Dr. Mario Ricardo Rodriguez Ayala

Para ser médico, primero hay que tener empatía, algo de lo que esté médico carece por completo. Llegamos después de que mi marido había estado en cama con ciática durante nuestro viaje. Al llegar a Madrid, fuimos al hospital buscando otra solución, ya que no mejoraba.
Nada más entrar, el médico, con cara de desagrado y sin mirarnos a la cara, nos preguntó qué ocurría. Cuando le dijimos lo que le pasaba a mi marido, nos respondió de manera desagradable: "¿No ha visto que le han recomendado reposo? ¿Qué hace aquí?". Le expliqué que ha estado en reposo y que al volver en avión, tuvieron que ayudarle a trasladarse en silla de ruedas.
Finalmente, el médico dijo: "Pase, que le voy a mirar". Durante el examen, me pide que le ayude cuando él estaba a su lado y no tuvo esa deferencia . Solo pido que se dediquen a otra cosa, o mejor aún, que se haga un chequeo él mismo, porque seguramente Necesita cambios. No lo recomiendo en absoluto. Hospital Hm San chinarro.

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Lo primero, cuando llego y llamo a la puerta por educación diciendo ¿se puede? me dice con malos modos "si le llaman a esta sala ¿por qué pregunta?". A continuación le digo que me he caído yendo en bici y me recrimina que vaya e bici, que él tiene la bici guardada desde que ha visto tantos casos. Todo con muy malos modos. Y tras ponerme la escayola, me cuenta las prescripciones y siguientes pasos a toda velocidad para que me vaya cuanto antes. Doctores como éste no hacen sino denigrar una profesión tan noble y deshumanizarla

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Cuando me llamaron la puerta estaba cerrada, por lo que por cuestiones de educación llamé a la puerta antes de pasar, a lo que el médico me dice: “Pero vamos a ver, si te he llamado es para que pases no para que llames a la puerta”. Una vez que entramos tuvo cero paciencia con mi hijo (3 años) que estaba muy nervioso y adolorido. Prácticamente le sacudió para revisarle.Cuando entró un celador me di cuenta de que la actitud no era solo conmigo, porque le habló a voces y ni siquiera le miró la cara para hacerlo.

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