Se trata de un trastorno mental que conduce a una pérdida de contacto con la realidad, incluyendo habitualmente ideas falsas acerca de lo que está sucediendo o quién es la persona (delirios) y ver o escuchar cosas que no están en el lugar (alucinaciones). Se puede producir por diferentes causas, y para definir el diagnóstico es necesario analizar otros parámetros de examen psicopatológico, así como la evolución y formas del curso del cuadro clínico. Algunas causas que pueden conducir a una persona a la psicosis son: el alcohol y las drogas, demencia, depresión psicótica o maníaca, un accidente cardiovascular, tumores cerebrales o epilepsia. Los síntomas más comunes en esta enfermedad son: mirada distorsionada de la vida, pérdida de contacto con la realidad, desórdenes del pensamiento, excitación extrema, alucinaciones, confusión, depresión y miedos. Respecto al diagnóstico, se utilizan exámenes psicológicos para diagnosticar la causa de la psicosis. Exámenes de laboratorio y pruebas como radiografías no son necesarias, pero a veces pueden ayudar a determinar con precisión el diagnóstico exacto. El tratamiento depende de la causa de la psicosis. Con frecuencia, se necesita cuidado hospitalario para garantizar la seguridad del paciente. Pueden ser de gran ayuda aquellos fármacos antipsicóticos que reducen las alucinaciones auditivas y los delirios, y controlan el pensamiento y el comportamiento. También suele tratarse mediante terapia individual o grupal.