, refuerzo social, gratificadores en general, te han llevado a un estado de ánimo deprimido y a una apatía total. Te recomiendo que puedas analizar bien con un especialista varios aspectos como tu alimentación y tu actividad física para poder empezar a obtener más dopamina y serotonina para que mejore ese malestar emocional, además, tratar con un especialista esa falta de autoestima para poder empezar con todo a encontrarte mejor y verle un sentido a las cosas que están por suceder. Espero haber podido resultar de ayuda, quedo a tu entera disposición, saludos!

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Buenas tardes. Entiendo el sufrimiento que generan las obsesiones puras, pero el TOC puede trabajarse a nivel terapéutico. Leyendo la historia que contò, pone el locus en lo externo, es decir, centrado en lo que ocurre a su alrededor, pareja, familia...Sería interesante, ver realmente que ocurre dentro (locus interno), pues ahì podrà descubrir que pasa con usted mismo. No hay familias perfectas y sì somos merecedores de amor. Recomiendo revisión farmacológica e iniciar tratamiento terapéutico, para obtener las herramientas terapéuticas necesarias para vivir su vida en paz. Saludos.
Hola!!!!!
La situación por la que estás pasando es de mucho dolor y sufrimiento. Si sientes que no puedes avanzar, que no puedes aunque quieras seguir adelante, no dudes en pedir ayuda tanto psicológica como medica; ambas te van a ayudar enormemente a sentirte mejor.
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Hola,

Comparto las recomendaciones y sugerencias de mis tres compañeras/os. Todas ellas valiosas y útiles.

Nuestra reflexión conectará con los valores de actitud, el sentido del dolor y los escrúpulos de conciencia.

Su duda:

¿Soy merecedor de ser querido?

Respuesta:

Sí.

Argumentación

Sus escrúpulos de conciencia

Su duda obsesiva es una forma grave y muy extendida de obsesión, especialmente cargada de ansiedad. Se trata de una interrogación sobre las relaciones interpersonales, sobre sí-mismo, sobre su existencia, con una impulsión a verificarla. Nada es suficiente, el gesto más insignificante de amor no se valora suficientemente, sin llegar a quedar nunca satisfecho porque el objeto de su obsesión es de índole moral: “¿Soy merecedor –se pregunta- de ser querido?”. Nos encontramos antes los escrúpulos de conciencia.

El escrupuloso duda acerca de si ha cometido o no un pecado que le haga ser merecedor de no ser querido. La duda es una muestra de su inseguridad existencial. No es una duda intelectual.

Con dificultad el psicólogo logra contener al dudador entre los límites de una pauta racional; porque la duda surge del plano de la creencia normal –y es fruto de su biografía, aquella que describe con dotes literarias y ha querido compartir con nosotros-.

Muchas veces he visto pacientes con dudas sobre si son merecedores de ser amados. Las dudas eran anancasmos, y en verdad el paciente seguía manteniendo en su interior su sentido de amor y reconocimiento vivo que antes de aparecer sus dudas morbosas.

La duda morbosa se mantiene en ese clarooscuro que no es creencia ni es convencimiento, y que no es otra cosa sino experiencia –historia biográfica y personal-. La duda del escrupuloso, que no se siente enfermo, será una idea intelectual, que repercutirá en el plano de la creencia. Pero, de todos modos, en ella actúa la personalidad como un todo único, capaz, a la postre, de decidir si tiene los elementos necesarios para tomar una posición. O de esperar a tomarla, si carece de ellos. En cambio, en el obsesivo la decisión es imposible. El se siente incapaz de tomar una determinada postura. Su actitud tiene la ambivalencia de la angustia. La angustia es un proceso de simpatía y de antipatía simpatética.

En este juego –dicho con todo respeto-, en este va y ven entre el yo y el mundo, entre el presente y el futuro, entre el pasado y el presente, se despliega la vida toda; pero de este vaivén en la persona normal se deriva su avanzar. La vida se va realizando, a pesar de las dudas, de los escrúpulos, de las indecisiones, de las preocupaciones. En cambio en el escrupuloso obsesivo, la vida se inhibe, el proyecto vital queda, al menos en ese punto, mordido por la inacción y la parálisis. La duda normal estimula el conocimiento. Es la duda metódica, cartesiana, que lleva a la postre a una afirmación, a la de la existencia del yo. La duda obsesiva detiene, y en el fondo lleva a una negación o mejor a un proceso de nihilización de la propia persona.

