La necrosis ósea isquémica es la muerte del hueso causada por un riego sanguíneo insuficiente al área. Después de un tiempo, el hueso se puede desprender. Si esta afección no recibe tratamiento, el daño óseo empeora y, finalmente, la parte afectada del hueso puede colapsar. La necrosis ósea isquémica o osteonecrosis puede ser causada por una enfermedad o un traumatismo grave, que afecta el riego sanguíneo al hueso. Muchas veces, no se presenta ningún traumatismo ni enfermedad. Esto se denomina osteonecrosis idiopática.
Los siguientes factores ser los causantes de esta enfermedad:
- Tratamientos prolongados con esteroides - Consumo excesivo de alcohol
- Anemia drepanocítica - Radioterapia - Enfermedad de Gaucher
- Enfermedad por descompresión
- Dislocación o fracturas alrededor de una articulación Este tipo de necrosis es más frecuente en personas de entre 30 y 60 años de edad, teniendo manyor incidencia en la articulación de la cadera. Este problema también puede aparecer como resultado de la terapia para el cáncer en la infancia. Sobre el tratamiento de la afección, si el médico conoce la razón de su origen, parte del tratamiento se enfocará hacia la causa subyacente. Si la afección se descubre pronto, se recetará la toma de analgésicos y se limitará el uso del área afectada. El tratamiento no quirúrgico puede retrasar el progreso de la enfermedad, pero la mayoría de las personas necesitará cirugía.
Las opciones quirúrgicas son, entre otras: - Un injerto óseo
- Un injerto óseo junto con su riego sanguíneo
- Cortar el hueso y cambiar su alineación con el fin de aliviar el estrés sobre él o sobre la articulación
- Reemplazo total de la articulación
- Extracción de parte del interior del hueso para rebajar la presión y permitir que se formen nuevos vasos sanguíneos.