Desde niño hasta el día de hoy he tenido periodos de sufrimiento emocional en los que tengo todo tip
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Desde niño hasta el día de hoy he tenido periodos de sufrimiento emocional en los que tengo todo tipo de miedos e inseguridades llegando mi mente pensamientos trágicos todo el tiempo que no puedo controlar ya sea de muerte o enfermedad o diferentes cosas. A pesar de que mi entorno se encuentre bien no llego a encontrar tranquilidad en mi mente y es bastante desgastante a nivel emocional llegandome a quitar la concentración el apetito y el sueño y a mantener una sensación de náuseas y preocupación constante quisiera entender porque he experimentado esto a lo largo de mi vida.

A veces, nuestro cerebro nos manda pensamientos que nos asustan, como si fueran monstruos invisibles que nos dicen cosas malas o peligrosas. Pero esos monstruos no son reales, son solo ideas que aparecen en nuestra cabeza. Es como cuando ves una sombra en la noche y parece algo aterrador, pero cuando enciendes la luz, te das cuenta de que solo era tu chaqueta en la silla.
Tu cerebro ha aprendido a estar en alerta, como si fuera un guardián que quiere protegerte de los peligros. Pero a veces, ese guardián se preocupa demasiado y te hace sentir miedo incluso cuando todo está bien. Si cada vez que sientes miedo tratas de esconderte o evitar hacer cosas, el guardián cree que tenía razón y sigue avisándote más y más.
Lo que podemos hacer es enseñarle a ese guardián que no tiene que sonar la alarma todo el tiempo. Podemos aprender a notar esos pensamientos y sentimientos sin hacerles caso todo el rato, y seguir haciendo lo que nos gusta y nos hace felices. Así, poco a poco, el guardián se dará cuenta de que no necesita estar tan preocupado.
Puedes seguirme en Instagram @juanjosepsicologo o en TikTok @juanjosepsicologia para aprender más y mejorar tu salud de forma gratuita.
Tu cerebro ha aprendido a estar en alerta, como si fuera un guardián que quiere protegerte de los peligros. Pero a veces, ese guardián se preocupa demasiado y te hace sentir miedo incluso cuando todo está bien. Si cada vez que sientes miedo tratas de esconderte o evitar hacer cosas, el guardián cree que tenía razón y sigue avisándote más y más.
Lo que podemos hacer es enseñarle a ese guardián que no tiene que sonar la alarma todo el tiempo. Podemos aprender a notar esos pensamientos y sentimientos sin hacerles caso todo el rato, y seguir haciendo lo que nos gusta y nos hace felices. Así, poco a poco, el guardián se dará cuenta de que no necesita estar tan preocupado.
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Buenas. Parece que sufres de ansiedad, desde nuestra experiencia podemos ayudarte a gestionarla y también mediante técnicas adecuadas (EMDR) podemos ayudarte a aliviar el malestar que estás viviendo. Si estás interesado podemos concertar una cita para que nos expliques mejor tu caso.

En contestación a tu pregunta sobre por qué tienes esos periodos de sufrimiento emocional decirte que es complicado poder darte una respuesta. Primeramente se debería profundizar en el estilo de apego, en cómo han sido tus primeros años, si has sufrido alguna experiencia traumática y también saber, cómo te están afectando los miedos e inseguridades en las diferentes áreas de tu vida.
Posiblemente con la ayuda de un profesional psicólogo podrás encontrar alguna respuesta o como mínimo, empezar a entender el por qué nos comportamos de una manera y no de otra. Espero haberte podido ayudar. Un saludo;
Posiblemente con la ayuda de un profesional psicólogo podrás encontrar alguna respuesta o como mínimo, empezar a entender el por qué nos comportamos de una manera y no de otra. Espero haberte podido ayudar. Un saludo;

