REFLEXIONES DE UN PSIQUIATRA EN CUARENTENA POR COVID
A pesar de estar atento y mantener unos comportamientos preventivos frente al COVID19 me he infectado. Ocurrió de la manera más imprevista. Una terraza, sin mascarilla, hablando con buenos amigos, uno de los cuales era positivo.
Me quedé perplejo y asustado. Entré en el “protocolo” de la CCAA en la que me encontraba y durante 14 días he estado dentro del infierno protocolario.
No tengo nada que reprochar a la buena intención de médicos y enfermeras que me han atendido. Estoy seguro que lo han hecho con toda su buena intención y ética profesional, pero….
Una vez que das positivo te llaman…quieren saber tu dirección…Me ha sorprendido que no se interesaran a quién ha podido ser la persona de contagio para saber si esta tenía síntomas o no. Pienso que debe ser importante si quien te contagia tiene o no tiene síntomas.
Las diversas llamadas telefónicas que he recibido del "aparato de seguimiento covid" han sido, algunas, esperpénticas. A pesar de mi cierta serenidad al no tener síntomas, los mensajes recibidos han sido atemorizadores. “Bueno solo lleva 8 días sin síntomas, usted puede empeorarse en cualquier momento, están descritos casos que desarrollan síntomas más tarde, etc”…
Si sabemos que 90% de los positivos no desarrollan síntomas y que se han realizado en España 9 millones de PCR, estamos hablando de que más de 8 millones de españoles se enfrentan sin síntomas al temor y miedo del período de cuarentena. También ellos deben ser considerados para recibir un trato adecuado.
El objeto de la medicina es reducir el sufrimiento de las personas. Los pacientes tienen el derecho a recibir una información ajustada y veraz de lo que les ocurre y de la posible evolución de su afección. El arte médico también contempla transmitir al paciente favorables expectativas, cuando estas existen (el cuadro evoluciona bien, somos optimistas por lo que vemos en su evolución, la ausencia de síntomas es de buen pronóstico….).
Tras mi vivencia hago un llamamiento para que las personas que deben afrontar un período de cuarentena sean tributarios de una atención cuyo objeto sea calmar su tensión psíquica, darles informaciones ajustadas a su caso y, si es necesario, darles medicación que les ayude a pasar mejor dicho mal trago.
Rechazo una medicina que nos aborda insistentemente para controlar nuestros movimientos y no nos considera como personas frágiles, lábiles y asustadas.
Hipócrates ya nos lo enseñó… hace cierto tiempo.
Dr. Miguel de Andrés Mosquera
Psiquiatra--
03/10/2020