Yo me atrevería a decir que preguntarse si “soy merecedor de ser amado” sería normal si es fuente de auténtica perfección. Usted debe avanzar, junto con su personalidad, en la consecución de su propio ideal –que seguro lo descubrirá-, porque esa duda-ideal le hará prudente y elegirá los mejores caminos –que seguro hallará-. Le animo a que abandone el escrúpulo anómalo que le hace sentirse inseguro incluso sobre el propio ideal personal.

Debe encontrar su yo, perdido o desdibujado en la niebla de la angustia que siente. La fisura obsesiva de ¿soy merecedor de ser amado? ha penetrado hasta el más íntimo nivel de la actividad del yo, y por eso ésta duda sale impregnada de ella tocando los sectores importantes de su vida.

Su actitud

Lo que queremos destacar aquí es la actitud que adopte ante el destino irremisible que nos relata –en alusión a su madre y su abuela-. La posibilidad de llegar a realizar valores de actitud se da siempre que una persona se enfrenta con un destino que no le deja otra opción que la de afrontarlo; lo que importa es “cómo lo soporte, cómo cargue con él como con una cruz”. Se trata de actitudes humanas como el valor ante el sufrimiento, o como la dignidad frente a la ruina, o el fracaso.

Tan pronto como usted estos valores de actitud los incorpore al campo de las posibles categorías de valores, verá que, en rigor, la existencia humana no puede, en realidad carecer –para usted- nunca de sentido: su vida conserva su sentido hasta el aliento final –recuérdelo- hasta que exhala el último suspiro.

Mientras mantenga su conciencia, sigue siendo responsable frente a los valores de la vida, aunque éstos –temporalmente- sean solamente valores de actitud.

Usted es una persona consciente, y mientras lo siga siendo, también es una persona responsable. Su deber de realizar valores no le dejará en paz hasta el final instante de su existencia. Por muy limitadas que sienta que son sus posibilidades de realización de valores, siempre le será posible, aun reducido a la mayor de las desesperaciones, lograr desarrollar valores de actitud. Pero claro, para esto, hay que tener presente que ser persona equivale a ser consciente y a ser responsable.

Su sentido del dolor

El sufrimiento es un ingrediente de la vida humana, pero un ingrediente básico y fundamental. Si no existiera sufrimiento no estaríamos conscientes, al menos tanto como podemos estarlo, de nuestra vida, del valor de la vida; no existiría profundidad existencial. De aquí que Unamuno dijese: “Quien no ha sufrido poco o mucho no tendrá consciencia de sí”.

Si no existiese la situación límite que nos describe, su existencia no tendría la perspectiva, la profundidad, ni el sentido que entre líneas trasmite. Usted tiene existencia, su vida no es solo un transcurrir por el tiempo de un modo vacío. Su vida no es un puro suceder de acontecimientos biográficos; usted, con su dolor ha adquirido experiencia, existe. Su dolor pertenece a su intimidad personal y eso es dignidad.

Ya hemos señalado, que usted debe, pues, crear valores mientras pueda. Pero no, o no solo, debe atender a una escala de valores prefijada, para de un modo inexorable intentar crearlos; sino que esa escala de valores debe ser flexible ya que en cada momento de su vida –como el que describe- sólo podemos realizar algún valor concreto –en su caso, de actitud-.

Tiene que tener presente el carácter irrepetible de la vida humana, la cual se hace día a día, en cada momento. Si continua dejando pasar ese momento, si ese instante no realiza valor alguno, entonces su vida pasará vacía, sin ninguna calidad –y esto, debe de evitarlo-.

Sabemos que cuando las circunstancias –psíquicas y físicas- nos impiden la realización del “para qué” de la vida, es decir, nos impiden la realización de la vocación –la realización de valores de creación-, ante esta situación su vida no puede quedar vacía, por eso le invitábamos a la posibilidad de la realización de valores de actitud, que adquieren su sentido más auténtico con el dolor –usted nos dice: “El dolor es insoportable, la introspección insufrible y la realidad que siento parece que es un reflejo de mi desesperación”.