Desde una perspectiva basada en las terapias contextuales, lo que describes no es solo una cuestión de “pensamientos negativos”, sino una experiencia humana común que tiene que ver con cómo funciona nuestra mente y nuestra relación con lo que sentimos y pensamos.
La mente humana está diseñada para anticipar peligros y generar escenarios catastróficos como una estrategia de supervivencia. Lo hace constantemente, aunque a veces ese mecanismo se vuelve excesivo y termina afectando la calidad de vida. No es que tengas que “controlar” esos pensamientos (de hecho, intentar hacerlo suele generar más sufrimiento), sino que el problema está en la lucha contra ellos. Es normal que la mente genere miedos, inseguridades y pensamientos trágicos; lo que puede marcar la diferencia es la manera en que respondes a ellos.
Desde un enfoque contextual, se podría decir que lo que te sucede es un patrón de relación con tus pensamientos y emociones que se ha reforzado con el tiempo. Es posible que cada vez que aparece un pensamiento angustiante, intentes eliminarlo, distraerte o buscar garantías de que nada malo va a pasar. Sin embargo, cuanto más luchas contra esos pensamientos o sensaciones, más se fortalecen, porque la mente entiende que realmente son una amenaza.
La terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), por ejemplo, trabaja con la idea de aprender a relacionarse de manera diferente con esos pensamientos y emociones. No se trata de eliminarlos, sino de darles un espacio sin que dicten tus acciones. Muchas veces, el sufrimiento se alivia cuando dejamos de enfocarnos en controlar lo incontrolable y empezamos a tomar acciones alineadas con lo que realmente nos importa.
La mente humana está diseñada para anticipar peligros y generar escenarios catastróficos como una estrategia de supervivencia. Lo hace constantemente, aunque a veces ese mecanismo se vuelve excesivo y termina afectando la calidad de vida. No es que tengas que “controlar” esos pensamientos (de hecho, intentar hacerlo suele generar más sufrimiento), sino que el problema está en la lucha contra ellos. Es normal que la mente genere miedos, inseguridades y pensamientos trágicos; lo que puede marcar la diferencia es la manera en que respondes a ellos.
Desde un enfoque contextual, se podría decir que lo que te sucede es un patrón de relación con tus pensamientos y emociones que se ha reforzado con el tiempo. Es posible que cada vez que aparece un pensamiento angustiante, intentes eliminarlo, distraerte o buscar garantías de que nada malo va a pasar. Sin embargo, cuanto más luchas contra esos pensamientos o sensaciones, más se fortalecen, porque la mente entiende que realmente son una amenaza.
La terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), por ejemplo, trabaja con la idea de aprender a relacionarse de manera diferente con esos pensamientos y emociones. No se trata de eliminarlos, sino de darles un espacio sin que dicten tus acciones. Muchas veces, el sufrimiento se alivia cuando dejamos de enfocarnos en controlar lo incontrolable y empezamos a tomar acciones alineadas con lo que realmente nos importa.

Buenas tardes y gracias por su consulta.
Aquellas cosas que describe suelen ser uno de los motivos más comunes por los cuales la población adulta acude a consulta de psicología, en relación a la ansiedad y a trastornos específicos tales como la hipocondría, o el trastorno de ansiedad generalizada. En este caso, y dada la evolución que refiere en el tiempo, se le aconsejaría ponerse en manos de un profesional para tratar dicha problemática. Existen multitud de técnicas y herramientas que puede adquirir para ayudarle a retomar el control de su vida.
Un cordial saludo y feliz semana!
Aquellas cosas que describe suelen ser uno de los motivos más comunes por los cuales la población adulta acude a consulta de psicología, en relación a la ansiedad y a trastornos específicos tales como la hipocondría, o el trastorno de ansiedad generalizada. En este caso, y dada la evolución que refiere en el tiempo, se le aconsejaría ponerse en manos de un profesional para tratar dicha problemática. Existen multitud de técnicas y herramientas que puede adquirir para ayudarle a retomar el control de su vida.
Un cordial saludo y feliz semana!

