La vasculitis es la inflamación y necrosis de las paredes vasculares como prueba de una paraneoplásica de un Linfoma No Hogdkin. La Vasculitis Leucocitoclástica Cutánea es la inflamación de las paredes vasculares de pequeño calibre. Se trata de la forma más habitual de vasculitis paraneoplásica y su incidencia es mayor en los procesos linfoproliferativos. La vasculitis incluye tanto la inflamación como la necrosis de las paredes vasculares. La piel y el tejido celular subcutáneo resultan frecuentemente afectados, pudiendo presentarse de varias formas (cambios de coloración, púrpura, equimosis y necrosis) que pueden ser la expresión inicial y más accesible de una vasculitis sistémica o localizada. Las clasificaciones de las vasculitis están basadas en criterios morfológicos como el tamaño de los vasos afectados o el tipo de infiltrado inflamatorio. El daño vascular puede ser un proceso primario o estar asociado a otra entidad, como pueden ser las enfermedades del tejido conectivo o autoinmunes, infecciones y neoplasias. La vasculitis leucocitoclástica cutánea, es la manifestación cutánea a la presencia en el organismo de un antígeno, habitualmente exógeno, y de gran variabilidad etiopatogénica. El hecho de que ocasione una afectación únicamente cutánea y no de otros órganos, con frecuencia afectados en otros tipos de vasculitis, hace que se trate de un proceso por lo general leve y reversible tras la identificación del antígeno responsable.