También llamado desprendimiento prematuro de placenta, es la separación de la placenta del sitio de implantación uterina antes de dar a luz. Es difícil determinar las causas exactas, pero abarcan trauma abdominal por un accidente automovilístico o una caída, pérdida súbita en el volumen uterino (que puede ocurrir con la pérdida rápida del líquido amniótico o el parto del primer gemelo) o un cordón umbilical anormalmente corto. Existen factores de riesgo que pueden contribuir al desprendimiento prematuro de placenta, como: edad avanzada de la madre, consumo de cocaína, tabaquismo, diabetes, alcoholismo, presión arterial alta o alto número de partos con anterioridad. Respecto a los síntomas, son generalmente sangrado vaginal, dolor de espalda y dolor abdominal. Su tratamiento puede incluir reemplazo de líquidos por vía intravenosa y transfusión de sangre. También se hará un control cuidadoso de la madre en búsqueda de síntomas de shock y de signos de sufrimiento fetal que incluyen frecuencias cardíacas anormales. Es posible que se deba realizar una cesárea de emergencia. Si el feto todavía está muy inmaduro y hay sólo una separación pequeña, la madre puede ser hospitalizada para observación estricta y se le puede dar de alta a los pocos días si su estado no se agrava.