Es comprensible que estés sintiendo este nivel de angustia, sobre todo porque mencionas que estos miedos e inseguridades han estado presentes desde hace mucho tiempo. Lo que describes, con pensamientos intrusivos, preocupación constante y síntomas físicos como náuseas, insomnio y falta de apetito, podría estar relacionado con ansiedad generalizada o con un patrón de hiperactivación emocional sostenida en el tiempo. Cuando la mente se acostumbra a anticipar peligros constantemente, incluso en momentos en los que objetivamente todo está bien, puede deberse a múltiples factores: una alta sensibilidad al entorno, experiencias tempranas que reforzaron la necesidad de estar en alerta, o incluso una predisposición biológica. Nuestro cerebro trata de protegernos, pero a veces se mantiene en “modo amenaza” de forma desproporcionada, generando un desgaste emocional muy grande. Lo importante aquí es que esto no tiene por qué ser tu estado permanente. Existen enfoques terapéuticos que pueden ayudarte a identificar el origen de estos patrones de pensamiento y a manejarlos de una manera más adaptativa. Si sientes que esto interfiere con tu día a día, te animo a que busques acompañamiento profesional para trabajar en ello, un abrazo.

Hola! Creo que describes muy bien el problema de miedos que se generalizan a muchas situaciones, y que casi siempre se orientan a cosas del futuro que no sabemos si ocurrirán. Es muy comprensible y, sin duda, causa un gran sufrimiento. Además la mente nos acompaña allá adonde vamos. A menudo una persona mantiene la preocupación porque le encuentra una utilidad (por ejemplo, "me ayuda a estar preparado para lo que venga"). Pero cuando esta preocupación se vuelve molesta, intenta cambios que a veces pueden hacer empeorar el problema. Se trata de analizar bien estos miedos, ver de qué dependen, y cambiar la forma de relacionarte con ellos. De modo que la preocupación llegue a ser algo útil y que no cause tanto sufrimiento. Si quieres que te ayude a lograrlo, estoy aquí!

Buenas tardes, suena a ansiedad por la salud, antes conocida tambien como hipocondria, tendrias que explorar con un experto desde cuando, si hay elementos desencadenantes y hacer diagnostico diferencial d eotras cosas..una vez hecho el analisis afinar un tratamiento para valorar que creencias irracionales sustentas y que quizas no tienes conciencia y aprender a afronatr tus miedos inseguridades y tarbajar la autoaceptacion..si necesitas aclarar o contrastar alguna info, aqui estoy ( online o en castelldefels) para una sesion corta y economica..saludos

Buenas tardes, lo que te ocurre es que sueles tener muchos pensamientos intrusivos ya que supongo debes tener mucha necesidad de control que te lleva a perder el control. Con la Terapia Breve estratégica este tipo de dolencia podremos darte diferentes herramientas para que puedas llegar a sentirte mucho mas en paz contigo mismo. Un abrazo!

Muchas veces buscamos una explicación de porque nos pasa esto o aquello, en la mayoría de casos no se debe solo a un factor o denominador común; si no a muchos, quizás un patrón de apego, quizás una ansiedad generalizada, quizás unos progenitores que traspasan los miedos. En muchos casos es importante saber de donde viene nuestro trastorno; pero mas importante aun, te diría de centrarte em aprender a convivir con ello; y a reducir ese nivel de estrés o ansiedad. Mucho animo y espero haberte ayudado.

