hola se puede tener miedo a vivir ? gracias saludos
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hola
se puede tener miedo a vivir ?
gracias
saludos
se puede tener miedo a vivir ?
gracias
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Hola, en primer lugar, gracias por tu pregunta. Respecto a tu cuestión, el miedo es una emoción que tenemos para nuestra supervivencia. Imagina que no existiera, si tuvieras que atravesar un paso de peatones, sin saber lo que es el miedo, lo harías sin mirar y te expondrías a un atropello, o irías con cualquier persona sin conocerla de nada…Lo que quiero decir, es que el miedo es necesario y útil para nuestra supervivencia. Otra cosa, es que nos paralice, bloquee o nos haga huir, es decir, que se haga tan intenso hacia una determinada cosa, persona o situación que limite nuestra vida en algún área. Entonces si se convierte en un problema, y por tanto algo a trabajar. No se trata de eliminarlo (si lo hiciéramos, nos pondríamos en peligro), sino de aprender a gestionarlo. Por ello, si sientes que te crea bloqueos, angustia, te impide avanzar, lo mejor es que consultes con un profesional, para que te oriente y te facilite herramientas para aprender a vivir con el, sin que este te limite ningún área de tu vida. Espero haberte proporcionado algo de luz, mucho ánimo en el viaje.
Un saludo.
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Buenos días. Claro que se puede tener miedo a vivir, pero es algo que se tiene que tartar para evitarlo analizando las causas y los pensamientos que se generan. La vida no es fácil y no nacemos aprendidos. En el transcurso de la misma nos encontramos con situaciones muy difíciles e incluso traumáticas emocionalmente, pero hay que estar preparado para ello y saber que de cada situación se sale fortalecido. La perspectiva ante la misma debería verse como un aprendizaje y como un viaje lleno de gratificaciones también. Una mente positiva agradece el día a día de la vida pues no deja de ser un regalo y no hay nada mas saludable que poder extraer todas las cosas bonitas que se dan en momentos cotidianos.
Buenos días! Sí, se puede tener miedo a vivir. El miedo puede tener mil caras y ésta es una de ellas aunque la persona que lo padece lo suele hacer en silencio. Este miedo puede ser muy limitante y provocar mucho malestar y dificultades a la persona para enfrentarse a su día a día. Suelen dejar de lado sus sueños e ilusiones, ven la vida pasar sin involucrarse en cosas que antes disfrutaban, evitan arriesgarse y tomar decisiones. Es como si viesen la vida pasar a través de una ventana.
Si es así como te sientes, te recomiendo que pidas ayuda profesional lo antes posible. De esta manera, podrás tomar conciencia de cuáles son tus obstáculos y aprenderás a gestionar tu miedo para ponerte en marcha y avanzar hacia lo que es importante para ti. Entender que "vivir implica sufrir" también es importante en estos casos. Nos venden que la vida es muy bonita y no es más que una montaña rusa llena de momentos agradables y otros que no lo son. Espero haberte ayudado. Feliz día!!
Si es así como te sientes, te recomiendo que pidas ayuda profesional lo antes posible. De esta manera, podrás tomar conciencia de cuáles son tus obstáculos y aprenderás a gestionar tu miedo para ponerte en marcha y avanzar hacia lo que es importante para ti. Entender que "vivir implica sufrir" también es importante en estos casos. Nos venden que la vida es muy bonita y no es más que una montaña rusa llena de momentos agradables y otros que no lo son. Espero haberte ayudado. Feliz día!!
Hola! Por supuesto que se puede tener miedo, pero deberías concretar mucho más. ¿Que entiendes por vivir? ¿O, cuando dices "tener miedo a vivir" a que te refieres exactamente? Quizá sea a que salgan bien las cosas, quizá más que miedo a vivir sea miedo a que, lo que construyas día a día se acabe cayendo, como una pareja, familia o trabajo o quizá más que miedo a la vida, sea miedo a la muerte. Hay muchas cuestiones detrás de tu pregunta y la verdad es que me parece un tema muy interesante. Por otro lado, algo que si te puedo sugerir es que si para ti es un tema más filosófico que otra cosa, indagues tranquilamente, pero si es un miedo real que te impide vivir o disfrutar, busca ayuda. Espero haberte podido ayudar, un saludo y cualquier cosa quedo a tu disposición.