Y nosotros, nos preguntamos ahora:

¿qué puede hacer?

Revelarse angustiosamente o serenamente aceptar el dolor. A nosotros, nos gustaría que su actitud no fuese de indiferencia frente al dolor, sino positiva de sosiego, de dominio.

Pero podríamos seguir preguntándonos:

¿por qué aprender a sufrir?

En primer lugar porque el sufrimiento no es solamente un “accidente” de la vida –recuerde su biografía y la de su madre-, ya lo hemos dicho, es un elemento constitutivo de ella. Pero, además, sufrir no significa solamente esforzarse, es también enriquecerse, porque, también lo hemos recordado, es en el dolor donde usted adquiere profundidad existencial.

Conclusión

Después de una larga reflexión sobre temas básicos de la vida, la enfermedad y el dolor, llegamos al fin de nuestra disertación. Lo que hemos querido demostrar, es que la aceptación pacífica y digna, con serenidad permite alcanzar el ideal para llegar a ser precisamente lo que uno es. El ideal es encontrarse a sí mismo aún en la adversidad para llegar a ser una persona auténtica. Si no fuese posible lograrlo, de momento, tenemos la opción de aceptar las circunstancias personales sin demasiadas angustias ni estridencias, aceptarlas con dignidad.

Espero y deseo haber sido de ayuda.

Recibe un cordial saludo,

Juan José Regadera
Buenos días. El TOC debe trabajarse en consulta con la única técnica que, hasta el momento, ha demostrado validez científica: la EPR (Exposición con Prevención de Respuesta). Con cualquier otro tipo de tratamiento las dudas y el diálogo mental no harán más que empeorar, siendo cada vez más elaboradas y ocupando la mayor parte de su tiempo. Le recomiendo comenzar terapia cognitivo - conductual y, concretamente, trabajar EPR para lograr la remisión de síntomas y la recuperación de la calidad de vida y funcionalidad.
Hola, lo mejor sería que hablaras con tu psiquiatra para saber si la gestión que estás haciendo de tu medicación es la más correcta o no.
Te recomendaría que iniciaras un proceso terapéutico para poder trabajar todos los duelos que has tenido.
Un saludo,
Paul
Hola! Lamento mucho escuchar que estás pasando por un momento tan difícil y doloroso en tu vida.

Te animo a buscar apoyo y hablar con alguien de confianza sobre lo que estás experimentando. Hablar con un profesional como un psicólogo, puede ser de gran ayuda para lidiar con tus emociones y encontrar estrategias para enfrentar tus dificultades.

Recuerda que no estás solo en esto y hay personas dispuestas a brindarte apoyo. La terapia y el tratamiento adecuados pueden ser muy beneficiosos para superar estos desafíos y encontrar una mayor estabilidad emocional.

No dudes en buscar ayuda y mantener la esperanza de que las cosas pueden mejorar. Cualquier otra pregunta que tengas no dudes en escribirme :)
¡Hola! qué situación más complicada y qué válido todo lo que sientes. Desde aquí te envío mucho ánimo. Escribir para expresar es tan válido como escribir para pedir ayuda o solicitar información, así que gracias. Estoy segura de que llegados a este punto has desarrollado muchas herramientas para afrontar la situación. A veces éstas se terminan, nos agotamos o nos quedamos en blanco. Ante estas situaciones es esencial tener una idea clara: ¿qué podemos controlar y qué no? ¿qué está en mis manos y qué no? A partir de ahí hay que aprender a soltar lo que no depende de mí, responsabilizarme de mis decisiones y así construir la vida que quiero. Ante esta complicada situación, el apoyo psicológico puede ser un buen recurso. ¡Mucho ánimo!
Me gustaría decir algo, más, pero mi colega Jose Regadera lo ha explicado todo y, además muy bien.
Hola, mis colegas lo han explicado muy bien, la nota de Juan José Regadera resume de forma extraordinaria el caso. Creo que el apoyo psicológico en este caso es determinante para ti. La aceptación de uno mismo es un buen primer paso para alcanzar un estado más satisfactorio.
Te deseo lo mejor.
Un saludo.
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