Hola, la problemática que quieres entender es compleja. Te animo a reflexionar sobre cómo fue tu infancia y la relación con tus progenitores y tus figuras de crianza. También en qué situación se encontraban ellos y cómo reaccionaban ante el dolor físico y la enfermedad, dificultades y malestar emocional cotidiano.
Por otro lado considera que, el miedo, es una reacción adaptativa del organismo que involucra respuestas neurofisiológicas, endocrinas y conductuales para prepararnos ante una amenaza real o percibida. Se activa principalmente a través del sistema nervioso autónomo y el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA).
1. Percepción de la amenaza
El miedo se inicia cuando los órganos sensoriales (ojos, oídos, piel, etc.) detectan un estímulo potencialmente peligroso. Esta información se transmite a la amígdala, la estructura cerebral clave en la detección del peligro.
2. Activación de la amígdala y respuesta del sistema nervioso
La amígdala envía señales al hipotálamo, que activa el sistema nervioso simpático.
Se produce la liberación de adrenalina y noradrenalina, lo que genera respuestas como:
Aumento del ritmo cardíaco y la presión arterial
Dilatación de las pupilas (para mejorar la visión)
Incremento en la respiración (para captar más oxígeno)
Tensión muscular (para preparar la acción)
Reducción del flujo sanguíneo a órganos "no esenciales" (como el estómago, lo que puede generar la sensación de "nudo en el estómago")
3. Activación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA)
Si la amenaza persiste, el hipotálamo activa la glándula pituitaria, que libera hormona adrenocorticotropa (ACTH), estimulando las glándulas suprarrenales para liberar cortisol.
El cortisol ayuda a mantener la respuesta al estrés aumentando la energía disponible y regulando la inflamación.
Sin embargo, una activación prolongada puede generar problemas como ansiedad crónica o desgaste físico.
4. Respuesta conductual: lucha, huida o congelación
Dependiendo del contexto y la evaluación de la amenaza, el organismo elige una de estas respuestas:
Lucha → Prepararse para enfrentar la amenaza.
Huida → Evitar el peligro.
Congelación → Quedarse inmóvil si no hay una opción clara de escape o defensa (puede estar relacionada con la parálisis por control en algunos casos).
5. Regulación y retorno a la calma
Cuando el cerebro detecta que el peligro ha pasado, el sistema nervioso parasimpático entra en acción, disminuyendo la frecuencia cardíaca, relajando los músculos y restaurando la homeostasis del organismo.
Conclusión
El miedo es una respuesta esencial para la supervivencia, pero cuando se activa de forma desproporcionada o frecuente (como es tu caso), puede generar desgaste y afectar el bienestar.
La gestión emocional basada en evidencia, como la terapia cognitivo-conductual y un abordaje transdiagnóstico centrado en la vivencia de tus emociones y en el tipo de respuesta que das, junto al mindfulness, puede ayudar a modular esta respuesta.
Besos y risas
Por otro lado considera que, el miedo, es una reacción adaptativa del organismo que involucra respuestas neurofisiológicas, endocrinas y conductuales para prepararnos ante una amenaza real o percibida. Se activa principalmente a través del sistema nervioso autónomo y el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA).
1. Percepción de la amenaza
El miedo se inicia cuando los órganos sensoriales (ojos, oídos, piel, etc.) detectan un estímulo potencialmente peligroso. Esta información se transmite a la amígdala, la estructura cerebral clave en la detección del peligro.
2. Activación de la amígdala y respuesta del sistema nervioso
La amígdala envía señales al hipotálamo, que activa el sistema nervioso simpático.
Se produce la liberación de adrenalina y noradrenalina, lo que genera respuestas como:
Aumento del ritmo cardíaco y la presión arterial
Dilatación de las pupilas (para mejorar la visión)
Incremento en la respiración (para captar más oxígeno)
Tensión muscular (para preparar la acción)
Reducción del flujo sanguíneo a órganos "no esenciales" (como el estómago, lo que puede generar la sensación de "nudo en el estómago")
3. Activación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA)
Si la amenaza persiste, el hipotálamo activa la glándula pituitaria, que libera hormona adrenocorticotropa (ACTH), estimulando las glándulas suprarrenales para liberar cortisol.
El cortisol ayuda a mantener la respuesta al estrés aumentando la energía disponible y regulando la inflamación.
Sin embargo, una activación prolongada puede generar problemas como ansiedad crónica o desgaste físico.
4. Respuesta conductual: lucha, huida o congelación
Dependiendo del contexto y la evaluación de la amenaza, el organismo elige una de estas respuestas:
Lucha → Prepararse para enfrentar la amenaza.
Huida → Evitar el peligro.
Congelación → Quedarse inmóvil si no hay una opción clara de escape o defensa (puede estar relacionada con la parálisis por control en algunos casos).
5. Regulación y retorno a la calma
Cuando el cerebro detecta que el peligro ha pasado, el sistema nervioso parasimpático entra en acción, disminuyendo la frecuencia cardíaca, relajando los músculos y restaurando la homeostasis del organismo.
Conclusión
El miedo es una respuesta esencial para la supervivencia, pero cuando se activa de forma desproporcionada o frecuente (como es tu caso), puede generar desgaste y afectar el bienestar.
La gestión emocional basada en evidencia, como la terapia cognitivo-conductual y un abordaje transdiagnóstico centrado en la vivencia de tus emociones y en el tipo de respuesta que das, junto al mindfulness, puede ayudar a modular esta respuesta.
Besos y risas