Buenos días,
Claro que se puede tener miedo a vivir. En la vida pasamos por situaciones complicadas y no siempre tenemos estrategias para gestionarlas. La incertidumbre de qué nos deparará la vida puede dar miedo.
La cuestión es si es saludable vivir con ese miedo. Como ya te he comentado antes, vivimos situaciones muy complicadas a lo largo de nuestra vida, pero también vivimos experiencias muy buenas y satisfactorias. Si no tenemos herramientas para afrontar las situaciones complicadas, es muy probable que nos quedemos con el miedo. Estas herramientas se pueden adquirir a través de la terapia psicológica.
El miedo es útil ante peligros reales, pero cuando no existe este peligro real, el miedo nos paraliza, no nos hace avanzar. El miedo hace que siempre estemos con "una barrera de defensa", por tanto, nos impide disfrutar y hace que nos perdamos muchas experiencias bonitas de la vida.
Espero haberte podido ayudar. ¡Un saludo!
Claro que se puede tener miedo a vivir. En la vida pasamos por situaciones complicadas y no siempre tenemos estrategias para gestionarlas. La incertidumbre de qué nos deparará la vida puede dar miedo.
La cuestión es si es saludable vivir con ese miedo. Como ya te he comentado antes, vivimos situaciones muy complicadas a lo largo de nuestra vida, pero también vivimos experiencias muy buenas y satisfactorias. Si no tenemos herramientas para afrontar las situaciones complicadas, es muy probable que nos quedemos con el miedo. Estas herramientas se pueden adquirir a través de la terapia psicológica.
El miedo es útil ante peligros reales, pero cuando no existe este peligro real, el miedo nos paraliza, no nos hace avanzar. El miedo hace que siempre estemos con "una barrera de defensa", por tanto, nos impide disfrutar y hace que nos perdamos muchas experiencias bonitas de la vida.
Espero haberte podido ayudar. ¡Un saludo!
Buenos días, se puede tener miedo a vivir. Es un miedo que muchas personas tienen en algún momento de la vida. Es probable que ahora tengas una circunstancias más difíciles que hagan que ese miedo se dispare y te controle. Aunque ahora mismo quizás te parezca complicado mitigar ese miedo es posible. Con la ayuda de un profesional podrás identificar a qué exactamente le tienes miedo, seguro que habrá muchas situaciones que no te den miedo y otras que te paralizan. Una vez se identifican y se tratará de poco a poco enfrentarte a esas situaciones sin que el miedo tome control. Todos nuestros miedos tienen un causante, identificando qué causa ese miedo y comprenderte mejor te ayudará en ese proceso. Saludos!
Buenas, el miedo es una emoción, una reacción ante un peligro percibido. Sabiendo esto, se puede llegar a tener miedo de algunos aspectos de nuestra vida que interpretemos como peligrosos. Es importante diferenciar entre emociones que limitan y emociones que no, si ese miedo limita algún aspecto de tu vida y deteriora tu bienestar, entonces sí que podría ser buena opción trabajar en ello. Un abrazo
Hola, gracias por tu pregunta. La respuesta es sí. El miedo puede ir en muchas direcciones y nace de distintas experiencias que hemos tenido, algunas conscientes y otras que no lo son, es decir, que sin un trabajo emocional no conseguimos ver o vincular.
Te invito a poder empezar un proceso para detectar factores que han ido construyendo este miedo y ahora lo mantienen, para así reformularlos y reducir/eliminar el miedo.
Saludos.
Te invito a poder empezar un proceso para detectar factores que han ido construyendo este miedo y ahora lo mantienen, para así reformularlos y reducir/eliminar el miedo.
Saludos.
Efectivamente, se puede tener miedo a vivir y es muy habitual, más de lo que solemos pensar. Que bueno que hayas podido ver ese miedo y expresarlo, ese gesto es el inicio. Es muy interesante explorar nuestros miedos porque son lo que nos suelen bloquear y paralizar. Aprender a mirar al miedo, a comprender por qué está ahí y qué mensaje intenta transmitirnos nos ayuda a que vaya teniendo menos fuera. Ojalá puedas en algún momento puedas saltar ese miedo, sino puedes solo recuerda que pedir ayuda es hacer el camino más fácil.
Gracias por compartir con nosotros su preocupación.
He leído las respuestas de mis nueve compañeros de Bilbao, Zaragoza, Alcalá de Henares, Valencia, Cádiz, Barcelona, Puerto Real y Sevilla a su pregunta:
¿Se puede tener miedo a vivir?
Las reflexiones de mis colegas son afirmativas e inciden en la materia de su pregunta. Sin embargo, dada la inquietud que muestra y el interés que suscita con su interrogante, hemos querido ampliar el contenido ofrecido por mis compañeros ya que con su pregunta sugiere la cuestión de cómo se genera la neurosis.
Para ello, analizaremos el “miedo a vivir” desde dos posturas: Por un lado, desde la teoría de la evolución en el sentido de Sanjuán; y, por otro, desde la Antropología orteguiana.
Trataremos de argumentar que el encuentro con el “Otro”, el “Tu”(es decir, las personas) es uno de los orígenes del “miedo a vivir”.
A. Desde el punto de vista de la teoría de la evolución, los miedos más comunes son los mismos independientemente de la cultura (una lista de los miedos más frecuentes del Homo sapiens y de su significado adaptativo aparece a continuación):
- Miedo a las serpientes: Evitar picadura venenosa
- Miedo a las arañas: Evitar picaduras venenosa
- Miedo a las alturas: Evitar caídas
- Pánico: Respuesta de alarma ante peligro general
- Agorafobia: Evitar lugares donde no hay refugio o escape
- Miedo de separación: Evitar daño de desconocidos
- Miedo a la sangre: Evitar depredadores
Si nos fijamos en dicha lista veremos cómo las fobias más frecuentes del Homo sapiens en la actualidad siguen siendo peligros potenciales de la Naturaleza, de los animales o de otros seres humanos. Peligros que, a excepción del miedo a otros seres humanos, prácticamente no existen en la sociedad actual, pero que eran peligros muy frecuente en el momento del origen de nuestra especie.
B. Siendo fieles a la Antropología ortogeuiana, no hay que entender las interrelaciones con los Otros –con los demás- como algo que sucede externamente a mi persona, sino como algo que pertenece a la circunstancia de mi vida.
“Sumergido en mi circunstancia –nos dice Ortega- desde el nacimiento veo el mundo, las cosas, lo otros hombres y a mi mismo a través de los otros. Habitualmente mis ideas, mis decires, mis decisiones me van siendo insufladas sin que plena y responsablemente mis ideas las haya pensado por mi cuenta, los decires los haya elaborado y las decisiones las haya tomado; lo pienso, lo digo, lo hago, porque se piensa así, se dice así y se comporta uno así. Pero nótese, ese sujeto impersonal –los Otros- no queda fuera de “nosotros”, sino que se instala en nuestro interior; ese sujeto impersonal, lo somos –todos “nosotros”-. Así, sigue diciendo Ortega, vemos el mundo como a través de las rejas de una prisión.”
Y depende de las características de las personas que nos rodea, su rigidez, agresividad, frialdad; o calor, afecto o cuidado, la imagen que el Yo se forma de sí mismo y de las capacidades para establecer contacto con los tus.
El otro es una realidad peligrosa, cuya peligrosidad decrece al convertirlo en Tu, pero nunca desaparece por completo y ese Tu, amenazador y distante, puede dificultar y perturbar mi idea de mi y mi capacidad posterior de encuentro. Puede, entonces, formarse una imagen defectuosa de mi mismo y perpetuarse mi vida en una actitud egocéntrica, es decir, la persistencia de una situación infantil con dificultades para el encuentro con el otro y, por lo tanto, con dificultades para el desarrollo pleno de la vida. En definitiva, se genera la neurosis, porque tal y como ha señalado Ortega, “la vida humana en sentido estricto, es esencialmente soledad, radical soledad…pero desde este fondo de soledad radical que es sin remedio nuestra vida, emergemos en un ansia no menos radical, de compañía; por eso ha señalado Ortega que vivir es “convivir”, “vivir una cosa de otra, apoyarse mutuamente, conllevarse, tolerarse, alimentarse, fecundarse y potenciarse”.
En definitiva, vivir en relación, vivir con el otro.
Espero y deseo, que tanto los argumentos de Julio Sanjuán como los de Ortega hayan cumplido la misión de responder, desde una perspectiva evolucionista y antropológica: ¿Se puede tener miedo a vivir?
Un saludo,
Juan José Regadera, Murcia.