Buenos días. Gracias por compartir tu situación. La mente es una herramienta muy poderosa que puede jugarnos malas pasadas, si no sabemos relacionarnos con ella de forma saludable. Funciona en automático la mayor parte del tiempo, creando miles de pensamientos al día, y construyendo realidades subjetivas que pueden causar mucho sufrimiento, sin embargo, existen técnicas psicológicas para gestionar esto de forma adaptativa y aumentar la paz interior.
El miedo y la inseguridad son emociones muy habituales en la mayoría de las personas, el problema es si la frecuencia y la intensidad llegan a un punto que te afecta en tu día a día, tal y como dices. Lo ideal sería que empezaras un proceso de terapia para explorar el origen, el fondo y el contenido de esos miedos e inseguridades y así entenderte mejor. Además, una exploración emocional desde el cuerpo y la conciencia, puede ayudarte a procesar las emociones de una forma más profunda, bajando de la mente al cuerpo. De la interpretación a la experiencia. Espero que te sirva. Un abrazo.
El miedo y la inseguridad son emociones muy habituales en la mayoría de las personas, el problema es si la frecuencia y la intensidad llegan a un punto que te afecta en tu día a día, tal y como dices. Lo ideal sería que empezaras un proceso de terapia para explorar el origen, el fondo y el contenido de esos miedos e inseguridades y así entenderte mejor. Además, una exploración emocional desde el cuerpo y la conciencia, puede ayudarte a procesar las emociones de una forma más profunda, bajando de la mente al cuerpo. De la interpretación a la experiencia. Espero que te sirva. Un abrazo.

Lo que describes tiene mucho sentido. Nuestra mente está constantemente generando pensamientos, y a veces estos pueden ser intrusivos, catastróficos o repetitivos.
El problema no es lo que piensas, sino cómo vives esos pensamientos y el impacto que tienen en tu día a día. Si cada pensamiento de miedo o tragedia se siente como una amenaza real, es normal que experimentes ansiedad, insomnio o malestar físico.
En lugar de luchar contra ellos o tratar de controlarlos, el enfoque más útil es aprender a relacionarte con ellos de una manera diferente, sin que dominen tu vida. Lo que quiero decirte es que no se trata de eliminarlos, sino de que dejen de interferir en lo que realmente te importa.
Podemos trabajar juntos en estrategias para que recuperes la tranquilidad y el bienestar, sin sentir que estás constantemente a secuestrado por tu mente. No tienes que enfrentarlo solo.
El problema no es lo que piensas, sino cómo vives esos pensamientos y el impacto que tienen en tu día a día. Si cada pensamiento de miedo o tragedia se siente como una amenaza real, es normal que experimentes ansiedad, insomnio o malestar físico.
En lugar de luchar contra ellos o tratar de controlarlos, el enfoque más útil es aprender a relacionarte con ellos de una manera diferente, sin que dominen tu vida. Lo que quiero decirte es que no se trata de eliminarlos, sino de que dejen de interferir en lo que realmente te importa.
Podemos trabajar juntos en estrategias para que recuperes la tranquilidad y el bienestar, sin sentir que estás constantemente a secuestrado por tu mente. No tienes que enfrentarlo solo.
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