He leído las respuestas de mis nueve compañeros de Bilbao, Zaragoza, Alcalá de Henares, Valencia, Cádiz, Barcelona, Puerto Real y Sevilla a su pregunta:
¿Se puede tener miedo a vivir?
Las reflexiones de mis colegas son afirmativas e inciden en la materia de su pregunta. Sin embargo, dada la inquietud que muestra y el interés que suscita con su interrogante, hemos querido ampliar el contenido ofrecido por mis compañeros ya que con su pregunta sugiere la cuestión de cómo se genera la neurosis.
Para ello, analizaremos el “miedo a vivir” desde dos posturas: Por un lado, desde la teoría de la evolución en el sentido de Sanjuán; y, por otro, desde la Antropología orteguiana.
Trataremos de argumentar que el encuentro con el “Otro”, el “Tu”(es decir, las personas) es uno de los orígenes del “miedo a vivir”.
A. Desde el punto de vista de la teoría de la evolución, los miedos más comunes son los mismos independientemente de la cultura (una lista de los miedos más frecuentes del Homo sapiens y de su significado adaptativo aparece a continuación):
- Miedo a las serpientes: Evitar picadura venenosa
- Miedo a las arañas: Evitar picaduras venenosa
- Miedo a las alturas: Evitar caídas
- Pánico: Respuesta de alarma ante peligro general
- Agorafobia: Evitar lugares donde no hay refugio o escape
- Miedo de separación: Evitar daño de desconocidos
- Miedo a la sangre: Evitar depredadores
Si nos fijamos en dicha lista veremos cómo las fobias más frecuentes del Homo sapiens en la actualidad siguen siendo peligros potenciales de la Naturaleza, de los animales o de otros seres humanos. Peligros que, a excepción del miedo a otros seres humanos, prácticamente no existen en la sociedad actual, pero que eran peligros muy frecuente en el momento del origen de nuestra especie.
B. Siendo fieles a la Antropología ortogeuiana, no hay que entender las interrelaciones con los Otros –con los demás- como algo que sucede externamente a mi persona, sino como algo que pertenece a la circunstancia de mi vida.
“Sumergido en mi circunstancia –nos dice Ortega- desde el nacimiento veo el mundo, las cosas, lo otros hombres y a mi mismo a través de los otros. Habitualmente mis ideas, mis decires, mis decisiones me van siendo insufladas sin que plena y responsablemente mis ideas las haya pensado por mi cuenta, los decires los haya elaborado y las decisiones las haya tomado; lo pienso, lo digo, lo hago, porque se piensa así, se dice así y se comporta uno así. Pero nótese, ese sujeto impersonal –los Otros- no queda fuera de “nosotros”, sino que se instala en nuestro interior; ese sujeto impersonal, lo somos –todos “nosotros”-. Así, sigue diciendo Ortega, vemos el mundo como a través de las rejas de una prisión.”
Y depende de las características de las personas que nos rodea, su rigidez, agresividad, frialdad; o calor, afecto o cuidado, la imagen que el Yo se forma de sí mismo y de las capacidades para establecer contacto con los tus.
El otro es una realidad peligrosa, cuya peligrosidad decrece al convertirlo en Tu, pero nunca desaparece por completo y ese Tu, amenazador y distante, puede dificultar y perturbar mi idea de mi y mi capacidad posterior de encuentro. Puede, entonces, formarse una imagen defectuosa de mi mismo y perpetuarse mi vida en una actitud egocéntrica, es decir, la persistencia de una situación infantil con dificultades para el encuentro con el otro y, por lo tanto, con dificultades para el desarrollo pleno de la vida. En definitiva, se genera la neurosis, porque tal y como ha señalado Ortega, “la vida humana en sentido estricto, es esencialmente soledad, radical soledad…pero desde este fondo de soledad radical que es sin remedio nuestra vida, emergemos en un ansia no menos radical, de compañía; por eso ha señalado Ortega que vivir es “convivir”, “vivir una cosa de otra, apoyarse mutuamente, conllevarse, tolerarse, alimentarse, fecundarse y potenciarse”.
En definitiva, vivir en relación, vivir con el otro.
Espero y deseo, que tanto los argumentos de Julio Sanjuán como los de Ortega hayan cumplido la misión de responder, desde una perspectiva evolucionista y antropológica: ¿Se puede tener miedo a vivir?
Un saludo,
Juan José Regadera, Murcia.
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